En ocasiones los padres decimos cosas que no son muy adecuadas para los niños. Cuidado con hablar mal de los profesores delante de los niños
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Hoy quería hablaros de un tema que siempre surgen en las familias animal de compañía sí o no.
Es bueno tomar esta decisión meditadamente, porque es un ser vivo, no se puede devolver y requiere un compromiso vital.
Hay muchos tipos de animales de compañía, algunos niños se tienen que conformar con tortugas o hamsters por requeriri menos cuidados,pero realmente, y con todo mi cariño por estos animales, su nivel de interacción les sitúa en un nivel muy por debajo de los requerimientos terapéuticos que queremos tratar.
Me refiero a animales de compañía como perros, gatos y algunos conejos, que son mucho más interactivos y divertidos de lo que puede parecer, ahora sí, no dejan un cable vivo.
Las mascotas tienen una característica fundamental que nos moviliza: la interacción. Cuando tienes un animal tienes que reorganizar tus prioridades, porque desde el heno de los conejos, la arena de los gatos a los paseos de los perros todos piden eso a nivel fisiológico, pero también necesitan sentirnos cerca, acompañados.
Las obligaciones profesionales hacen que muchas personas no se puedan decantar por un perro, ya que hay que sacarle 3 veces al día y hay personas que se van por la mañana y no vuelven hasta la noche.
En estos casos, un gato puede ser una buena compañía. Es cierto que son independientes, pero también saben elegir el momento de socializar, son juguetones y graciosos. Para niños pequeños pueden no ser muy adecuados por las uñas, y es necesario castrarlos para evitar que rocíen de orín toda la casa.
Os voy a intentar hablar de los beneficios y también de algunos inconvenientes que pueden tener los animales de compañía para determinados segmentos de población
MASCOTAS EN FAMILIA
El principal problema es la necesidad de involucrarse todos en el cuidado del animal, bien sea alimentarlos y limpiarles la gatera o simplemente jugar un poco con ellos. Es un animal que requiere menos cuidados, pero interactúa menos con la familia, especialmente con los niños.
Suele ser bastante bueno con adolescentes (siempre se acurrucan en las crisis sentimentales ante el pobre adolescente hundido), no falla. Pueden surgir problemas con gatos “escapistas” con lo que en caso de vivir en un piso a veces hay que tener un cuidado extremo con las ventanas, pero son buena compañía con un bajo nivel de mantenimiento.
En el caso de los perros siempre surge el problema de base: los niños quieren un perro, pero los saca el padre (primero a regañadientes, luego se enamoran de ellos.
Un perro en una familia tiene que ser adecuado al espacio disponible. Hay perros pequeños y más tranquilos aptos para vivir en una casa, y por el contrario los más nerviosos y que necesitan actividad constante, son mejores para vivir fuera de la ciudad y poder hacer paseos más completos.
En general, un perro en la familia puede hacer que los niños se despeguen cinco minutos de la PS4 (milagro), para jugar con el perro, que demandará su atención o para bajarle un ratito al parque a pasear si tiene la edad suficicente.
También hace compañía a los padres (ni que decir tiene cuando sus pequeños se convierten en adolescente con nuez que viven aislados en su cuarto y contestan con monosílabos).
El perro siempre va a ser más agradecido que el adolescente, o al menos yo nunca he visto un adolescente haciendo fiestas a sus padres excepto por dos motivos: necesitan dinero o le han dado un golpe al coche.
Un perro es el pepito grillo del médico que nos dice que todos los días tenemos que caminar, y tanto los paseos por el parque del barrio como algunos más completos en plan excursión, pueden convertirse en momentos muy gratos para los dueños y sus perros
LAS MASCOTAS Y LOS NIÑOS
Las mascotas están especialmente indicadas para niños que son hijos únicos, niños con dificultades de habilidades sociales o muy tímidos. Los perros, por ejemplo, tienen una cualidad empática inigualable, mirar directamente a los ojos de sus dueños como queriendo comunicarse con ellos, no con palabras, con el corazón.
Un niño que se siente solo puede encontrar su mejor amigo en una mascota, con la que jugar, a la que cuidar, enseñar trucos, correr por el campo o simplemente dormir la siesta.
En niños hiperactivos, un gato puede ser más adecuado, porque si el niño está agitado se irá, mientras que cuando el niño esté jugando o sentado, es frecuente que se siente en sus rodillas a ronronear, ejerciendo un efecto muy relajante.
Es bueno que los niños amen a los animales, pero CUIDADO, nunca dejéis que un niño se acerque de improviso a tocar a un perro, tal vez el perro no sea amigo de los niños o se asuste y podemos tener un problema muy serio.
LAS MASCOTAS Y LAS PERSONAS MAYORES
En mi opinión la mejor medicina para una persona mayor es una mascota: el antidepresivo perfecto, la compañía, alguien a quien ofrecer y recibir cariño.
Dependiendo de la edad, la elección de la mascota puede ser completamente diferente. Personas con movilidad reducida, obviamente pueden optar por un gatito que hará que no se sientan tan solos (probablemente terminarán hablando con él, que siempre es mejor que hablar solo). La sensación de compañía, sus maullidos pidiendo comida o mimos, movilizan a la persona mayor que no se queda absorta en su sensación de soledad.
A las personas “mayores”, que de mayores no tienen tanto, pongamos los 7.0, un perro sería ideal. Ha llegado el momento en que no existen obligaciones laborales pero los tres paseos diarios, y el contacto con los dueños de otros perros pueden ser muy alentadores para estas personas. Pasear, ver juntos la tele, ponerle la comida o darle un trozo de pan cuando andan mendigando, son cosas que pasan, y parecen pequeñas pero en el mundo de las personas mayores, todo lo que pasa es bueno y positivo, es un contacto con la realidad, un salir de su confinamiento mental en el que ellos mismos se encierran con el triste pensamiento de la soledad.
Beneficios de una mascota para una persona mayor
Y TÚ, ¿CUÁNTOS AÑOS TIENES?
Hay personas que nacen siendo ya adultas, y personas que por su actitud ante la vida, permanecen siempre jóvenes.
¿Y por qué algunas personas mantienen su espíritu joven y otras viven como si el mundo fuera una retahíla de quejas somáticas y expresiones negativas hacia el futuro?
Leer más¿NUNCA HAS IDO AL PSICÓLOGO? COSAS QUE IGUAL QUIERES SABER
Para algunas personas la Psicología, el trabajo del psicólogo es un mundo un poco desconocido, y se pueden tener ciertas ideas preconcebidas, algunas positivas y otras negativas sobre nuestro trabajo.
Es normal tener un cierto nerviosismo "la primera vez", en cualquier caso es evidente que quien va al psicólogo es porque tiene algún problema, y contárselo a un perfecto desconocido puede producir cierto apuro. Nos hacemos cargo, es completamente normal. Sin embargo, y como premisa fundamental hay que tener en cuenta que el psicólogo se interesa por tu problema y te puede hacer preguntas tal vez muy personales, pero cada una de ellas está en relación con tu problema. Todo lo que te pregunta es para recopilar información que le sirva para formular una hipótesis y orientar el tratamiento.
Puedes estar tranquilo, los psicólogos NO JUZGAN a las personas, y tampoco SE ESCANDALIZAN por situaciones o problemas que puedas considerar incómodas. Trabajamos duro, incluso antes de terminar la carrera, para familiarizarnos con los diferentes tipos de pacientes y los problemas, hasta los más "delicados" para nosotros no lo son tanto, en el sentido de que lo que buscamos es un tratamiento efectivo: comprendemos las reacciones emocionales e intentamos darle una respuesta adecuada.
Una cuestión fundamental es diferenciar entre la ESCUCHA EMPÁTICA y el CONTAGIO EMOCIONAL. Un psicólogo comprende tu dolor, pero no sufre tu dolor. Es la diferencia entre poder ponerse en el lugar del otro y empatizar con sus sentimientos y sufrir los problemas del otro. En caso de que un psicólogo haga suyos los problemas de un paciente, tiene que derivarle inmediatamente, ya que la objetividad es fundamental en nuestro trabajo, y esto se pierde si existe contagio emocional.
En consonancia con esto, algunos pacientes (muchos) suelen preguntarnos: ¿cómo podéis estar escuchando problemas todos los días y no veniros abajo? Porque nuestro trabajo es más análisis de problemas y situaciones, entendiendo la emoción como parte del proceso, pero obviamente no experimentamos TOC, depresión, ansiedad, problemas de autoestima o una disfunción sexual por día.
Obviamente el trabajo del psicólogo con cada paciente tiene la parte visible: la hora de consulta y la parte que el paciente no ve: el estudio del caso, la reflexión, la búsqueda del tratamiento más efectivo en cada caso. Eso ciertamente a veces nos puede llegar a preocupar más allá de las horas de trabajo "visibles" e "invisibles", como cualquier profesional que se encuentra con un problema con una solución más complicada.
Otra cosa que suelen decir los pacientes es "ya sé que mi problema es una tontería con los problemas tan grandes que tienen las personas”. En realidad la magnitud del problema para nosotros no depende de la gravedad en si, sino del sufrimiento que le está causando a la persona. No valoramos los problemas como "gravísimos o tonterías". Valoramos la ecuación: persona con un problema que le produce un sufrimiento y hay que ayudarle a solucionar.
Los psicólogos solemos ser personas cercanas, tal vez porque es una profesión muy vocacional, y en la que todos entramos "para salvar almas" y terminamos la carrera sabiendo que tan sólo somos un vehículo para que el paciente consiga su propia mejoría: vamos aterrizando en el mundo y quitándonos todos los clichés hasta convertirnos en unos fontaneros de las emociones. Ese punto, cuando alcanzas esa humildad de saber que tienes un trabajo delicado, pero que todo está en manos del paciente, es cuando alcanzas la humanidad para empezar a consolidar los conocimientos científicos con el conocimiento de la persona en su mundo emocional.
Y estudiamos, mucho. Somos muy ratoncitos de biblioteca. La Psicología es una Ciencia en permanente cambio y hay que estar al día de los tratamientos más efectivos, por otra parte, es tan amplio el mundo de los problemas psicológicos que a veces necesitamos buscar información sobre temas que son especialmente complicados o poco habituales.
Y nos gusta la gente, claro, pero también sabemos que hay momentos que nos tenemos que poner un poco más serios. Tu psicólogo no es "tu colega", ni tu consejero 24 horas al día, y a veces tenemos que dejar claro la diferencia entre psicólogo y paciente, que están al mismo nivel, pero en diferente plano: uno va a solucionar un problema y otro está para solucionarlo, buscando una relación cómoda y cordial y de plena confianza, pero evitando algunas situaciones (como el paciente demandante que te llama 4 veces en una semana, que te cambia las citas 37 veces o que después de no haber hecho absolutamente nada de lo recomendado para realizar durante la semana te exige "herramientas".
Así que si vas a ir por primera vez al psicólogo, piensa que estás con alguien que se va a preocupar sinceramente por tus problemas con el objetivo de solucionarlos, que comprende tu llanto, pero no le incomoda,, sólo siente que sufras, no juzga lo que tu mismo te juzgas y lo más probable es que si le digas "igual esto le escandaliza" te mire enarcando a ceja. Somos bastante difíciles de escandalizar (para eso están las prácticas supervisadas de los primeros años de profesión).
Acude sin miedo. No estigmatices esta profesión: nosotros mismos debemos hacer terapia cada cierto tiempo para tomar oxígeno, para que nos cuiden como nosotros cuidamos, y es bueno que así sea.
Por cierto: fuera de la consulta ni leemos mentes ni "psicoanalizamos" a las personas: sufrimos, metemos la pata y tenemos problemas al más puro estilo "en casa de herrero cuchillo de palo", y eso nos hace más humanos y nos enriquece vitalmente. Yo personalmente considero que como personas que somos, es normal que pasemos por baches y situaciones que nos hacen comprender mucho más la parte emocional de los problemas de los pacientes.
Y...que tengáis buen lunes. Elegid bien la banda sonora de esta semana, que la música ejerce una gran influencia sobre el estado de ánimo.
TRASTORNOS PSICOLÓGICOS ASOCIADOS AL TOC
El TOC se presenta en muchos trastornos asociados como la depresión, baja auotestima, Gilles Tourette, Trastorno Dismórfico corporal
Leer másTRATAMIENTO PSICOLÓGICO DE LOS TICS
Según diversas teorías, un tic es un hábito aprendido que ha alcanzado la máxima fuerza del hábito; por lo tanto, sería posible extinguir el hábito estableciendo un hábito negativo o incompatible, consistente en la no realización del tic.
Los procedimientos terapéuticos basados en esta teoría son, generalmente eficaces en la eliminación de tics transitorios y crónicos.
Una parte del tratamiento se utiliza con medicación de tipo neuroléptico, como el haloperidol, que buscan una reducción de los tics a través de la disminución de la actividad dopaminérgica en el cerebro.
Esto sería interesante para reducir el síntoma, pero no actuaría sobre el foco del problema, y ahí entra la terapia cognitivo-conductual, encaminada a la extinción de lo que podría considerarse un hábito aprendido como respuesta a una situación ansiógena.
Respecto a las técnicas psicológicas, el procedimiento de inversión de hábito es considerado el tratamiento principal de los trastornos de tics, y tiene como objetivo enseñar un hábito deseable y que, dadas las condiciones del trastorno, deje de provocar un notable malestar o deterioro significativo en áreas sociales, laborales u otros ámbitos del individuo.
El objetivo principal del biofeedback, es dar a conocer al paciente acerca de los procesos fisiológicos de los que ordinariamente no es consciente, haciendo posible que de este modo sea capaz de controlarlos o modificarlos.
El objetivo del autorregistro es poder obtener datos sobre los tics del paciente en el momento que ocurren.
Estas técnicas perfectamente pueden ser ejecutadas por separado, pero demuestran una gran efectividad cuando se mezclan.
El tratamiento concreto a seguir con un niño en particular no consiste en la aplicación de una técnica estándar, sino que depende de los datos obtenidos en la evaluación previa realizada.
Técnicas como el Biofeedback son utilizadas en distintas áreas tanto somáticas como psicológicas; es así como puede tratar problemas neuromusculares como la hemiplejía, parálisis cerebral, discinesias, tics faciales, distonías, etc.; Así como problemas mentales como la ansiedad, fobias, obsesiones, histerias, depresión, etc.
Otra forma de tratamiento para esta alteración es el método de relajación, ya que la tensión y el nerviosismo inducen o agravan los tics, por lo que es conveniente aprender a relajarse cuando se está nervioso.
También esta técnica está indicada cuando el grado de ansiedad ante situaciones específicas es tan elevado que el sujeto no puede enfrentarse a ellas, evitando dichas situaciones, aunque eso le reporte graves consecuencias. Estos problemas son los llamados clínicamente miedos o fobias.
Los métodos de autocontrol son los que tienen el campo más amplio de intervención.
Son aplicables y muy útiles en general, en la orientación ante los problemas, y también como ayuda a otras perspectivas, en donde su objetivo es enseñar a la persona estrategias para controlar o modificar su propia conducta a través de distintas situaciones, con el propósito de alcanzar metas a largo plazo, añadiendo consideraciones sobre la generalización y el mantenimiento de cambio de conducta.
Cada una de las técnicas señaladas en el apartado anterior, tienen una fundamentación teórica diferente. Es así como la desensibilización sistemática se fundamenta en los principios del condicionamiento clásico de Iván Pavlov.
Aquí, se induce en el paciente un estado fisiológico inhibidor de la respuesta de ansiedad por medio de la relajación muscular, y luego es expuesto a un débil estímulo excitador de la respuesta de ansiedad durante unos segundos. Si la exposición se repite varias veces, el estímulo pierde progresivamente su capacidad de provocar respuestas de ansiedad.
Si un estímulo provocador de ansiedad, por ejemplo, con poca potencia se presenta cuando el paciente se encuentra relajado, tendrá lugar el contracondicionamiento.
La relajación tiene como fundamentación el condicionamiento clásico de Pavlov, ya que ante un estímulo que produce una gran ansiedad y tensión física, se le asocia a un EI(+), la que produce el estado de relajación en el organismo, posteriormente.
Estos procedimientos se preocupan de hacer consciente, en el sujeto, su propia conducta. En este sentido podría ser considerado un automodelaje, en el sentido que es el propio sujeto, a través de sus observaciones quien va corrigiendo y controlando su conducta.
También podemos recalcar que existe una comprensión, por parte del sujeto, de sus sentidos, es decir, al momento de tomar conciencia de su trastorno y tiene la posibilidad de observar su conducta (a través del autorregistro, por ejemplo), se trastoca la noción de esa conducta, este impacto se da por el insight.
La técnica de inversión de hábito incluye varios componentes:
Autorregistro de los tics
Revisión en detalle de los inconvenientes de los tics
Descripción y detección de los tics
Identificación de las sensaciones asociadas con los tics
Identificación de las situaciones que afectan a la ocurrencia de los tics
Aprender a relajarse
Aprender y practicar las reacciones incompatibles con los tics
Ensayo del control de los tics
Apoyo social
Exhibición de la mejora
Otras técnicas derivadas del enfoque conductual, aplicadas en tics y ST son:
Práctica masiva: consiste en que el paciente reproduzca deliberadamente el tic con una frecuencia elevada durante un cierto tiempo (30 a 120 minutos) que incluye varios períodos de ejercicios separados por pequeños descansos.
Se espera que de esta manera se genere cansancio y un impulso inhibidor contrario a la ejecución de los tics, y que la no ocurrencia de estos se vea reforzada por la reducción de la fatiga (Bados, 1995)
Práctica negativa contingente: surgió como una modificación a la práctica masiva. Consiste en que el niño repita el tic tan exactamente como pueda durante 30 segundos después de cada ocurrencia del tic.
De este modo, se busca reducir la ocurrencia del tic haciendo que la práctica deliberada del tic sea contingente a la misma. Esta práctica es un procedimiento aversivo (Bados, 1995).
Biorretroalimentación: técnica en la que por medio de aparatos se da información inmediata y precisa al paciente acerca de los procesos fisiológicos de los que ordinariamente no es consciente, haciendo posible que controle o modifique dichos procesos.
Para el tratamiento del tic, se utiliza esta técnica sobre el nivel de tensión muscular en la zona del tic).
Autorregistro de los tics: Antes de iniciar el entrenamiento y durante una o dos semanas, se ha de obtener un autorregistro diario de la frecuencia y, quizá, de la intensidad de cada uno de los tics en varios momentos y actividades a lo largo del día.
Es conveniente registrar, además las circunstancias de ocurrencia de los tics o las situaciones o eventos que lo agravan o reducen.
El autorregistro permite ser más consciente de los tics cada vez que se producen, lo cual es un paso muy importante para controlarlos.
Además, permite juzgar más objetivamente hasta qué punto los tics están influyendo en la propia vida. El autorregistro debe continuar durante el tratamiento, ya que permite ir viendo los progresos.
Revisión en detalle de los inconvenientes de los tics: Se trata de revisar en detalle con el sujeto todas las molestias e inconvenientes que causan los tics, así como las ventajas y aspectos positivos de reducirlos o eliminarlos.
Descripción y detección de los tics: Estos dos componentes tienen como objetivo que el sujeto sé de cuenta de cómo lleva a cabo sus tics y de la ocurrencia de todos ellos.
Para esto, se pide a la persona que describa en detalle el tic mientras lo realiza deliberadamente. Si no puede ver directamente el tic, puede emplearse un espejo o una grabación de video.
Para enseñar al paciente a detectar sus tics, el terapeuta en la consulta le avisa en una primera fase cada vez que un tic ocurre, y en la segunda fase cada vez que ocurre sin que el sujeto lo haya señalado dentro de un margen de tiempo de unos dos segundos.
Identificación de las sensaciones asociadas con los tics: Se enumeran y se identifican todas aquellas sensaciones que preceden de inmediato a cada tic.
La toma de conciencia y la pronta detección de estas sensaciones permiten eliminar más fácilmente los tics. Por ejemplo, una ligera tensión en el cuello será el origen del estiramiento del mismo.
Identificación de las situaciones que afectan a la ocurrencia de los tics: Se trata de identificar y enumerar las situaciones, actividades y personas que favorecen o dificultan la ocurrencia de los tics, ya que éstos no suelen aparecer por igual en todas las situaciones.
De este modo, cuando el sujeto esté a punto de entrar en las situaciones facilitadoras de los tics o acabe de hacerlo, puede practicar las reacciones incompatibles adecuadas, esto ayuda a prevenir la ocurrencia del tic.
Aprender a relajarse: Como se dijo anteriormente, la tensión puede agravar los tics. Existen varios métodos de relajación. El aprendizaje de la relajación requiere práctica diaria y continuada.
Aprender y practicar las reacciones incompatibles con los tics: Con el fin de frenar la emisión del tic, el paciente aprende y desarrolla un movimiento incompatible con su presentación.
Este nuevo comportamiento no deberá interferir con las actividades habituales y podrá emitirse fácilmente durante varios minutos seguidos. Esta respuesta incompatible permitirá al paciente darse cuenta de la ausencia del tic.
Este es considerado el componente central de la inversión de hábito. La reacción incompatible debe realizarse durante 2-3 minutos aproximadamente, pero sin usar reloj, ya que esto distraería otras actividades. Si el tic ocurre durante el período de 2-3 minutos, se extiende la duración otros 2-3 minutos, hay que proseguir hasta que desaparezca.
Es importante que el paciente juegue un papel activo en la identificación incompatible para cada tic. También debe ser entrenado en cómo encontrar nuevas reacciones a nuevos tics cuando éstos surjan, ya que el cambio de tics es algo muy frecuente, especialmente en el ST.
Ensayo del control de los tics: Antes de poner en práctica los procedimientos para eliminar los tics, el sujeto debe ensayar intensamente a solas hasta adquirir la seguridad de que podrá realizarlos en las situaciones en la vida real.
Para ello tiene que considerar la lista de situaciones facilitadoras de los tics previamente elaborada, seleccionar una de ellas e imaginarse mentalmente esa situación, imaginando también que siente el impulso a realizar el tic.
A continuación, mientras continúa imaginando la situación, el sujeto debe decirse a sí mismo en voz alta lo que hará para controlar el tic (reacción incompatible, relajación) y hacerlo realmente durante algunos segundos, no durante los tres minutos.
Apoyo social: Los padres y los amigos del paciente podrán incrementar su motivación comentando los períodos de ausencia del tic y reforzar de ese modo sus esfuerzos.
Ellos le recordarán la importancia de practicar la respuesta incompatible. Una de las razones por las que pueden haber persistido los tics es que los demás lo han aceptado como algo que no se puede controlar y, en consecuencia, evitan que la persona afectada repare en su problema.
Exhibición de la mejora: Una vez que el niño ha aprendido a controlar sus tics, debe exhibir la mejora conseguida; para ello tiene que buscar deliberada y frecuentemente aquellas situaciones, actividades y personas que ha evitado previamente debido a los tics. Para lo cual se necesitará hacer una lista de dichas situaciones, actividades y personas y planificar con antelación cuándo, dónde y cómo se buscarán.
Con todo lo señalado uno se puede dar cuenta de que esta técnica es muy compleja e incluye un gran número de componentes o cosas a hacer. Por otro lado, la técnica también exige una gran fuerza de voluntad, siendo dudoso que muchas personas, especialmente niños, sean capaces de perseverar en ella.
Antes de dar inicio al tratamiento es necesario, como en todo problema clínico y sobre todo cuando se recibe al paciente por primera vez, realizar una evaluación para obtener los datos y la información necesaria que guiará la elaboración del tratamiento inicial aplicar.
Los niños en edad escolar con TS, como grupo, tienen el mismo nivel intelectual que la media de la población, pero muchos tienen necesidades educativas especiales.
TERAPIA INFANTIL CON PLAYMOBIL
La terapia con Playmobil permite al niño a través del juego mostrarnos sus problemas emocionales cuando son demasiado pequeños para verbalizarlos
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La práctica de ejercicio físico es una recomendación básica para mejorar el estado de ánimo, ya que favorece la liberación de endorfinas, hormonas con propiedades analgésicas, que calman la ansiedad y producen sensación de bienestar.
Igualmente con la práctica de deporte la persona se activa, teniendo más energía.
Por todo ello, una de las recomendaciones terapéuticas básicas en muchos trastornos psicológicos es la práctica de algún deporte.
No obstante, y a pesar de que en principio cualquier ejercicio físico sería recomendable, el Padel resulta especialmente atractivo por las ventajas globales que se obtienen en diversas patologías por ejemplo:
DEPRESIÓN
La actividad física produce una activación general del organismo con sensación de dinamismo y energía. El paciente deprimido suele presentar un cuadro de decremento de la actividad que hay que frenar (de hecho la activación conductual suele preceder a las técnicas cognitivas).
Las personas con depresión están permanentemente rumiando sus pensamientos catastrofistas y sus sensaciones de tristeza.
Al practicar un deporte como el Pádel, en el que necesita incrementar su concentración descentrándola totalmente de sus propios problemas, conseguimos una desconexión básica entre el paciente y su problema, lo que le produce una sensación de alivio en su sintomatología.
Obviamente es imposible intentar devolver una pelota y estar a la vez rumiando los pensamientos catastrofistas que suelen acompañar a estos pacientes.
Probablemente con cualquier actividad física conseguiríamos la ansiada liberación de endorfinas, pero hay deportes individuales y que se realizan de forma rutinaria (pesas, footing, bicicleta) que no exigen la concentración extrínseca.
ANSIEDAD
El paciente con ansiedad suele presentar problemas de tensión acumulada que no pueden aliviar de forma natural, lo que les produce hiperactivación, problemas musculares, hiperventilación con el consiguiente incremento de la sensación de angustia y nerviosismo, dificultades para conciliar el sueño y en muchos casos ingesta compulsiva.
Cualquier deporte que consiga la liberación de la tensión acumulada sería recomendable: boxeo, spinning, natación, ciclismo, pero.... ¡cualquier amante del Padel puede hablará maravillas sobre la sensación de descarga de tensiones al practicar la volea!
FOBIA SOCIAL
Las personas que padecen fobia social experimentan una fuerte ansiedad al intentar establecer relaciones sociales.
Habitualmente están pendientes del juicio de valor (negativo, por supuesto) que pueda emitir la otra persona, y sus pensamientos catastrofistas les llevan a evitar el contacto con otras personas.
La cuestión no es que no quieran establecer relaciones personales, simplemente la sensación de ser evaluados negativamente, el miedo al rechazo social les paraliza.
El principio terapéutico que se aplica con estos pacientes es la exposición a situaciones de interacción social, y mediante la práctica del Padel se consigue que pasado el momento inicial de presentación a sus compañeros, puedan establecer de forma mucho más natural relaciones personales, ya que nuevamente nos encontramos con la imposibilidad de estar concentrado en la práctica de este deporte y sus propias cogniciones de corte autodevaluativo.
Durante el tiempo que dura el partido o la clase, establece de forma más natural una relación personal de tipo cooperativo, incrementando su capacidad empática y teniendo que desarrollar una adecuada teoría de la mente encaminada a establecer una estrategia de juego.
Es un deporte cooperativo en el que las personas que lo están disfrutando aprenden de forma natural a relacionarse. Por otra parte,, a pesar de la lógica competitividad, es un deporte de cortesía en el que no es común la devaluación entre compañeros ni contrarios, desgraciadamente frecuente en otros deportes de equipo.
DIFICULTADES PARA ESTABLECER RELACIONES PERSONALES POR CAMBIOS EN LA SITUACIÓN PERSONAL
Es frecuente que personas que acuden al psicólogo por rupturas sentimentales, o simplemente porque su círculo de amigos se ha ido deteriorando, encuentren dificultades para encontrar nuevas amistades.
Muchos no quieren entrar en el círculo de la noche, conscientes de la dificultad de establecer relaciones personales con un círculo amplio y con intereses que muchas veces son absolutamente diferentes de la búsqueda de una nueva pareja.
Mediante la práctica del Padel, al igual que ocurriría con el senderismo, clubs de cicloturismo, etc, es fácil incrementar el círculo de amistades.
En el caso concreto de este deporte, el apuntarse a torneos, retos, etc, facilita tremendamente el acceso a personas con intereses similares: práctica de deporte, amistades sanas, rápido incremento del círculo de amistades.
Además, al practicarse de una forma muy extendida mediante partidos mixtos, el acceso a nuevas amistades es muy variada. Por otra parte, es un deporte apto para un amplio rango de edad y diferentes condiciones físicas, no existen limitaciones en este punto
ESPECIALMENTE ÚTIL PARA NIÑOS
No todos los niños tienen las mismas cualidades físicas. Es común que el niño que no le guste el futbol o que sea menos hábil sea objeto de burla por parte de sus compañeros.
Estos niños tienden al aislamiento e inadaptación escolar. Muchos encuentran deportes que les gustan y son fantásticos para su desarrollo personal (artes marciales, natación, etc),
Pero volvemos al problema de la individualidad o colectividad, el desarrollo personal (necesario) o el desarrollo de las habilidades sociales que proporciona un deporte de equipo.
En el Padel, un profesor con la preparación necesaria para trabajar con niños puede ser un instrumento terapéutico muy potente: ayuda a cada niño a mejorar su potencial, desarrolla la cooperación necesaria y suele establecer una equidad en sus correcciones técnicas que hace que los niños se encuentren apoyados en sus avances y parte de un equipo.
En definitiva, cualquier deporte es recomendable para personas con algún problema puntual en su adaptación psicológica, y lógicamente hay que respetar y alentar cualquier preferencia personal del paciente, pero, en caso de que pidan mi recomendación profesional, suelo recomendar el Padel por:
1. Actividad física apta para cualquier edad y prácticamente cualquier forma física de base
2. Resultados rápidos y progresión constante, lo que supone un reto personal para el que lo practica y una mejora de la autoestima y la autoaceptación de forma progresiva
3. Facilitador de la relación personal y la cooperación.
4. Deporte de cortesía: los casos de crítica sobre la ejecución del compañero son aislados, siendo lo habitual el reforzamiento del compañero
5. Mejora de la coordinación en niños e incremento de su autoestima y sensación de aceptación por sus pares
MINDFULNESS EN EL COLEGIO: ESTA SÍ QUE SERÍA UNA BUENA ACTIVIDAD
El mindfulness es una técnica de toma de conciencia de nuestras propias emociones que puede ser extraordinariamente útil para los niños
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Tal vez esta confesión suene demasiado intimista o para algunos agresiva. Estoy segura que para aquellos que han padecido o padecen un proceso oncológico, comprenderán perfectamente que no hay que poner siete lacitos monos a una frase que lo que busca es dejarnos de tonterías e ir directo al problema.
Hace muchos años ya que soy psicóloga, y algunos de los trastornos que trato como ansiedad, depresión, obsesiones, miedo los he vivido con esta enfermedad (y no: no los gestiono mejor por ser psicóloga, que cuando viene una cosa así no te aplicas casi nada).
A veces me aplico las cosas que sé, otras las mando a hacer puñetas y caigo un poquito en barrena hasta que reflexiono: una persona normal.
El hecho de conocer la teoría las “herramientas” (odio esta palabra con avaricia), yo le llamo sugerencias, abrir la mente, dar opciones, enseñar técnicas, etc, supone en muchos casos un mucho de estudio, un más de reflexión intentando dar vida a los “sujetos” de los que nos hablan los libros y un todo de la experiencia diaria.
En algunos casos, esa experiencia es vicaria, es a través de lo que otros pacientes han padecido y te enseñan algunas características que no están en los libros.
Pero hoy hablamos de cáncer. Al final os pongo un poema, es sobre amor, y el cáncer también es amor, o más bien, de una época en la que temes perder todo el amor, simplemente desaparecer.
He tardado tres años en poder escribir sobre esto, a pesar de tener completamente normalizada mi situación, pero sentirme preparada para decir: ven, yo te entiendo, yo puedo anticipar tus miedos y enfados, tus negaciones, las tiradas de toalla, la debilidad, la apatía, la culpabilidad, eso…. se tarda un poco en digerir.
La vida me trajo este “regalito” en la forma que a mi me vienen las cosas, un poco a lo bestia, in extremis.
Si hay que tener un tumor que sea bien grande, el suspense hasta el final! y el spoiler está servido, aquí estoy, escribiendo y dispuesta a poner mi parte técnica de psicóloga y mi parte humana de sobreviviente de cáncer para ayudar a otros.
Mi objetivo no es sólo tratar a personas que padecen un cáncer. En este punto hay que trabajar las emociones: la negación, la rabia, la frustración, el miedo, la incertidumbre, el desconsuelo, la desesperanza, la pérdida (esperemos que momentánea) de todo aquello que nos hacía ser personas felices, autónomas…sanas.
Hay que trabajar los miedos antes de las pruebas, la espera de resultados, los miedos en las revisiones, el querer parar, el querer dejar el tratamiento por agotamiento…
También aparece el sentimiento de culpa, que yo no acepto ni en los fumadores con cáncer de pulmón: desde el minuto que hay un fumador sin cáncer, la culpa no es de la persona, que ha podido tener más papeletas, pero las células malignas anidan hasta en el pulmón más sano.
Hay que trabajar emociones, conductas, ayudar en los miedos, atender el pánico, saber que un enfermo oncológico no tiene una hora de visita semanal, tiene un terapeuta a su lado, hombro con hombro, y si es a las tres de la mañana cuando entra el terror, pues a las tres de la mañana. El pánico no tiene horarios.
He visto tanto, y he experimentado tanto, que se abrió un mundo delante. Igual pensáis que un mundo horrible, a nivel personal. No tanto, conseguí un manejo de la situación bastante óptimo (risoterapia, desdramatizar, mucha respiración abdominal, muchas autoinstrucciones positivas).
Para el resto de los días, todo el trabajo personal fundamentado en la Psicología, en el manejo de emociones y conductas me ayudaron en este proceso.
El enfermo oncológico necesita ayuda, personas o un terapeuta que se anticipe a los problemas (como el manejo de efectos secundarios, y poder hablar en un espacio seguro de sus miedos.
Un espacio seguro no es tan fácil de conseguir: en mi caso no fue mi familia, en concreto mis hijos, porque me sentía culpable de “lo que les estaba haciendo”.
Mis miedos los dejaba para mi mejor amiga, psicóloga también, pero que llegó a contagiarse emocionalmente de tal forma que años después me confesó que durante mi cáncer de pecho a ella le dolía el pecho izquierdo constantemente.
Aprendí de ellos, de mis “compañeros” de quimio, de mis “compañeros” de radio, de mis “compañeras” de gimnasia oncológica. Algunos ya no están, pero me dejaron sus lecciones.
A mi desde el diagnóstico, que era una bola negra king size, hasta el comienzo del tratamiento, me supuso un shock de 4 días en los que me aislé (y mejor, porque sólo decía tonterías sin sentido).
Necesité ese tiempo para recolocarme, me hice un duelo express, y pasé a la aceptación y compromiso (técnicas psicológicas), y me di cuenta que en un proceso oncológico te puedes repasar todas las emociones y conductas alteradas, y que para cada una hay una forma de abordarlas y minimizarlas.
Pero no sólo hay que tratar al paciente oncológico: los seres más allegados, los soldados de infantería, necesitan ayuda.
Sufren, también se sienten culpables, soportan nuestras bajadas a los infiernos, se preocupan cuando estamos especialmente débiles, cuando nos dan un mal resultado, cuando nos negamos a seguir el tratamiento, cuando decidimos que queremos morirnos porque no podemos más, lo malos humores, las exigencia.
Algunos resultan muy heridos por esta situación: ellos TIENEN que ser valientes porque no tienen un cáncer. Pero, ¿cómo ser valiente si tu ser querido está herido de muerte?
Aparece la depresión, la ansiedad (ésta la ponemos en mayúscula), el aislamiento social, algunos rencores por aquellos que “no estuvieron a la altura”, y especialmente, el cansancio de poner buena cara con la que está cayendo.
Os cuento todo esto para deciros: Tres años después de mi remisión del cáncer, me siento preparada para hacer un hueco preferencial a estos pacientes, que necesitan tanto y que sólo estando absolutamente preparada puedo afrontar con mi experiencia como terapeuta y como paciente.
Os dejo el poema prometido, os avisé: habla de amor, pero para mi el amor a la vida es el mayor de los amores.
Si necesitas mi mano: yo tengo dos.
“Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe”.
Lope de Vega
LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA EN ALZHEIMER
La orientación espacio/tiempo/persona supone el conocimiento que el sujeto tiene sobre su entorno espacial y temporal, y se relaciona con capacidades cognitivas como memoria a corto plazo, atención, vigilancia, conocimiento autobiográfico y proyección en el futuro.
Leer másEL PROBLEMA DE SENTIR O NO SENTIR LAS EMOCIONES
Mucho se habla de la EMPATÍA, está de moda colar en cualquier tema referido a nosotros mismos o para despellejar a alguien el "es que no es empático", o "yo soy muy empática".
Parece como que ser empático ya nos salve de todos nuestros pecados, y nos convierta automáticamente en buenas personas.
Ser empático es estupendo, siempre y cuando no derive en un contagio emocional, por el que al final, en vez de comprender el sufrimiento ajeno lo sentimos como propio, convirtiéndonos en "la novia en la boda, el muerto en el entierro....".
Dejemos la empatía como esa cualidad de comprender, dejándola fuera del concepto "sentir".
Pero en realidad lo que me interesa ahora no es la cualidad empática. Lo que me preocupa es la frialdad emocional, el embotamiento afectivo, la pérdida de capacidad de sentir emociones básicas y necesarias.
A veces ocurre, por distintas causas, en algunos casos son orgánicas, como en la esquizofrenia, en otras son sobrevenidas por situaciones traumáticas o el cúmulo de emociones negativas que hace que la persona se anestesie emocionalmente.
A continuación tenemos algunos conceptos que se podrían denominar "trastornos de la emotividad":
APLANAMIENTO AFECTIVO o indiferencia emocional. En este caso la persona se muestra indiferente al sufrimiento/bienestar propio y de los demás. Se presenta en esquizofrenia, retraso mental, autismo y en trastornos orgánicos cerebrales.
FRIALDAD EMOCIONAL Común en los sociópatas, que sí tienen sentimientos propios pero son incapaces de sentir el sufrimiento de los demás.
SENSACIÓN DE "NO SENTIR NADA" es diferente del aplanamiento afectivo y de la frialdad emocional ya que el individuo es consciente de esta falta de emociones y sufre por ello.
El sujeto se siente vacío y muerto, ante la incapacidad de sentir nada, ni alegría ni dolor, ni cariño por amigos o familiares.
DISOCIACIÓN O INCONGRUENCIA IDEO-AFECTIVA: no existe una equivalencia entre lo que la persona siente y piensa o en cómo lo manifiesta y la emoción en sí misma.
RISA O LLANTO INISTENSIONAL, PARATIMIA O INADECUACIÓN AFECTIVA: la expresión emocional no se corresponde con el contexto en el que se produce y la expresión emocional que desencadena.
PARÁLISIS PSEODUBULBAR, LESIÓN EN LOS TRACTOS CORTICOBULBARES. el paciente tiene episodios de risa o llanto, o ambos a la vez que son difíciles de interrumpir una vez que se desencadenan. (No guardan relación con un estado emocional concreto).
PROPORCIONALIDAD EMOCIONAL: relación cuantitva entre el estímulo y la respuesta emotiva.
RIGIDEZ AFECTIVA: el sujeto no se desprende fácilmente de un estado emocional y permanece bajo su influencia a pesar de que cambie la situación o contexto en el que se ha dado esa reacción emocional.
También se llama adherencia emocional, y supone presentar siempre el mismo tono afectivo independientemente de la situación. Se presenta en demencias y enfermedades cerebrales.
IRRITABILIDAD, TENDENCIA ESPECIAL AL ENFADO. el sujeto se molesta con facilidad ante las menores dificultades de la vida
MAL GENIO: actitud de tendencia al enfado muy prolongada, sin estar mediada por factores específicos
MAL CARÁCTER: rasgo de personalidad, con tendencia a la ira y el enfado. Viene mediado por la forma de interpretación su mundo, a las personas y el contexto.
AMBIVALENCIA EMOCIONAL: emociones opuestas frente a una situación que coexisten, como podrían ser el amor-odio.
PUERILIDAD: estado eufórico, con tendencia a la superficialidad (también se conoce como moria), y se presenta en lesiones del lóbulo frontal, esquizofrenia, retraso mental, intoxicaciones metabólicas e intoxicación con estimulantes.
LABILIDAD EMOCIONAL: continuos cambios en el estado de ánimo sin estar presente un estímulo desencadenante, pudiendo pasar de la risa al llanto.
Puede suceder en trastornos como el bipolar (fase manía), delirium, lesiones del lóbulo frontal y demencias. Se asocia con la incontinencia emocional (no puede controlar sus emociones). Es propio de la personalidad limítrofe.
ANHEDONIA: incapacidad para experimentar placer. Es uno de los síntomas nucleares de la depresión.
ALEXITIMA: incapacidad para reconocer y expresar las propias emociones. Esa "frialdad emocional" al no saber dar respuesta, les puede causar un empobrecimiento en sus relaciones personales.
Suelen presentar quejas de tipo psicosomático. Puede estar motivado por una situación traumática vivida o por una depresión enmascarada.
¿EXISTE TRATAMIENTO?
Enseñar a las personas a identificar sus emociones es posible, también es posible "reconectar" ese cable que debería unir la situación-su procesamiento cognitivo y su expresión emocional.
Muchas personas han crecido en ambientes en los que socioculturalmente la expresión de emociones no estaba bien vista, y han suprimido o intentando obviar dichas emociones hasta dejarlas dormidas en su interior.
Otras veces el miedo a sufrir ante la emoción paraliza al paciente.
Es recomendable, intentar abordar el problema de la inadecaución/ausencia de responsibidad emocional, ya que el hombre es mente y también es emoción, y la emoción, sea buena o sea mala, nos ayuda a vivir una vida plena, aceptando que todo el abanico de emociones que experimentamos son parte de algo tan bello como es sentir.
PENSAMIENTOS OBSESIVOS CON LA EX-PAREJA: NORMAL Y EVITABLE
Cuando una relación termina se empieza un comienzo de duelo y reconstrucción personal duro y desesperante.
Hay parejas que ya no funcionaban desde hacía tiempo, pero siguen manteniéndose unidas por la comodidad o el miedo a la soledad, sin ser conscientes que ningún miedo ni dolor es superior al goteo constante de sufrimiento por el que están pasando.
Hasta la peor de las parejas tiene aspectos positivos: tener a alguien cuando llegas a casa, que te calienten los pies en las noches frías, sentir la presencia de alguien, el “ruido” dentro del hogar, compartir gastos, poder ir a sitios que la persona ni se plantea ir sola (como al cine), y una larga lista de “pros” dentro de la relación.
El “contra” muchas veces es más fácil de resumir en: sentir la soledad en compañía, algo que si nos valoramos un poco no deberíamos consentirnos.
Cuando una persona pierde una relación puede sentir incredulidad (a pesar de que las cosas no se producen de golpe, llevan un proceso con muchas pistas que no queremos ver), y luego aparecen pensamientos obsesivos respecto a la ex-pareja.
Se intenta buscar un por qué, qué es lo que falló, se fantasea con la posibilidad de un retorno, se recuerdan los buenos momentos y las cualidades de la otra persona, y especialmente se piensa que jamás se volverá a ser feliz, que jamás encontrará a alguien como la pareja perdida.
La base psicológica de estos pensamiento se encuentra en el refuerzo positivo que nos proporcionaba la pareja (incluso la peor de ellas).
El sentimiento de seguridad, tener a alguien que nos da los buenos días, hablar al llegar del trabajo, los fines de semana de ocio… recordamos lo bueno, lo que nos gratificaba y focalizamos nuestra atención en estos aspectos, llegando a sobrevalorarlos.
En esta situación, que supone una idealización completamente subjetiva, la persona debe tener muy claro aquellos aspectos de la relación que le hacían infeliz.
Probablemente las discusiones, las faltas de respeto, el distanciamiento se estén pasando por alto, no percibiendo que la pareja, a pesar de esa gratificación, causaba un sufrimiento que ahora pasamos por alto: nos centramos y ensalzamos lo bueno.
Cuando a una de estas personas que está pasando por esta situación tan delicada, se le pregunta si “echa de menos la situación o la persona”, se quedan en principio muy sorprendidos, y cuando lo analizan la respuesta que dan, suele ser “la situación”. Es en ese punto en el que tenemos que trabajar.
No se trata de enseñar al paciente a “odiar” a su pareja, de fomentar el resentimiento, simplemente tienen que recordar el pasado con lo bueno, pero también con lo malo, incluso reconociendo su parte de responsabilidad en la ruptura (aprendizaje fundamental en futuras relaciones).
Cuando la persona consigue encuadrar su relación pasada en lo que fue, cuando se siente capaz de reconocer que aquello no funcionaba, tal vez esté preparado para dejar marchar su pasado, y sea el momento de centrarse en si mismo, en su recuperación.
Olvidar el pasado no es que no haya existido, es recordar las anécdotas, los buenos momentos como parte de nuestra vida, con una cierta ternura, como cuando piensas en tu hijo adolescente y larguirucho y recuerdas aquel momento en que te echaba sus bracitos regordetes pidiendo un beso, y no por ello ansiamos que se mengüe y vuelva a ser un bebe.
La tarea de perdón y reconciliación con uno mismo en ocasiones necesita la ayuda terapéutica para dejar en primer lugar que la persona pueda expresar sus emociones, descargarlas, y luego ayudarles a través de tareas programadas a ir venciendo la obsesión dirigiéndoles hacia el pensamiento racional.
Mención especial cabe en el tratamiento de estas personas, el fortalecimiento de la autoestima y la programación de actividades de ocio en las que encuentre una gratificación interna.
Desgraciadamente las relaciones, en las que nos adentramos con tanta ilusion, no siempre salen bien, y cuando así sucede, es mejor dejar partir a la persona y seguir el camino en solitario.
Nunca se sabe por cuánto tiempo, por lo que habrá que prepararse para una nueva forma de vida, en la que el pasado no limite nuestro presente.
Se deja de querer…
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía
y no saber de pronto qué cosa se nos fue.
Se deja de querer…
y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed,
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer…
Y es como el ciego que aún dice adiós llorando
después que pasó el tren,
o como quien despierta recordando un camino
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer…
como quien deja de andar una calle sin razón, sin saber,
y es hallar un diamante brillando en el rocío
y que ya al recogerlo se evapore también.
Se deja de querer…
y es como un viaje detenido en las sombras
sin seguir ni volver,
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer…
y es como un niño que ve cómo naufragan sus barcos de papel,
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer…
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y solo así supimos… que se marcó en la piel.
Se deja de querer…
y no se sabe por qué se deja de querer.
José Ángel Buesa
TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO EN LA INFANCIA
Hay niños que tienen la costumbre de poner las cosas en fila o no pisar rayas. Esto no es TOC. El TOC tiene que cumplir ciertos criterios específicos
Leer másHAY UN TIEMPO PARA CADA COSA. MEDITA SOBRE LO QUE PROCEDE
“Hay un tiempo para todo
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
un tiempo para nacer, y un tiempo para morir;un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar;un tiempo para matar, y un tiempo para sanar;un tiempo para destruir, y un tiempo para construir;
un tiempo para llorar, y un tiempo para reír;un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto;un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas;un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse;un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir;un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar;
un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser;un tiempo para callar, y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar, y un tiempo para odiar;un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.
El problema viene cuando no respetamos los tiempos para cada cosa, no ”
El problema viene cuando no respetamos los tiempos para cada cosa, no dejamos que la vida fluya al compás de la situación, y surge el malestar.
Queremos recibir los frutos sin habernos tomado el tiempo de sufrir plantando y esperando que germinen nuestros esfuerzos, buscando siempre la recompensa rápida, sin aprender a sufrir para lograr.
Y así surgen problemas de frustración (esto le pasa especialmente a la gente joven que piensa que los móviles crecen en los árboles, y la paga es un derecho a cambio de nada).
Otras partes que tienen mucho de psicológico son las que hablan de los tiempos de abrazarse y los tiempos de despedirse (qué difícil resultan algunas rupturas, que se tornan eternas y tortuosas)
También aquellos en que se empeñan en ser amados por el hecho de estar enamorados, y que creen que terminarán consiguiendo que la otra persona se enamore por su perseverancia (entramos en la categoría cansinos históricos).
Estas personas no aceptan un no por respuesta y se mueven en el mundo de las obsesiones y los celos.
Y sí, también hay momentos de rasgar, y acabar con aquellas cuestiones que nos empobrecen (criticar, envidiar, mentir, tener adicciones…).
Hay momentos para romper con ello y construir una vida en que todo aquello que en el fondo nos hería, lo cosamos para que tan sólo quede una pequeña cicatriz
Y sí, también es posible que llegue tiempo de odiar a quien se amó, tampoco vamos a ir por ahí de santitos.
El odio cuando nos dañan es una reacción natural, en la que imaginamos a la persona a la que amábamos sufriendo 17 tipos de torturas, a cual más cruel, si así te quedas mejor, adelante.
El proceso de duelo en una ruptura lleva el odio como una fase, pero ojo: esto no es barra libre: es una fase que tiene que estar muy limitadita en el tiempo, y que se puede cambiar por unas sesiones de boxeo que nos liberen.
El tiempo de odiar debe ser corto, dando lugar a otro momento: el de volver a amarte a ti mismo, en ese momento el odio se convertirá en indiferencia o una sonrisa torcida con un pensamiento “qué cabroncete/a” cuando recuerdes lo que te llevo a romper el amor.
También hay tiempo para la guerra, la lucha, la reclamación….pero no puede ser permanente. Los profesionales de la reivindicación terminan olvidando que una reivindicación debe orientarse al bienestar no a la crispación permanente.
Y sí, tiempo de hablar y de comunicarte, y de expresarte…y tiempo de callar para no dañar o simplemente para algo tan necesario como es escuchar.
Como veis no he seguido el orden de los versos. Intento que volváis sobre ellos, y que os paréis a buscar vuestra propia interpretación.
LA NECESIDAD DE AYUDA PSICOLÓGICA EN LESIONADOS MEDULARES
Hoy quería hablaros de la huella psíquica que padece una persona que tras un accidente ha sufrido una lesión medular y se encuentra en una silla de ruedas (paraplejia).
A nivel abstracto, cualquier persona que no tiene este problema se lo imagina y piensa: "qué espanto", tal vez alguno, especialmente sensibilizado haya llegado a hacer la prueba de intentar vivir un día entero en una silla de ruedas.
Lo encontrará increíblemente duro, pero no se aproxima a la realidad, porque esa persona sabe que al día siguiente continuará caminando.
Imaginemos un chico cualquiera, veintipocos años, deportista, terminando unos estudios, con su grupo de amigos y actividades, novia o novietas y la vida repleta de planes y aventuras.
Un día cualquiera ese chico tiene un accidente de moto, pongamos que se secciona la médula con uno de los famosos guarda raíles asesinos. Cuando se despierta en el hospital le dan la demoledora noticia de que jamás podrá caminar.
Tal vez eso es lo primero que a cualquiera se nos venga a la cabeza cuando nos cuentan de alguien que ha pasado por esto: no volverá a caminar.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja para estas personas: no sólo no van a volver a caminar, su estructura de vida se ha hecho mil pedazos, ya nada, absolutamente nada volverá a ser igual.
Y tendrán que aprender a vivir con lo que tienen. Explícaselo a un chico de veintipocos, su reacción será siempre la misma: pensar en luchar y trabajar para que todo vuelva a la normalidad.
Los problemas ante una paraplejia no pasan simplemente por las barreras arquitectónicas o las costosísimas adaptaciones de la vivienda.
Una persona con una paraplejia tiene que aprender a sondarse en muchos casos, tiene que esforzarse por realizar ejercicios con el tren superior para poder cambiar la postura y no tener úlceras por la posición.
Tienen que ver como algunos de sus amigos les rechazan, y no porque no sean sus amigos, simplemente porque no saben cómo tratarles, porque se sienten incómodos hablando "del partido de baloncesto del otro día" o de "la ruta en bici por el campo".
La persona que ha sufrido una paraplejia muy probablemente necesite ayuda psicológica para superar el hecho de que ahora todo va a ser diferente, y que sí, probablemente consiga tener una vida plena y feliz, pero sabiendo, porque lo experimentó previamente, que la vida puede ser más fácil.
Normalmente la autoestima queda muy dañada, la desesperanza respecto al futuro les haga volverse más callados y taciturnos. Tienden a aislarse del grupo de amigos y de las situaciones sociales en las que se sienten incómodos, recordando cómo eran antes.
El trabajo psicológico con una persona que ha sufrido semejante trance es intenso, doloroso y en muchísimos casos muy gratificante.
Es increíble ver la fuerza de voluntad, el coraje, la valentía de estas personas. Necesitan normalizar su vida y hay que ayudarles a que lo hagan, a que acepten la situación como un hecho del que quejarse no mejorará su vida y empezar a que comprendan que una persona es ante todo una persona, y las cualidades no están siempre en su capacidad para meter goles.
Necesitan actividad física, aprender deportes adaptados que les hagan intentar superarse, salir con los amigos, aprender a manejarse con su discapacidad y dejar de ponerla como una barrera entre ellos y el mundo.
Una parte muy importante del hecho de sufrir una paraplejia es la necesidad de buscar soluciones a la actividad sexual, se necesita una reeducación a este respecto, ya que hay vías y soluciones para poder llevar una vida sexualmente satisfactoria (existen muchas zonas erógenas y muchas formas de recibir placer).
He dicho recibir y no dar, porque las personas con este problema pueden tener erecciones inducidas de forma farmacológica, sin embargo les preocupa su falta de sensibilidad al respecto, y esto es lo que hay que trabajar mediante técnicas precisas que les pueden ayudar a mejorar su vida sexual (y su autoestima).
También hay que tener en cuenta que no sólo la persona que ha sufrido el accidente requerirá un apoyo psicológico intenso: su familia puede requerir ayuda para aceptar la situación e intentar superar el dolor; todos van a tener que reorganizar sus vidas.
De esta forma, cuando veamos alguien en silla de ruedas, jamás debemos sentir compasión, tal vez, en alguna ocasión, debamos preguntarnos si de esas personas que muestran semejante capacidad de superación, nosotros tengamos algo que aprender.
TERAPIA PSICOLÓGICA: EL PACIENTE DIFÍCIL
Hay pacientes que son extraordinariamente difíciles de abordar.
No es un problema de que sean más o menos simpáticos o antipáticos, abiertos o introvertidos, no tienen nada que ver con las características individuales que nos diferencian a unos de otros y sólo requiere utilizar distintas formas de abordar para llegar a la persona.
El paciente difícil es aquel que por sistema dice “no puedo”. Da exactamente igual qué tipo de cambios hay que promover. El “no puedo” sale automáticamente de su boca.
Cuando un paciente se muestra tan poco colaborativo o antes de intentar cualquier cambio dice no, el terapeuta se encuentra ante un auténtico problema. Si no intenta el esfuerzo que se le está proponiendo, la situación continuará como está.
Obviamente se evalúa la capacidad de las personas para ir introduciendo cambios de una forma más paulatina cuantas más dificultades personales tiene la persona para intentar cambiar las cosas, pero no nos engañemos: un no es un no.
Algunas personas piensan que el hecho de ir a terapia y pagarla tiene que ser suficiente para curarse.
A ellos les recomendaría que fueran directamente a Salud Mental: Psiquiatría, que pidieran medicación y se limitaran a quejarse de sus problemas paliándolos, que no solucionándolos.
Al menos es gratis, si consiguen tomarse la medicación todos los días probablemente experimenten una reducción del síntoma, aunque no la solución al problema que llama al síntoma, pero menos da una piedra.
En terapia psicológica se necesita la colaboración activa del paciente para promover el cambio.
Los límites nos los ponemos nosotros. Un "no puedo" es síntoma de un esfuerzo mínimo, de una falta de capacidad para pensar que somos nosotros y nuestro esfuerzo, muchas veces titánico y doloroso el que promoverá nuestra mejoría.
Los terapeutas tampoco somos exactamente tiranos. Comprendemos estas dificultades, y no: no nos limitamos a escuchar, buscamos y promovemos un cambio en conductas y pensamientos, pero intentamos adaptar los cambios a la capacidad y ritmo de cada paciente.
Cuando el paciente se limita a decir "no puedo" (parar los pensamientos, dar un pequeño paseo, levantarse de la cama, hacer actividades ligeras, escribir pensamientos negativos y modificarlos mediante técnicas aprendidas en consulta), poco se puede hacer.
Nadie puede conseguir lo que nosotros mismos no somos capaces de intentar.
Decir "no poder" es rendirse antes de intentarlo, es no hacer esfuerzos, es pensar que la paciencia de las personas que nos rodean y se preocupan es infinita (y a veces no lo es).
No des jamás pena, deja de caer una y otra vez en tu propia sensación de incapacidad y empieza a cambiar ese diálogo interno del "no puedo" por el "tengo que poder".
Si tan mal te encuentras como para pedir ayuda, aprovéchala, y si vas al Psicólogo por la insistencia de las personas que se preocupan por ti, reflexiona si se merecen la preocupación que les estás ocasionando por una actitud de rendición, de pasividad.
Los terapeutas sabemos lo difícil que es arrancar, el sufrimiento, el miedo, la sensación de incapacidad, y contemplamos estos factores e intentamos ayudar a superar estos momentos.
Pero si la persona no hace nada por cambiarlo, si su única pantalla mental es negra con un enorme NO PUEDO impreso, tal vez la terapia jamás les ayude a superar su situación.
Todos podemos intentarlo. Nadie, absolutamente nadie puede permitirse sufrir por no intentarlo.
Piensa en gente a tu alrededor, con grandes o pequeños problemas, pero con la determinación de intentar superarlo. Lo conseguirán o no lo conseguirán, pero siempre sentirán en su interior la satisfacción de haberlo intentado, el respeto por ellos mismos.
“Si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos” (San Agustin), pero a veces, además de mis manos o mis consejos necesitarás confiar en ti mismo.
BENEFICIOS PSICOLÓGICOS DE LAS MASCOTAS
Centraré esta reflexión sobre los perros, no más importantes que gatos, conejos, cobayas, pero con unas características especiales por la necesidad de atención e interacción que requieren.
Los perros no son "cosas", ni tampoco son humanos, tienen unas características propias que les convierten en lo que son: perros. Hay muchísimas personas que aman a los animales (un 40% de los hogares españoles tienen mascota).
El concepto de cosificación de los animales induce a rebajar sus derechos, y ser considerados por algunas personas como sucios, portadores de infecciones, molestos...
Existen muchísimas personas que se han negado rotundamente a tener un perro y tras ceder por presiones familiares, se han hecho sus primeros cuidadores: es el problema del desconocimiento.
Entre el perro y el amo se establece un vínculo de apego, en el que la relación tiene sus propias características.
El amo (que forma más espantosa de denominarlo), le provee de los cuidados, le saca a pasear, le cura si está enfermo y procura y se preocupa de que esté sano y feliz.
El perro ofrece a su dueño cualidades próximas a la más absoluta inocencia: amor incondicional, capacidad empática, sinceridad, lealtad.
Un perro es bueno para los niños porque ellos aprenden a respetar a otro ser y establecer otras vias de comunicación alternativas.
El niño tiene un compañero de juegos, un ser viviente que actúa de forma autónoma y al que tiene que aprender a comprender sus necesidades.
Especialmente en este tiempo de juguetes electrónicos, la posibilidad de esa comunicación es muy positiva para los niños.
Los perros poseen una capacidad empática muy desarrollada: son seres intuitivos que saben detectar el estado de ánimo de sus dueños y actuar en consonancia con su situación emocional.
Normalmente cuando una persona se encuentra física o anímicamente mal, el perro no se separará de su lado, cuidándole.
A las personas mayores o que se encuentran solas por multitud de motivos, el perro es su compañero, la respiración que habita la casa, el ser con el que se termina hablando y pasando tiempo juntos.
Un perro ayuda a disminuir la depresión y los sentimientos de soledad que tienen muchas personas.
Por otra parte la sociedad actual está estructurada de forma que se fomenta la inactividad: las personas trabajan y se tiran al sofá. Pasear con el perro oxigena, es bueno para la salud, la forma física y fomenta las relaciones personales.
Es cierto que hay personas que "humanizan" a sus perros, hasta extremos que pueden resultar excéntricos: les disfrazan, tienen cunas, les hablan como si fueran humanos... esta actitud es a veces muy criticada, aduciendo el hambre en el mundo, que un perro es solo un perro.
Tal vez nos guste criticarlo todo sin entender los motivos. Tal vez las personas que actúan de esta manera han convertido a su perro en el centro de sus mimos y cuidados porque necesitan dar cariño, necesitan estar volcados en su pequeño animal.
Supongo que esta actitud podría ser tan discutible como el que se compra un coche por encima de sus probabilidades y lo cuida de forma obsesiva, o cualquier otra actitud que pueda ser una tendencia exagerada: mejor no juzgar, detrás siempre habrá unos motivos.
Se necesita una campaña de concienciación que probablemente debería partir de un examen de idoneidad antes de ser dados en adopción o comprados, para evitar motivos absurdos como el capricho pasajero o el desconocimiento de las responsabilidades inherentes a su cuidado.
Por otra parte, la aplicación del 21% en los servicios veterinarios, considerando a los animales de compañía como un artículo de lujo es una barbaridad, producto de esa consideración que tienen en la sociedad: vacunar a un perro, operarle si tiene una enfermedad tiene un IVA superior a ir a un concierto.
No se tiene en cuenta por otra parte, que muchas de las personas que tienen un animal de compañía son personas mayores con pocos recursos económicos, y sin embargo, muy probablemente, son capaces de quitarse de cualquier cosa antes de dejar de acudir al veterinario en caso de necesidad.
Como conclusión considero que el amor por los animales nos enriquece como personas, nos hace conectar con sus emociones, y sacar de nosotros mismos nuestra parte más sensible y afectuosa.
Estoy a favor de que los perros visiten a sus dueños hospitalizados, que se doten zonas dignas para el esparcimiento de los perros, que se regule su adopción por criterios de idoneidad, que se de más visibilidad social al mundo de las personas con perros.
Igualmente que se les enseñe a los niños desde pequeños el amor por los animales, que dejen de ser considerados cosas o artículos de lujo para que tengan su propio lugar en una sociedad, en la que acompaña al ser humano,
El perro lleva siendo animal de compañía 10.000 años. Tal vez sea el momento de reflexionar sobre esos lazos emocionales y empezar a darles su lugar en nuestra sociedad, como el mejor amigo del hombre
LOS "Y YO MÁS": CERO EN EMPATÍA
Pocas cosas pueden producirnos una mayor sensación de total frustación que contarle a alguien un problema que nos preocupa y que antes que terminemos la frase nos diga: “eso me pasó a mi pero peor”, “pues no te digo nada de lo que me duele a mi”…
Los hay especialistas,, da igual lo que te haya pasado, cómo te sientas, lo desesperado que estés o la magnitud de tu desgracia, que jamás y digo bien: JAMAS, te dejará contar tu experiencia, en cuanto pille el hilo te interrumpirá para superar con creces lo que le estabas contando.
Puedes pensar que es propio de personalidades egocéntricas (que lo son), que hacen de un vaso un mar (que también), que sólo piensan en sus problemas y los magnifican (vas hacia el pleno).
Pero… no olvides lo más importante de este tipo de personas: en realidad les importa un cuerno lo que te pase, y ni siquiera lo saben, no saben escuchar o no quieren, se centran en ellos mismos.
A lo que iba, es a la frustración que experimentaba un chaval ante un problema, su problema, que no es grande ni pequeño, es SU problema, y todos los sentimientos negativos que puede experimentar al oír de su progenitor/a: “yo si que tengo problemas y a mi nadie me contempla”.
Un chico en consulta me comentaba que sus padres le interrumpían si comentaba algún problema, como si él no fuera importante.
Esa persona que le interrumpe para dejar claro el “y yo más” tal vez pueda tener montañas, cordilleras de problemas.
Pero hay que ser muy necio para no darse cuenta que al menos (al menos, por favor), ante los problemas de un hijo, hay que pararse y escuchar, y comprender, y ponerse en su piel y hasta dar algún consejo adecuado.
Bueno, tal vez sólo escuchar, porque si sientes que tienes muchos problemas y encima no escuchas los problemas de tus hijos, estás teniendo otro problema, tal vez mucho más gordo: todo lo tuyo y que tu hijo, tu proyecto, lo más preciado que tienes lo está pasando mal.
Este chico había aprendido a expresar su rabia con puñetazos, que es la forma más primitiva de experimentar rabia cuando no has aprendido el valor del diálogo, pero al menos tiene una cosa buena a su favor: ha comprendido lo odiosa que resulta la gente del “y yo más”.
Cuando una persona te interrumpe para echarte el órdago al que más sufre, no te enfades, no te revuelvas, no le des una oportunidad para que el resentimiento se quede en ti.
Analiza la situación. Si te molesta este tipo de actitudes, significa que no te gustan, punto a tu favor para no replicarlas.
Los “y yo más” te están diciendo finamente que el mundo gira alrededor de su ombligo, y que ellos no tienen ni tres minutos que perder con el sufrimiento ajeno.
Ni van a cambiar ni van a aprender. Son incapaces de ponerse en el lugar de otra persona y comprender que el sufrimiento no se mide en metros ni se pesa en kilos, que el sufrimiento es dolor y que al dolor hay que dar la respuesta de la escucha, de la comprensión, del abrazo.
Los “y yo más” se sienten incomprendidos, porque la gente que tienen a su alrededor lo hacen por compromiso, por paciencia, por su propio código ético, pero no porque generen precisamente mucha simpatía.
Cuando acudas a alguien y te diga “pues yo más”, no pierdas tu tiempo, no te enfades, no reproches: aprende que no es la persona adecuada para escuchar, y en tu mente llévate la idea de que tendrá más de todo lo malo, pero menos de algo tan bueno con la empatía.
Salud a todos esos valientes que saben escuchar y apoyar, y a todos aquellos que se creen que la vida es una competición por ser el que más sufre: les cedo el paso, y les deseo suerte en su llegada a meta.