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RESILIENCIA: ENSEÑANDO A LOS NIÑOS A SUPERAR LA ADVERSIDAD

¿QUÉ ES LA RESILIENCIA?

La resiliencia es la capacidad de una persona para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.

La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por personas, que aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados.

La resiliencia supone un ajuste óptimo a la realidad personal.

DIEZ CONSEJOS PARA DESARROLLAR LA RESILENCIA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Todos podemos desarrollar resiliencia y ayudar a que nuestros hijos la desarrollen también. Implica conductas, pensamientos y acciones que pueden aprenderse con el paso del tiempo.

A continuación, presentamos consejos para desarrollar la resiliencia.

Establezca relaciones

Enséñele a su hijo cómo hacer amigos. Desarrolle en ellos las cualidades empáticas, enséñeles a detectar y comprender el dolor del otro.

Enseñe a sus hijos que para tener amigos hay que empezar siéndolo él mismo. Desarrolle una red de apoyo familiar sólida, para respaldar a su hijo ante las desilusiones y las decepciones de la vida.

En el colegio hay que estar atento a que ningún niño se encuentre aislado: relacionarse con los pares brinda apoyo social y fortalece la resiliencia.

Ayude a su hijo haciendo que ayude a otros

Ayudar a otros puede permitirle a los niños superar la sensación de que no pueden hacer nada.

Anime a su hijo a realizar trabajos voluntarios apropiados para su edad, o pídale ayuda con alguna tarea que él pueda realizar.

Pregúntele sobre cómo ayudaría él a los demás, desarrolle su capacidad de generar soluciones ante los problemas.

Mantenga una rutina diaria Respetar una rutina puede ser reconfortante para los niños, en especial para los más pequeños que anhelan estructuras en su vida. Anime a su hijo a desarrollar sus propias rutinas.

Tómese un descanso

Si bien es importante seguir las rutinas, preocuparse incesantemente puede resultar contraproducente.

Enséñele a su hijo cómo concentrarse en algo distinto a lo que le preocupa, a utilizar distractores en momentos en que las preocupaciones parecen no tener una solución.

Dese cuenta de las cosas a las que su hijo está expuesto y que puedan ser inquietantes; sean noticias, Internet o conversaciones que oyen por casualidad y asegúrese de que su hijo no está continuamente expuesto a este tipo de estresores, que toma un tiempo para el ocio, que se da un respiro, que aprenda a "desconectar".

Enseñe a su hijo a cuidar de sí mismo

Dé un buen ejemplo y enséñele a su hijo la importancia de darse tiempo para comer como es debido, hacer ejercicios y descansar.

Asegúrese de que su hijo tenga tiempo para divertirse y de que no tenga programado cada minuto de su vida sin ningún momento para relajarse.

Cuidarse e incluso divertirse ayudará a su hijo a mantener el equilibrio y enfrentar mejor los momentos estresantes.

Debe aprender a ser autónomo respecto a sus tareas, e incluso respecto a sus propios intereses personales.

Avance hacia sus metas

Enséñele a su hijo a fijarse metas razonables y luego a avanzar dando un solo paso a la vez para lograr alcanzarlas.

Avanzar hacia esa meta, incluso con un paso muy pequeño, y recibir elogios (reforzamiento) por hacerlo hará que su hijo se concentre en su logro en lugar de fijarse en lo que no logró y puede ayudarle a desarrollar resiliencia para salir adelante ante los desafíos.

En la escuela, divida las tareas grandes en pequeñas metas alcanzables por los niños más pequeños, y para los más grandes, reconozca los logros a medida que avanzan hacia las metas mayores, de forma que pueda evitar el desaliento y refuerce la sensación de logro ante las metas que va logrando.

Alimente una autoestima positiva

Ayude a su hijo a recordar cómo pudo salir adelante con dificultades en el pasado, y enséñele que esos desafíos que ha vencido le ayudan a desarrollar fuerza para emprender nuevas metas.

Debe confiar en sí mismo para resolver los problemas y tomar las decisiones adecuadas. De igual manera tiene que aprender a tomarse la vida con un cierto sentido del humor, a reírse en ocasiones de sus propios errores sin ser catastrofista, a saber perdonarse pequeñas debilidades.

Mantenga las cosas en perspectiva y una actitud positiva

Incluso cuando su hijo esté enfrentando sucesos dolorosos, ayúdelo a ver la situación en un contexto más amplio y a mantener una visión de largo plazo.

Si bien su hijo puede ser demasiado joven para ver las cosas a largo plazo por sí mismo, ayúdelo a ver que existe un futuro más allá de la situación actual y que el futuro puede ser bueno, que las situaciones siempre son mutables y los malos momentos pasan, irremediablemente pasan.

Una actitud optimista y positiva le permite a su hijo darse cuenta de las cosas buenas de la vida y seguir adelante incluso en los momentos más difíciles.

En la escuela, utilice la historia para mostrar que la vida sigue después de las adversidades.

Busque oportunidades para el autodescubrimiento.

Los momentos difíciles suelen ser los momentos en los que los niños aprenden más sobre sí mismos. Ayude a que su hijo vea cómo lo que está enfrentando puede enseñarle a entender de qué está hecho.

En la escuela, considere conversaciones sobre lo qué ha aprendido cada estudiante después de enfrentar una situación difícil

Aceptar que el cambio es parte de la vida

Los cambios pueden a menudo ser terribles para los niños y adolescentes.

Ayude a su hijo a ver que el cambio forma parte de la vida y que se puede reemplazar con nuevas metas a aquéllas que puedan haberse convertido en inalcanzables. En la escuela, señale cómo los estudiantes cambiaron a medida que avanzaban al siguiente grado y analice cómo ese cambio ha tenido un impacto sobre ellos.

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