Hablamos de fracaso escolar cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico.
El criterio objetivo para definir el éxito o fracaso en los estudios de un niño son las calificaciones, es decir: el fracaso escolar se traduce en suspensos.
El hecho de que un niño suspenda una o dos asignaturas en alguna evaluación no es sinónimo de fracaso escolar, el verdadero problema se sitúa en niños con una capacidad intelectual normal que sistemáticamente suspenden varias asignaturas, a pesar de recibir en muchos casos la ayuda de los padres y apoyo extraescolar.
CAUSAS DEL FRACASO ESCOLAR
Existen muchas causas que pueden originar el fracaso escolar: trastornos del aprendizaje, trastornos emocionales, malos hábitos y dificultades por parte de los padres para instaurar en los hijos hábitos de estudio.
Cada niño con problemas en los estudios debe ser evaluado convenientemente, ya que en muchos casos no hay un único factor causante del problema, existiendo varias áreas que habría que tratar de reconducir para conseguir un cambio de actitud y una mayor eficacia en el trabajo personal del niño.
TIPOS DE FRACASO ESCOLAR
Primario: Cuando aparecen problemas de rendimiento en los primeros años de la vida escolar del niño.
En muchas ocasiones se asocian a dificultades madurativas que pueden solucionarse por sí mismas o con apoyo escolar en el mismo centro educativo.
En caso de no ser reconducidos, pueden dar lugar a un fracaso escolar permanente.
Secundario: el fracaso escolar aparece tras años de un rendimiento escolar bueno. En ocasiones aparece en la adolescencia, ante cambios de residencia, por problemas personales del niño o en fases de rebeldía o desmotivación.
Habitual: Los suspensos constituyen la tónica habitual del niño, desde el comienzo de la escolaridad.
Pueden deberse a causas orgánicas (retraso en el desarrollo psicomotriz, algún trastorno en el lenguaje, dificultades den la adquisición de la escritura o lectura por dislalias, dislexias, etc), problemas con la motricidad o disgrafía, problemas de orientación espacial, dificultades de atención y, en muchísimos hábitos causas derivadas de las pautas de crianza del niño.
Este es el tipo de fracaso más peligroso, ya que mientras son pequeños los padres no suelen dar excesiva importancia a los suspensos (es muy pequeño, ya cambiará).
Sin embargo, el fracaso escolar temprano tiene una gran importancia en su desarrollo posterior, ya que el niño se instaura en una situación habitual de fracaso, produciéndose en ellos mismos una bajada de expectativas y baja autoestima.
Esto les produce desmotivación y falta de esfuerzo continuado, o en ocasiones, grandes esfuerzos, pero dada la falta de hábito de estudio, con resultados frustrantes que les hacen tirar la toalla, con lo que un programa de reeducación es necesario.
Para los padres el problema se hace evidente y muy preocupante cuando empiezan a suspender masivamente en 6º de primaria y no pueden superar 2º de la ESO, comienzan las recomendaciones sobre que deberían repetir o en 4º de la ESO se les intenta reconducir a una formación profesional.
Es en este momento cuando los padres intentan reconducir la situación con profesores particulares, estando permanentemente encima de los niños para que estudien o solicitando ayuda psicológica.
CÓMO VIVE EL NIÑO LA SITUACIÓN DE FRACASO ESCOLAR ¿Conocemos a algún niño que le guste perder en los juegos? ¿Cómo puede ser que les dé igual suspender?
A los niños pequeños los suspensos les producen sentimientos de culpabilidad y frustración. Cuando son algo mayores, suelen tener sentimientos de rebeldía, desinterés y una amplia desmotivación, pero en todos ellos se da un componente común: falta de confianza en ellos mismos, desmotivación, anticipación del fracaso.
¿CÓMO SUELEN ACTUAR LOS PADRES ANTE LOS SUSPENSOS DE LOS NIÑOS?
Muchos padres creen que la palabra mágica “estudia” va a hacer que su hijo estudie….en el mejor de los casos, a fuerza de broncas, disgustos y tiempo dedicado a tomarles la lección, mirar si estudian, reprenderles si se mueven va a conseguir el resultado deseado.
Nada más lejos de la realidad. El niño puede permanecer sentado cinco horas en una silla sin moverse y no retener ni una sola palabra de lo que ha estado “estudiando”. Los padres consideran a sus hijos vagos, y sienten rencor por la falta de resultados de sus desvelos.
Los hijos también sienten rencor, porque no estudian en la mayoría de los casos porque no encuentran los motivos para hacerlo, porque no saben hacerlo, porque no saben concentrarse…
SOLUCIONES ANTE EL FRACASO ESCOLAR
Tras analizar las causas de los malos resultados: si se debe a problemas de aprendizaje, falta de motivación, dificultades de organización, falta de concentración, mala gestión del tiempo, problemas de interacción familiar ante los estudios, etc, se debe realizar un plan personalizado para el niño.
Es necesario que el niño vaya adquiriendo autonomía en el estudio, no son los padres los que tienen que hacer los deberes, son ellos, y el grado de ayuda y vigilancia dependerá del nivel de maduración del niño y su progresiva implicación en las tareas.
Lo ideal es la realización de un horario detallado, con horas fijas de estudio y objetivos marcados.
Tomar la lección cada vez que el niño lo solicita es contraproducente, ya que le impide conocer el grado de adquisición de conocimientos: es mejor tomarle la lección una única vez a estar tomándosela cuando aún no la tiene realmente aprendida.
Es importante conocer los errores que se están cometiendo por ambas partes (padres e hijos) a la hora de enfocar el estudio, dotarle de técnicas de estudio simples y eficaces y complementar todo el paquete terapéutico con un plan de refuerzo positivo para los logros que le motiven a progresar, primero de forma extrínseca, y cuando consiga la motivación necesaria, de forma intrínseca.