Aproximadamente entre el 1 y 2% de la población presenta el trastorno crónico de tic motor. Esta afección es más común que el síndrome de Tourette; sin embargo, no es tan frecuente como el trastorno de tic transitorio. Los tics crónicos pueden ser formas del síndrome de Tourette.
Síntomas:
Parpadeo excesivo
Gestos faciales
Movimientos rápidos de brazos, piernas u otras áreas
Sonidos (gruñidos, carraspeo, contracciones abdominales o diafragmáticas)
Las personas pueden contener estos síntomas durante un período de tiempo breve, pero experimentan una sensación de alivio cuando realizan estos movimientos. Los pacientes típicamente los describen como responder a un deseo interno y pueden tener sensaciones anormales en el área del tic antes de que éste ocurra.
Los tics pueden continuar durante todas las etapas del sueño y pueden empeorar con:
Excitación
Fatiga
Calor
Estrés
El diagnóstico lo realiza un médico, pero necesita que la persona haya tenido tics casi a diario durante más de un año, y no haya cesado en ellos por un periodo mínimo de 3 meses.
DESARROLLO Y CURSO
El comienzo de los tics se produce típicamente entre los 4 y 6 años de edad. La mayor gravedad se encuentra entre los 10 y 12 años, produciéndose luego una remisión. En los adultos se presentan disminuidos y sólo los casos persistentemente graves, empeoran en la edad adulta.
Los síntomas de tics se manifiestan de forma similar en todos los grupos de edad y durante toda la vida. La gravedad de los tics fluctúa y los grupos musculares afectados y las vocalizaciones cambian con el tiempo.
Cuando los niños se hacen mayores empiezan a explicar que sus tics van asociados a un impulso premonitorio (una sensación somática que precede al tic) y una reducción de la tensión tras realizar el movimiento.
El pronóstico para los niños que desarrollan este trastorno entre los 6 y los 8 años suele ser bueno. Los síntomas pueden durar entre 4 y 6 años y cesan sin tratamiento en la adolescencia.
Cuando el trastorno comienza en niños mayores y prosigue hasta los 20 años, puede convertirse en crónico.
Factores de riesgo y pronóstico
Temperamental. Los tics empeoran con la ansiedad, la emoción y el cansancio, y mejoran durante las actividades tranquilas y con propósito.
Los niños pueden tener menos tics cuando están ocupados con deberes escolares o en tareas laborales que cuando se relajan en casa después del colegio o por la tarde.
Los acontecimientos estresantes/ emocionantes (como hacer un examen, participar en actividades emocionantes) a menudo empeoran los tics.
Ambiental. Cuando un individuo con trastorno de tics percibe un gesto o un sonido de otra persona, puede hacer un gesto o sonido similar que los demás pueden creer incorrectamente que es a propósito.
Esto puede ser un problema, particularmente cuando el individuo está interactuando con figuras de autoridad: profesores, supervisores, policías.
Genético y fisiológico. Los factores genéticos y ambientales influyen en la expresión y la gravedad de los síntomas de tics.
Se han identificado importantes alelos de riesgo para el trastorno de la Tourette y variantes genéticas raras en las familias con trastornos de tics.
Las complicaciones obstétricas, la mayor edad paternal, el bajo peso al nacer y una madre fumadora durante el embarazo se asocian a una mayor gravedad de los tics.