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“SI EL NIÑO ES “MALO” EL PSICÓLOGO NO SE HARÁ CON ÉL

Los "malotes" son la especialidad de los psicólogos.

Estos niños funcionan con la profecía autocumplida, les han dicho tantas veces que son malos, que actúan según se espera de ellos, inmunes a los castigos.

El trabajo con la autoestima, con la motivación intrínseca para el cambio, el reforzamiento positivo, y un trabajo "extra" con los padres puede ser mano de santo.

Hay niños rebeldes, desobedientes y antetodo: hay niños que buscan llamar la atención por las buenas o por las malas. Buscar los motivos del comportamiento del niño y alentarles a sentirse valorados, queridos, escuchados, a recibir más halagos y menos regañinas puede hacer que el niño cambie la actitud.

Niños malos, no nos engañemos: los hay (como adultos malos), pero son muchísimos menos de los que pensamos.

La mayoría son niños con dificultades de gestión emocional y problemas en la forma de orientarles.

En terapia no hay niños malos, hay niños movidos. La idea es ofrecer a cada niño tareas y formas de expresión acordes con sus características personales, y a partir de ahí se comienza a trabajar.