En los niños la ansiedad por fobia social se expresa en forma de llanto, oposición, berrinches y una necesidad imperiosa de evitar la situación social.
Los niños con fobia social presentan también bajo estado de ánimo, poca confianza en sus habilidades y una fuerte tendencia a ser obstinados.
A diferencia de los adultos, los niños no tienen por qué reconocer que el miedo es irracional. Los síntomas más específicos de la fobia social en niños son:
Marcado y persistente temor sobre uno o más aspectos del rendimiento social.
Temor intenso a la crítica y humillación en público.
Miedo a estar con personas diferentes a los amigos o familiares.
La exposición a situaciones sociales casi siempre provoca ansiedad.
Se presenta cuando el niño o adolescente tiene una ansiedad excesiva relativa a la posibilidad de que pudiera hacer algo o actuar de una forma que pudiera resultar humillante. Incluye el temor a hablar, comer, escribir en público, ir a fiestas o hablar figuras de autoridad.
Cuando ha de confrontar tales situaciones, el niño presenta síntomas de ansiedad intensos.
Los chicos pueden intentar enfrentarse a estos temores usando estrategias cognitivas: convencerse de que no pasa nada, o estrategias negativas: evitando la situación.
Puede suceder que la situación se vea agravada por un sentimiento de vergüenza por los síntomas. Suelen ser chicos que piensan que los demás los juzgan negativamente.
Típicamente comienza en la adolescencia, aunque se ha diagnosticado en niños de hasta 8 años. Suele iniciarse de forma gradual y es frecuente que vaya precedida de una historia de timidez e inhibición social.
Las manifestaciones clínicas pueden variar según la edad. En los niños más pequeños suelen tener rabietas o colgarse de los padres o esconderse tras ellos.
La fobia social tiene consecuencias de gran trascendencia: abandono de estudios, inhibición en el funcionamiento social, desarrollo de abuso y dependencia de drogas, etc.
TRATAMIENTO DE LA FOBIA SOCIAL INFANTIL
El tipo de tratamiento de fobia social que hasta ahora se ha demostrado efectivo es el tratamiento cognitivo-conductual.
Generalmente incluyen técnicas de reestructuración cognitiva (dirigida a la disminución y eliminación del temor a la evaluación negativa), habilidades sociales, técnicas para el control de la ansiedad (relajación, respiración controlada y la distracción) y exposición situacional (simulada, en vivo o en imaginación).
De todas las técnicas que se emplean, se considera que ésta última, la exposición es la más útil. En el caso de fobia social se puede utilizar el ensayo anticipado a la situación.