Sentir rencor es una de las peores formas de gestionar la vida. Impide a la persona disfrutar del presente, viviendo y reviviendo las afrentas del pasado.
Sin lugar a dudas, aún no siendo un trastorno psicológico, es uno de los motivos en los que mas claramente se requiere una terapia psicológica para conseguir que la persona supere la rabia y se desprenda de unas emociones negativas que pertenecen al pasado.
Todos nos hemos sentido dolidos alguna vez, eso es lógico y natural. Cuando esto sucede se pueden tomar diferentes decisiones, que van desde romper los vínculos con la persona que consideramos que nos ha herido o intentar comprender y solucionar la situación, en caso de que sea posible, o que realmente nos merezca la pena.
En cualquier caso, las heridas deben cerrarse porque no podemos ir por la vida reabriéndolas constantemente, sin dejar que cicatricen.
Hay situaciones en las que podemos haber sentido que hemos sido injustamente tratados, heridos, insultados... nadie está libre de esta situación. Sin embargo, una vez pasado un tiempo prudencial, la persona debe analizar la situación que le llevo a sufrir ese dolor que no termina de fluir.
Tomar perspectiva y analizar objetivamente la situación que nos dolió nos puede hacer comprender todos los factores que pudieron influir en aquello que nos dolió, a veces descubriendo nuestros propios errores, en otras comprendiendo que no todo el mundo es bueno o tiene buenas intenciones (en este caso, eliminar las personas tóxicas o poner una distancia prudencial puede resultar lo más conveniente).
Si vivimos en el pasado, recordando una y otra vez el daño que nos hicieron, es como si cada día ese daño nos lo volvieran a hacer. Nos sentimos víctimas, y volvemos sobre una situación que ya no tiene arreglo y quejarse o amargarse por aquello que nos dolió no va a mejorar la situación actual.
Las personas que sienten rencor viven en cierta manera obsesionadas con el daño sufrido. Experimentan rabia, deseos de venganza, se muestran infelices, intolerantes y en muchas ocasiones tienen reacciones agresivas producto de la frustración que les produce vivir inmersos en el afecto negativo.
Todos tenemos derecho (y casi la obligación) de rodearnos de aquello que nos suma y que no nos resta. Abandonar el rencor, olvidar la afrenta, desprenderse de la emoción del recuerdo, dejándolo como una experiencia negativa, nos hace libres, y aligera la "mochila" que todos llevamos a la espalda.
Si unos zapatos te han hecho una rozadura, tíralos, cómprate unos nuevos más cómodos. Tampoco vas a estar toda la vida maldiciendo a aquellos zapatos. Es absurdo.
Sal de ti mismo y piensa en otras personas que vivieran en esta situación. ¿Cual sería tu consejo? Probablemente: "olvídate del tema, porque no merece la pena que le des más vueltas".
Muchas veces para llegar a ese punto de poder afrontar el resentimiento y superarlo, se requiere un trabajo de reestructuración cognitiva que nos muestre el valor real de lo que sucedió, que podamos valorar en términos de "costes y beneficios" lo caro que nos está saliendo perder la vida en algo que pasó y se quedó atrás.
Superar el dolor no es tarea fácil, pero sí necesaria para poder romper las cadenas que nos atan al dolor y poder ser libres de elegir las personas que nos rodean, sentirnos más seguros de nosotros mismos, más felices por no necesitar vivir en el pasado y luchar por lograr un bienestar en el presente
"Existen tres formas para deshacerse del rencor:
recordarlo y dejar que te pudra por dentro
esculpirlo y contagiar a otro
o desintegrarlo con el olvido"
Zahkul