FÚTBOL EN LOS PATIOS DE COLEGIO ¿INCLUYE O EXCLUYE?
Hablamos de la igualdad en la que tienen que crecer los niños y las niñas, pero si pasamos por un patio escolar es fácil encontrar que el 80% del espacio de juego está dedicado al fútbol. Las niñas juegan al pilla-pilla por los pasillos laterales o hacen corrillos hablando.
La realidad es que ser chico y que no te guste el fútbol puede ser ya un elemento de discriminación, el resto de los niños te consideran "exogrupo", no perteneces a ellos, eso si hay suerte y no te insultan directamente.
Dentro del partido la cosa no mejora mucho, los niños imitan a los mayores y muchas veces en su peor versión: insultos, patadas, descalificaciones, etc, son frecuentes en el futbol. Tenemos "al chupón", "al inútil", "al que no le pasan bola".
Normalmente el que juega bien es "el líder", el pequeño macho alfa al que los demás rinden pleitesía, creciendo en una realidad sobre su propia persona bastante distorsionada (jugar bien al fútbol no te hace mejor persona, y probablemente darse con la cruda realidad de que hay niños que juegan millones de veces mejor no les va a ayudar en ese aterrizaje forzoso).
Existen juegos integradores, que ayudan a socializar a los niños y no diferencian el género.
Probablemente la inclusión de los "dinamizadores de patio", que enseñan a los niños juegos tan sencillos como el pañuelo, balón prisionero, la zapatilla rusa, el escondite inglés, a saltar el potro, que incluyen parchís gigante, ajedrez, etc, podrían suponer una mejora en las relaciones entre todos.
El dinamizador ayuda a la integración de todos los niños y promueve un juego relacional sin una competitividad excesiva entre niños, y ayuda a los más tímidos a participar.
El fútbol es fantástico, como lo es el judo, la gimnasia rítmica o el baile español, pero los niños pequeños necesitan la guía de los mayores para ajustar las diferencias de capacidad entre niños y las posibles burlas o abusos.
Necesitamos urgentemente una planificación de las actividades de patio, porque a veces nos preocupamos demasiado de las "semanas culturales" que a fin de cuentas duran una semana, y no nos preocupamos del crecimiento integral de los niños, y en este caso, el fútbol no es bueno para los que lo juegan ni para que no los juegan. Cada cosa en su momento.