En el Síndrome de Peter Pan, independientemente de la edad, su comportamiento sigue siendo el de un adolescente. Pese a su sonrisa casi imperecedera y a tratarse de personas muy divertidas y con unas inmensas ganas de disfrutar de todo los aspectos de la vida, tras esa apariencia se esconde alguien tremendamente inseguro con un terrible miedo a la soledad.
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