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ANSIEDAD: CUANDO EL CUERPO NOS MANDA SEÑALES DE ANGUSTIA

Síntomas físicos de la ansiedad

Vivir con ansiedad conlleva una sensación de angustia incapacitante que nos bloquea y puebla nuestra mente.

El miedo a otro día de angustia, de sensaciones físicas de malestar se convierten en el eje central de nuestros pensamientos: los días son buenos si no aparece la ansiedad, pero para las personas que lo sufren, supone una excepción. El simple hecho de anticipar otro día con sensación de malestar, dolor en el pecho o el estómago, sensación de ahogo o de mareo, ya supone un incremento de la ansiedad: pensar (mente) en las sensaciones físicas (cuerpo) retroalimenta la situación, provocando un círculo vicioso. 

La utilización de farmacología (ansiolíticos) para aliviar el síntoma puede servir durante un breve período de tiempo, pero no supone la curación, ya que la ansiedad supone una hipersensibilidad a pensamientos de corte catastrofista que nos producen miedo a lo que pueda suceder y a estas mismas sensaciones. Por ello hay que trabajar sobre los pensamientos para que se reduzcan los síntomas. 

Como ejemplo: si tenemos una caries en una muela y tomo analgésicos, el dolor puede pasar durante un tiempo, incluso si tomo antibióticos puede reducirse la infección, pero la muela sigue dañada, y mientras no me la saneen, la muela seguirá doliendo intermitentemente porque he aliviado el síntoma pero no he solucionado el problema.

Cuando una persona decide acudir a tratamiento porque tiene ansiedad, debe saber que la terapia cognitivo-conductual va a tratar su problema, pero no como un hecho aislado. El objetivo es enseñar a la persona a detectar los pensamientos intrusivos de corte ansiógeno, neutralizarlos y de esta manera evitar que aparezca el síntoma, o en otras ocasiones, cuando la ansiedad ha vuelto sin que la persona se de cuenta, que pueda detectar esos pensamientos y trabajar con ellos.

Volviendo al símil de la muela: la terapia procura curar la muela y enseñar a la persona a llevar una adecuada higiene bucodental para prevenir nuevas caries o trabajar con ellas en estados iniciales, no cuando la cosa se ha complicado hasta la endodoncia.