A muchas personas les gustaría poder intervenir en público, pero su falta de habilidades o miedo a hablar en público le impiden hacerlo.
En caso de que no puedan evitar hacerlo, su actuación resulta muchas veces notablemente deficiente.
En las personas que sufren este problema, aparecen dificultades para pensar, como imposibilidad de recordar cosas importantes, confusión, dificultad para concentrarse y dificultad para encontrar las palabras.
Además suele existir una serie de temores básicos como temor a no saber comportarse de modo adecuado, a ser visto como incompetente o poco interesante, temor a que se le noten los síntomas de ansiedad (rubor, sudoración, temblor de manos, de voz, mente en blanco, bloqueo), que puedan ser vistos por los demás y/o interferir con la actuación.
Tienen temor a ser observado, temor a la crítica y a la evaluación negativa e hipersensibilidad ante los mismos cuando ocurren, temor a sentir mucha ansiedad y pasarlo fatal, y a tener un ataque de pánico.
Estos temores se ponen de manifiesto en una serie de pensamientos negativos frecuentes que impiden concentrarse en la tarea.
Estos pensamientos negativos reflejan errores de interpretación como:
Valoración no realista de lo que se espera de uno
Sobrestimación de la posibilidad de fracaso
Sobrestimación de la probabilidad e intensidad de la crítica
Rechazo
Azoramiento
Subestimación de las propias capacidades
Sobrestimación del grado en que los otros perciben los síntomas de ansiedad
Falsas expectativas sobre las respuestas de otros a los signos de ansiedad Evaluación excesivamente negativa de la propia actuación
Exageración de los errores y de la ansiedad y minimización de los logros Interpretaciones sesgadas y negativas sobre el comportamiento de los demás Percibir crítica y desaprobación donde no la hay o exagerar su grado de intensidad y ocurrencia
En el sistema motor pueden darse conductas de escape y evitación, cambios somáticos con tensión muscular elevada y respiración difíciles y muecas o s gestos (expresión de miedo, parpadeo excesivo, inexpresividad facial, voz tensa, monótona o temblorosa, gestos de inquietud, tartamudeo, vocalización deficiente, postura rígida, etc).
En el sistema autonómico pueden distinguirse reacciones como taquicardia o palpitaciones, sudoración, sonrojamiento, malestar gastrointestinal, boca seca, dificultad de deglución, mareo y urgencia urinaria.
El rubor es una reacción mucho más habitual en los miedos sociales que en el resto de las fobias. En ocasiones estos síntomas de ansiedad pueden ser de una importancia suficiente como para ser considerados ataques de pánico.
¿Y QUERÉIS SABER LA REALIDAD?
Todo eso que sentís y pensáis está en vuestra cabeza. Ni los síntomas que sentís se perciben ni la gente está pendiente de que podáis equivocaros.
Es normal ese miedo, pero AFORTUNADAMENTE tiene solución. La terapia psicológica va destruyendo esas ideas que te paralizan y empeoran la situación, te enseñan cómo manejar la situación e incluso con técnicas como el role-playing, vas consiguiendo sentir más seguridad cuando hablas en público.
El secreto es hablar para una masa gris y no perder la concentración pensando “hacia dentro” sobre lo que pueden estar pensando o lo que estás sintiendo, sino concentraros en el mensaje, con la convicción que da igual un mensaje dicho para 2 que para 200. Lo importante es el mensaje, no al número de personas que llegue.