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LAS REDES SOCIALES: EL AMOR VIRTUAL

Infidelidad virtual: tan fácil

Cada día es más tristemente frecuente encontrarse con casos en terapia de pareja de parejas al borde la ruptura por una "infidelidad virtual". 

Sin entrar en generalizaciones, me gustaría centrarme en un caso bastante típico, o al menos muy frecuente en mi consulta: varones con pareja de larga duración y una vida estable que en un momento dado comienzan a tener una aventura amorosa por las redes. 

No entro en el apartado redes sociales de contactos, porque en ese caso existe una clara disposición a buscar la aventura, el caso en el que me centro empieza por un inocente intercambio de mensajes en redes sociales y terminan por una relación cada vez más personal a través del teléfono móvil.

En los casos en que me centro, no se tratan con parejas con más problemas de los habituales, tan solo la rutina y en algunos casos la falta de comunicación producen un sentimiento de aislamiento dentro de la familia.

Y en este momento aparece "el aire fresco": una mujer encantadora, siempre dispuesta a escucharnos, que nos alaba por lo maravillosos que somos, que siempre nos manda esa "canción especial" y aparece el enganche y la desconexión de la realidad. 

La persona centra toda su atención en la recepción de los mensajes que elevan su autoestima, les hace vivir una "realidad paralela" en la que todo es positivo, en la que ellos pueden perfectamente dar una imagen sobrevalorada de si mismos (y ellas también, por supuesto), en la que no hay obligaciones, discusiones, rutina.

Cuando el hombre se ve atrapado en esta situación desconecta de su vida, no es consciente de la deslealtad, y empieza a sentirse molesto por la vida familiar, por todo aquello que le aparte de su mundo ideal. Es un proceso de REFORZAMIENTO POSITIVO: siempre reciben algo positivo de esa interacción, y claro, eso engancha.

A veces es complicado detectar la situación, pero cambios de conducta en casa, distanciamiento, estar como en las nubes, dependencia del móvil, control de contraseñas, llevárselo al baño, tenerlo en silencio, criticar todo lo de casa, pueden ser señales de que algo va mal.

CUANDO SE DESCUBRE LA DESLEALTAD

La pareja cuando lo descubre lo considera una infidelidad, pero a mi me gusta más llamarle deslealtad, porque en la mayoría de los casos no existe una relación real y la persona no se ha planteado dejar a su pareja ni nada por el estilo, está bien viviendo en el fastidioso mundo real y en el que se ha construido viviendo su segunda juventud a coste cero, pudiendo ser quien desearía ser y no quien es.

Bajar al mundo de los mortales, darse cuenta de lo falso que era lo que estaba viviendo, el engaño subyacente en la mayoría de los casos (por ambas partes), es un proceso lento, y también doloroso, ya que la pareja se siente destruida, desengañada, decepcionada.

Afortunadamente estos casos no suele repetirse la historia: la persona suele aprender de la experiencia, pero a veces a costa de una lenta y dificultosa terapia de pareja.

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