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TARTAMUDEZ

El tartamudeo consiste en una interrupción en el ritmo o fluidez del habla con una frecuencia mayor de lo que se considera normal en relación a la edad y desarrollo del niño, y que en ocasiones aparece alrededor de los 3 años.

Su aparición puede estar provocada porque a esta edad el niño aún no domina la coordinación de los músculos implicados en el habla, también puede tener dificultades para recordar las palabras o sentirse inseguro al hablar.

Frecuentemente es un problema pasajero, que se consideraría producto de la adquisición normal de la habilidad del habla. Cuando estas dificultades en la fluidez no desaparecen y se hacen cada vez más frecuentes hablamos de Tartamudez.

Estas alteraciones en el habla pueden ser:

  • Repeticiones de sonidos, sílabas o palabras

  • Sonidos inusualmente largos

  • Interjecciones frecuentes (ehh, umh, etc.)

  • Pausas dentro de una palabra

  • Pausas o bloqueos en el discurso

  • Sustitución de palabras problemáticas

  • Palabras con un exceso de tensión física

  • Repeticiones de monosílabas

La aparición de este problema es temprana, entre los dos años y medio y los cuatro en la mayoría de los niños.

En una proporción muy alta de los casos el problema va a desaparecer pero para algunos niños se va a convertir en un problema persistente que puede durar hasta la adolescencia e incluso hasta la edad adulta.

La tartamudez es un trastorno del lenguaje que aparece en todos los niveles culturales y sociales, en uno de cada 100 niños. Además su presencia va a ser tres veces mayor en los niños que en las niñas

El tartamudeo no suele estar presente en todas las situaciones en las que el niño habla. De hecho, no va a aparecer cuando el niño lea o cante.

La presión del entorno, el tema de conversación o las emociones que el niño experimente al hablar van a determinar el grado de alteración en el habla en ese momento concreto.

TIPOS DE TARTAMUDEO

En cuanto a la forma de aparición puede variar ya que se diferencian tres tipos fundamentales de tartamudeo:

Tartamudeo por repeticiones: Este tipo de tartamudeo consiste en la repetición persistente y frecuente de sonidos, sílabas o palabras como por ejemplo: “t-t-t-t-tiene”, “mi-mi-mi- mi papa”. Estas repeticiones solo se considerarán problemáticas cuando se conviertan en un estilo del habla del niño, es decir, cuando aparezcan con una frecuencia excesiva.

Tartamudeo por bloqueos: Este tipo de tartamudeo se caracteriza porque el niño se traba con las palabras, es decir, parece como si le costara “sacar” el sonido de las palabras. Esto suele ir acompañado de una intensa gesticulación, fuerza en los labios y en la mandíbula que le permiten finalmente “expulsar” el sonido deseado.

Es frecuente que el niño busque otras palabras alternativas para decir lo mismo y evitar las palabras más problemáticas.

Pueden también optar por tomarse una pausa al hablar, respirar con fuerza para intentar nuevamente pronunciar el sonido problemático. En español los bloqueos aparecen con mayor frecuencia en palabras que empiezan con las siguientes consonantes: “b”, “c”, “d”, “g”, “m”, “n”, “p”, y “t”.

Tartamudeo por prolongaciones: En este caso el tartamudeo aparece por un exceso de duración de los sonidos de algunas palabras. Las consonantes en las que es más frecuente prolongar el sonido en español son: “f”, ”y”, ”l” y ”s”.

Estos tres tipos de tartamudeo pueden aparecer de forma aislada o, como es más frecuente, de forma combinada. A pesar de estas divisiones, es difícil encontrar a dos niños con un tartamudeo igual. Esto es debido sobre todo, a la importancia del contexto o situación donde el niño está hablando y las emociones asociadas a ello.

CAUSAS DE LA TARTAMUDEZ

El comienzo del tartamudeo va a coincidir con una etapa de amplio desarrollo del lenguaje, y por ello, parece que la tartamudez vendría por dificultades en la adquisición de las habilidades del lenguaje.

Parece existir una relación importante entre padecer este trastorno del lenguaje y tener antecedentes familiares con la misma dificultad en la infancia. Esto hace pensar en ciertos factores biológicos o genéticos que podrían influir en el inicio del trastorno.

Entre los factores biológicos que se han relacionado con este problema encontramos:

  • Diferencias en la lateralización del lenguaje: parecen existir diferencias en la forma de lateralizar el lenguaje entre los no tartamudos y los tartamudos, de modo que en los primeros se daría una mayor lateralización del habla hacia el hemisferio cerebral derecho que en los segundos, en los que predomina la lateralización izquierda.

  • Diferencias en el procesamiento auditivo

  • Dificultades en el procesamiento motor, es decir, problemas con la coordinación muscular en la producción del movimiento corporal, que afectaría también al habla.

    A pesar de todo ello, presentar dificultades con la fluidez del habla entre los dos y los cinco años de vida es relativamente frecuente, y en la mayoría de los casos el problema desaparece con la edad.

Por esto, es fundamental centrarse en los factores que pueden mantener el problema a largo plazo. El mantenimiento de la falta de fluidez en el habla a largo plazo se relaciona con factores sociales o del entorno.

Se ha planteado que una alta exigencia de los padres y una actitud negativa e incorrecta hacia los errores del niño pueden agravar las dificultades en el habla del niño. La excesiva atención hacia los errores y las correcciones pueden estar aumentando el temor y la ansiedad del niño hacia el habla.

El retraimiento y ansiedad social, la baja autoestima y la escasez de habilidades sociales pueden convertir una dificultad ocasional y temporal en un trastorno persistente.

TRATAMIENTO DE LA TARTAMUDEZ EN LA INFANCIA

La intervención en el tartamudeo va a ser más eficaz cuanto antes se intervenga en el tratamiento. Si la tartamudez ya ha tenido años de evolución se consolidará en mayor medida las dificultades en la fluidez del habla y los problemas asociados con esto serán más.

Por ello, cuanto antes se intervenga más eficaces, rápidos y duraderos serán los resultados del tratamiento.

El tratamiento de la tartamudez irá precedido de una evaluación completa del niño y de las características de su tartamudez. Con esta información se estructurará un programa individualizado y adaptado al caso concreto en el que aparecerán los siguientes aspectos:

En primer lugar se indicará la necesidad de aceptar el problema tanto por los padres como por el niño. Se indicará a los padres que hablen abiertamente del problema con su hijo para no convertirlo en un tabú que genere más ansiedad.

Se le enseñarán al niño las habilidades necesarias para afrontar posibles burlas de compañeros consiguiendo que el niño afronte el problema con la menor ansiedad posible.

Enseñar la respiración diafragmática de forma pausada y practicarla todos los días hasta que el niño la domine.

Ejercicios de repetición progresiva, primero de vocales, después monosílabas, palabras, frases y finalmente párrafos. Estos ejercicios van a facilitar la adquisición de la habilidad para controlar el aire que se espira al hablar y evitar así las repeticiones y bloqueos propios del tartamudeo.

Las habilidades que se le enseñan al niño en las sesiones terapéuticas serán practicadas, paralelamente, en el ambiente cotidiano del niño y siguiendo las instrucciones del terapeuta. Por ello, es fundamental la colaboración activa de los padres, e incluso, de los profesores para conseguir que el niño ponga en práctica lo aprendido en las sesiones.

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