Descripción de las principales situaciones temidas por la persona que padece ansiedad social
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Los pacientes con baja autoestima son de difícil abordaje por la percepción negativa que tienen de ellos mismos y los problemas que con ello aparecen. Ir reconstruyendo su propio autoconcepto es un reto y una gran satisfacción
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Las personas con ansiedad social creen que todas las personas las van a juzgar de forma negativa en la interacción social
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La práctica de ejercicio físico es una recomendación básica para mejorar el estado de ánimo, ya que favorece la liberación de endorfinas, hormonas con propiedades analgésicas, que calman la ansiedad y producen sensación de bienestar.
Igualmente con la práctica de deporte la persona se activa, teniendo más energía.
Por todo ello, una de las recomendaciones terapéuticas básicas en muchos trastornos psicológicos es la práctica de algún deporte.
No obstante, y a pesar de que en principio cualquier ejercicio físico sería recomendable, el Padel resulta especialmente atractivo por las ventajas globales que se obtienen en diversas patologías por ejemplo:
DEPRESIÓN
La actividad física produce una activación general del organismo con sensación de dinamismo y energía. El paciente deprimido suele presentar un cuadro de decremento de la actividad que hay que frenar (de hecho la activación conductual suele preceder a las técnicas cognitivas).
Las personas con depresión están permanentemente rumiando sus pensamientos catastrofistas y sus sensaciones de tristeza.
Al practicar un deporte como el Pádel, en el que necesita incrementar su concentración descentrándola totalmente de sus propios problemas, conseguimos una desconexión básica entre el paciente y su problema, lo que le produce una sensación de alivio en su sintomatología.
Obviamente es imposible intentar devolver una pelota y estar a la vez rumiando los pensamientos catastrofistas que suelen acompañar a estos pacientes.
Probablemente con cualquier actividad física conseguiríamos la ansiada liberación de endorfinas, pero hay deportes individuales y que se realizan de forma rutinaria (pesas, footing, bicicleta) que no exigen la concentración extrínseca.
ANSIEDAD
El paciente con ansiedad suele presentar problemas de tensión acumulada que no pueden aliviar de forma natural, lo que les produce hiperactivación, problemas musculares, hiperventilación con el consiguiente incremento de la sensación de angustia y nerviosismo, dificultades para conciliar el sueño y en muchos casos ingesta compulsiva.
Cualquier deporte que consiga la liberación de la tensión acumulada sería recomendable: boxeo, spinning, natación, ciclismo, pero.... ¡cualquier amante del Padel puede hablará maravillas sobre la sensación de descarga de tensiones al practicar la volea!
FOBIA SOCIAL
Las personas que padecen fobia social experimentan una fuerte ansiedad al intentar establecer relaciones sociales.
Habitualmente están pendientes del juicio de valor (negativo, por supuesto) que pueda emitir la otra persona, y sus pensamientos catastrofistas les llevan a evitar el contacto con otras personas.
La cuestión no es que no quieran establecer relaciones personales, simplemente la sensación de ser evaluados negativamente, el miedo al rechazo social les paraliza.
El principio terapéutico que se aplica con estos pacientes es la exposición a situaciones de interacción social, y mediante la práctica del Padel se consigue que pasado el momento inicial de presentación a sus compañeros, puedan establecer de forma mucho más natural relaciones personales, ya que nuevamente nos encontramos con la imposibilidad de estar concentrado en la práctica de este deporte y sus propias cogniciones de corte autodevaluativo.
Durante el tiempo que dura el partido o la clase, establece de forma más natural una relación personal de tipo cooperativo, incrementando su capacidad empática y teniendo que desarrollar una adecuada teoría de la mente encaminada a establecer una estrategia de juego.
Es un deporte cooperativo en el que las personas que lo están disfrutando aprenden de forma natural a relacionarse. Por otra parte,, a pesar de la lógica competitividad, es un deporte de cortesía en el que no es común la devaluación entre compañeros ni contrarios, desgraciadamente frecuente en otros deportes de equipo.
DIFICULTADES PARA ESTABLECER RELACIONES PERSONALES POR CAMBIOS EN LA SITUACIÓN PERSONAL
Es frecuente que personas que acuden al psicólogo por rupturas sentimentales, o simplemente porque su círculo de amigos se ha ido deteriorando, encuentren dificultades para encontrar nuevas amistades.
Muchos no quieren entrar en el círculo de la noche, conscientes de la dificultad de establecer relaciones personales con un círculo amplio y con intereses que muchas veces son absolutamente diferentes de la búsqueda de una nueva pareja.
Mediante la práctica del Padel, al igual que ocurriría con el senderismo, clubs de cicloturismo, etc, es fácil incrementar el círculo de amistades.
En el caso concreto de este deporte, el apuntarse a torneos, retos, etc, facilita tremendamente el acceso a personas con intereses similares: práctica de deporte, amistades sanas, rápido incremento del círculo de amistades.
Además, al practicarse de una forma muy extendida mediante partidos mixtos, el acceso a nuevas amistades es muy variada. Por otra parte, es un deporte apto para un amplio rango de edad y diferentes condiciones físicas, no existen limitaciones en este punto
ESPECIALMENTE ÚTIL PARA NIÑOS
No todos los niños tienen las mismas cualidades físicas. Es común que el niño que no le guste el futbol o que sea menos hábil sea objeto de burla por parte de sus compañeros.
Estos niños tienden al aislamiento e inadaptación escolar. Muchos encuentran deportes que les gustan y son fantásticos para su desarrollo personal (artes marciales, natación, etc),
Pero volvemos al problema de la individualidad o colectividad, el desarrollo personal (necesario) o el desarrollo de las habilidades sociales que proporciona un deporte de equipo.
En el Padel, un profesor con la preparación necesaria para trabajar con niños puede ser un instrumento terapéutico muy potente: ayuda a cada niño a mejorar su potencial, desarrolla la cooperación necesaria y suele establecer una equidad en sus correcciones técnicas que hace que los niños se encuentren apoyados en sus avances y parte de un equipo.
En definitiva, cualquier deporte es recomendable para personas con algún problema puntual en su adaptación psicológica, y lógicamente hay que respetar y alentar cualquier preferencia personal del paciente, pero, en caso de que pidan mi recomendación profesional, suelo recomendar el Padel por:
1. Actividad física apta para cualquier edad y prácticamente cualquier forma física de base
2. Resultados rápidos y progresión constante, lo que supone un reto personal para el que lo practica y una mejora de la autoestima y la autoaceptación de forma progresiva
3. Facilitador de la relación personal y la cooperación.
4. Deporte de cortesía: los casos de crítica sobre la ejecución del compañero son aislados, siendo lo habitual el reforzamiento del compañero
5. Mejora de la coordinación en niños e incremento de su autoestima y sensación de aceptación por sus pares
TERAPIA PSICOLÓGICA: EL PACIENTE DIFÍCIL
Hay pacientes que son extraordinariamente difíciles de abordar.
No es un problema de que sean más o menos simpáticos o antipáticos, abiertos o introvertidos, no tienen nada que ver con las características individuales que nos diferencian a unos de otros y sólo requiere utilizar distintas formas de abordar para llegar a la persona.
El paciente difícil es aquel que por sistema dice “no puedo”. Da exactamente igual qué tipo de cambios hay que promover. El “no puedo” sale automáticamente de su boca.
Cuando un paciente se muestra tan poco colaborativo o antes de intentar cualquier cambio dice no, el terapeuta se encuentra ante un auténtico problema. Si no intenta el esfuerzo que se le está proponiendo, la situación continuará como está.
Obviamente se evalúa la capacidad de las personas para ir introduciendo cambios de una forma más paulatina cuantas más dificultades personales tiene la persona para intentar cambiar las cosas, pero no nos engañemos: un no es un no.
Algunas personas piensan que el hecho de ir a terapia y pagarla tiene que ser suficiente para curarse.
A ellos les recomendaría que fueran directamente a Salud Mental: Psiquiatría, que pidieran medicación y se limitaran a quejarse de sus problemas paliándolos, que no solucionándolos.
Al menos es gratis, si consiguen tomarse la medicación todos los días probablemente experimenten una reducción del síntoma, aunque no la solución al problema que llama al síntoma, pero menos da una piedra.
En terapia psicológica se necesita la colaboración activa del paciente para promover el cambio.
Los límites nos los ponemos nosotros. Un "no puedo" es síntoma de un esfuerzo mínimo, de una falta de capacidad para pensar que somos nosotros y nuestro esfuerzo, muchas veces titánico y doloroso el que promoverá nuestra mejoría.
Los terapeutas tampoco somos exactamente tiranos. Comprendemos estas dificultades, y no: no nos limitamos a escuchar, buscamos y promovemos un cambio en conductas y pensamientos, pero intentamos adaptar los cambios a la capacidad y ritmo de cada paciente.
Cuando el paciente se limita a decir "no puedo" (parar los pensamientos, dar un pequeño paseo, levantarse de la cama, hacer actividades ligeras, escribir pensamientos negativos y modificarlos mediante técnicas aprendidas en consulta), poco se puede hacer.
Nadie puede conseguir lo que nosotros mismos no somos capaces de intentar.
Decir "no poder" es rendirse antes de intentarlo, es no hacer esfuerzos, es pensar que la paciencia de las personas que nos rodean y se preocupan es infinita (y a veces no lo es).
No des jamás pena, deja de caer una y otra vez en tu propia sensación de incapacidad y empieza a cambiar ese diálogo interno del "no puedo" por el "tengo que poder".
Si tan mal te encuentras como para pedir ayuda, aprovéchala, y si vas al Psicólogo por la insistencia de las personas que se preocupan por ti, reflexiona si se merecen la preocupación que les estás ocasionando por una actitud de rendición, de pasividad.
Los terapeutas sabemos lo difícil que es arrancar, el sufrimiento, el miedo, la sensación de incapacidad, y contemplamos estos factores e intentamos ayudar a superar estos momentos.
Pero si la persona no hace nada por cambiarlo, si su única pantalla mental es negra con un enorme NO PUEDO impreso, tal vez la terapia jamás les ayude a superar su situación.
Todos podemos intentarlo. Nadie, absolutamente nadie puede permitirse sufrir por no intentarlo.
Piensa en gente a tu alrededor, con grandes o pequeños problemas, pero con la determinación de intentar superarlo. Lo conseguirán o no lo conseguirán, pero siempre sentirán en su interior la satisfacción de haberlo intentado, el respeto por ellos mismos.
“Si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos” (San Agustin), pero a veces, además de mis manos o mis consejos necesitarás confiar en ti mismo.
REDES SOCIALES: ENTRE EL YO IDEAL Y EL YO REAL
La era tecnológica y la irrupción con fuerza de las redes sociales ha creado cambios sociales y nuevas formas de comunicación e interacción personal.
Este cambio social también está produciendo cambios psicológicos en las personas, dando lugar a nuevos desajustes que por el momento pueden pasar desapercibidos, pero cada día se van haciendo más patentes.
Estamos "desdoblando” nuestra personalidad, construyendo una imagen idílica completamente alejada de la realidad.
Las fotos que colgamos no son las del careto mañanero, es la mejor entre 300 fotos, visitamos sitios y en vez de mirarlos con los ojos, buscamos el mejor plano para la foto, para colgarla en las redes.
Tenemos sed de ser populares a través de una imagen que se aleja del ser humano real, de nuestra propia identidad.
Parece que nuestra vida son todo sonrisas, fiestas, lugares paradisíacos, grupos numerosos que muestran a personas con una vida maravillosa.
Las personas no se toman un cafe y se cuentan los problemas, en muchos casos las redes de contactos sociales hacen el trabajo natural y humano de conocer gente.
El problema con esta tendencia es la pérdida de nuestra facultad para reforzar nuestra autoestima de forma natural, siendo como somos, con lo bueno y lo malo.
Empezamos a perder seguridad en nosotros mismos en el “face to face”, sin tiempo para preparar la frase cool o poner la pose perfecta, lo que lleva al aislamiento de la persona por miedo a su auténtico yo, al que empieza a subestimar como peor del yo inventado.
Se empieza a notar en la consulta un incremento de problemática a este respecto, una falta de habilidades sociales, de dificultades de comunicación en diálogo, de inseguridad ante su imagen personal.
Es como si estuviéramos creando un nuevo tipo de trastorno de ansiedad social, basado en una inseguridad por no poder acercarse a ese yo ideal vendido al exterior.
Como resultado de esta inseguridad en el contacto real, las personas se autoanalizan antes de hablar, y normalmente el juicio que realizan de ellos mismos se basa en un sesgo negativo: siempre pierden ante ese personaje que ellos mismos se han construido alejándose de su propia realidad.
En estos casos el aislamiento social se vuelve patente y aparecen problemas serios de inseguridad, falta de autoestima y en algunos casos depresión.
La intervención en estos casos se hace necesario, trabajando un acercamiento entre el yo ideal y el yo real.
Hay que modificar las creencias erróneas sobre lo que se supone que hay que ser, hacer o tener para ser aceptado socialmente y ayudando a la persona a incrementar su autoestima, autoaceptación y la idea nuclear de que si no se considera un igual, si siente que tiene que fingir , exagerar, modificar algo de su vida, está viviendo una historia difícil de mantener en el tiempo y que al final, el camino hacia la paz interior, hacia la seguridad y la satisfacción, se encuentra justamente en ser uno mismo, en la autenticidad.