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BUEN VIAJE, MI QUERIDO AMIGO

Perdonadme si hoy no escribo de terapias ni de Psicología, permitidme un desahogo ante un dolor que me cruza el cuerpo como un latigazo.

Me acaba de llamar una chica, a la que no conozco pero he oído hablar tanto de ella que en cierta manera conozco mucho de ella. La hermana de un paciente.

Tenía la peor de las noticias, y jamás pensé en la magnitud de dolor que la pérdida de un paciente me podría causar. Y me doy cuenta de que en este trabajo dejamos parte de nosotros y nos quedamos con parte de nuestros pacientes.

De repente se me agolpan los recuerdos de muchos años de terapia, de pasar de sesiones semanales a ser la ayuda puntual a lo largo de la vida de una persona, que en cinco minutos te pone al día, que sabes de sus alegrías y sus penas, conoces a su familia, a sus amigos, lo que le gusta y lo que no. No has visto a esas personas ni esas cosas, pero ya forman parte de mi.

Hoy me he enterado de que ha partido un paciente por el que sentía mucho cariño y un gran respeto por su forma de enfrentarse a la vida, por su humildad a la hora de pedir ayuda, por sus ganas de mejorar.

El Chico de la Harley era grande de cuerpo y de corazón. Un ser humano excepcional. Parecía serio, pero simplemente era tímido y tenía un inmenso corazón.

Si tuviera que elegir una persona en el mundo, un hombre que respetara a las mujeres, éste era él, a veces me reía cuando me contaba algo y yo le decía “eres el mejor embajador del Feminismo”. No tenía que pensarlo, le salía de dentro, al igual que cuidar de distintos animales, casi todos con algún problema. Ahora no recuerdo bien, pero creo que a su último perro le faltaba una pata. Ese era un buen motivo para que él se desviviera con absoluta naturalidad, siempre dando a los demás.

Recuerdo cuando se hizo un increíble tatuaje que representaba algo que le apasionaba: los grafitis. No era un tatuaje normalito, era absolutamente espectacular y definitorio de sus pasiones.

Siempre escuchando, siempre intentando hacer feliz, comprender, ayudar. Tal vez era demasiado bueno para este mundo.

Ya no podrás ir a ver a Los Angeles Lakers, o tal vez ahora podrás verte la NBA completa, cómo me gustaría que las cosas fueran así para tí.

El baloncesto, tus buenos amigos de siempre, Cantabria, tu moto con la que partiste hacia donde no te vemos pero te haces presente, tus diseños de grafitis, personas que estuvieron en tu pasado y para las que guardabas un recuerdo de amor y cariño, tu familia, los animales…. todo aquello que amaste me recuerda ahora a ti.

Solo quiero decir que siento una terrible desolación. Un paciente no es sólo una persona que viene e intentas ayudar. Conocer su vida, sus triunfos, sus dificultades hacen que cuando te llega una noticia así te des cuenta que esa distancia profesional que marca el hecho de ser su terapeuta no te libra del dolor de la pérdida, que esa distancia que nos imponemos y que nos hace poder trabajar no impide que quede una semilla de cariño, unos recuerdos, unas risas compartidas en terapia, un recibir su dolor para buscar la solución y una alegría por los avances.

Ahora ya no eres mi paciente, ahora eres mi amigo, porque así siento tu pérdida, y sólo deseo que ese viaje que has emprendido a lomos de tu Harley te haga libre y sientas al fin la plenitud.