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VUELTA A LA NORMALIDAD TRAS UNA EXPERIENCIA TRAUMÁTICA

Tras sufrir una experiencia traumática, como un accidente o catástrofe, pasa un tiempo hasta que la persona es capaz de empezar a reorganizar su vida.

Hay muchos factores que pueden favorecer o entorpecer la readaptación del sujeto, entre ellas se encuentran:

  • Sus estrategias de afrontamiento: el afrontamiento es el esfuerzo cognitivo y conductual que realiza el sujeto para hacer frente a una situación estresante. Hay formas de afrontamiento que son útiles, mientras que otras pueden contribuir al mantenimiento de la situación dolorosa

  • El grado de confrontación: cantidad y calidad de acciones dirigidas a la superación de la situación

  • El distanciamiento producido: si se ha esforzado o no en olvidar el problema

  • Autocontrol real y percibido Búsqueda efectiva de apoyo social

  • Aceptación de la responsabilidad

  • Escape o evitación de la situación estresante

  • Planificación de la solución de problemas

  • Existencia de una mínima evaluación positiva de lo vivido: experimentar que se ha sido capaz de superar una prueba durísima

  • Esquemas cognitivos: si el sujeto tiene un esquema cognitivo depresógeno, tendrá almacenadas actitudes disfuncionales, lo que le hace más vulnerable a padecer una depresión por la activación de formas de pensamiento que incluyen los errores cognitivos.

    Estas distorsiones en el juicio son inconsistentes con la realidad, pero tienden a mantener una actitud negativa y de desesperanza respecto al futuro.

  • Estilo atribucional: si se tiende a considerar los sucesos negativos como internos (culpabilización), estables (no modificables) y globales (alcanzando a todas las áreas de la vida).

  • De las circunstancias personales que le tocó vivir en la tragedia

Hay que destacar que los niños que han sufrido una experiencia traumática, pueden sufrir fenómenos regresivos: enuresis nocturna, lenguaje más infantil, chuparse el dedo, tener rabietas, etc.