Empiezo aclarando que no es que vaya a hablar de quedarse sin pareja explícitamente en la década de los cincuenta, vale por igual para otras edades, pero he cogido ésta porque supone el mayor volumen de pacientes que acuden a consulta por un problema de soledad.
Hablamos de hombres y mujeres que han tenido pareja y han roto. Consideran que ya son demasiado mayores para rehacer su vida (premisa falsa) en primer lugar porque piensan que rehacer su vida sería tener otra pareja, en segundo lugar porque el sentimiento de “ser ya demasiado mayor” se encuentra igual en jóvenes de 20 años.
El estado de ánimo, ver el lado negativo de la situación nos hace pensar que nunca, nunca (pero que nunca, eh?) vamos a encontrar OTRA pareja y que jamás seremos felices.
En personas más jóvenes este pensamiento irracional les dura normalmente una semana de pijama, manta y ojos como bolas de billar de llorar con las canciones más patéticas que encuentran en su playlist.
Al poco tiempo se sacuden el polvo del camino y vuelven a salir, hacer planes y normalizar su vida (excepto que el tema se complique con obsesiones por la pareja, idas y venidas y situaciones que pueden enquistar la situación).
En hombres y mujeres de 50 años la situación es diferente, lloran menos y se desesperan más. Se bloquean.
Las mujeres consideran que ya no hay oportunidades de volver a ser feliz, y los hombres se lanzan al thinder como posesos (las mujeres en muchos casos, también: siempre están las amigas bien intencionadas pero con menos capacidad de análisis que un puercoespín).
El problema es que la ruptura de una pareja a esta edad, cuando no se espera y la vida ya está construida y se piensa en recoger los frutos, es que no nos paramos mucho a pensar.
Las parejas no se rompen así, como a quien se le cae un cubierto. Las parejas se rompen porque hay un desgaste previo y dos personas que han pensado que metiendo la cabeza bajo tierra, las cosas se arreglarían, total, toda la vida juntos…. pero muchas veces uno de ellos no se quiere resignar y rompe la relación.
Normalmente a las personas que vienen tras una de estas rupturas, y que están obsesionadas por querer recuperar la relación, les hago reflexionar sobre cómo era realmente su relación. Vaya sorpresas te llevas entonces: él o ella hacía tiempo que pasaban de todo, que todo eran disputas, que no tenían relaciones, que no tenían cosas en común más que la rutina.
Y entonces viene la pregunta que les deja a cuadros: ¿tú estás enamorado/a de la persona de ahora o de la que conociste, la de los primeros años?.
No falla, normalmente se dan cuenta que ya no están enamorados, pero lo más increíble es que lo descubren en la reflexión, vamos, que venían pensando que perdían al amor de su vida.
Y en este momento empieza el trabajo: VAMOS A REHACER TU VIDA. ¿Y qué es rehacer una vida?, ¿encontrar nueva pareja? PUES NO, DEFINITIVAMENTE NO.
Rehacer la vida es encontrarse a uno mismo, interrogarse sobre cosas como: y yo, a los veinte años, ¿qué ilusiones y proyectos tenía? de repente nos damos cuenta de los viajes que no hemos hecho, de aquellas ganas de aprender piano, o inglés, o hacer algo de deporte, o aprender cocina japonesa o tener un grupo de amigas o amigos con los que compartir momentos de risa, sin presión, sin buscar nada más que pasar un buen rato.
Y la soledad cuando te encuentras contigo mismo, ya no es soledad, es paz.
Empleas el tiempo como tu quieres, haces lo que te apetece y sabes que existen un montón de cosas por vivir, pero para ello hay que arriesgarse, si te compras la toquilla de lana y la mecedora, estás perdido/a. Hay que arriesgarse.
Nadie te va a juzgar por empezar a hacer cosas “a tu edad” porque resulta que cada día rompen parejas y mueren parejas, y siempre hay personas que sienten lo mismo que puedes sentir tu: soledad y sensación de haber perdido algún tren.
Reflexiona por un segundo sobre una imagen muy característica: personas mucho mayores que tú, las personas de 70, 80, etc. años que viajan con el Imserso. Se lo pasan como auténticos enanos!
Esto mismo ocurre con personas que se quedan viudas, como su objetivo no es encontrar otra pareja, se reponen antes, buscan actividades, socializan, hacen yoga o se van de senderismo o a conocer su ciudad o al teatro…. no tienen esa presión por conocer a alguien.
En ese punto te tienes que situar: has terminado una relación y te reconoces que realmente no eras feliz (si alguien te deja es porque ya no te quiere, y si no te quiere, difícilmente te hará feliz.
Tienes que encontrarte a ti misma/o, perder los miedos, vencer las inseguridades, cambiar la forma de pensar hacia una actitud más positiva, y pensar que la felicidad se construye, no aparece.
Y ojalá en tu camino aparezca nuevamente una persona que te colme, y que ya, con lo aprendido en el camino, sepas decir sí o decir no, pero porque sea lo que quieres, no lo que necesites. Ojalá que aprendas que a veces “no hay mal que por bien no venga” y que sepas que el amor más importante de tu vida eres tú.
Empieza hoy mismo a construir tu felicidad, ya tengas 20, 30, 40, 50, 60, 70…. (bueno los de 70 suelen pasárselo pipa, no sé yo bien que tiene esa edad).
Feliz día para todos vosotros.