La experiencia de duelo es dramática y parece que nunca se va a salir de esa situación.
Incluso hay personas que creen (al principio) que ir superando un duelo es traicionar a su ser querido. Esto no es cierto: nuestros seres queridos que ya no están no querrían ese sufrimiento, porque es estéril e inhumano.
El duelo hay que pasarlo, sus distintas etapas son necesarias. Pero hay determinadas conductas que no debemos reprimir, y determinadas emociones que son naturales y deben aflorar.
LLORAR: es humano y es una reacción normal ante la muerte de un ser amado. HABLAR: es una forma de desahogarse y compartir nuestros sentimientos y nuestros estados de ánimo.
CONVERSAR CON OTRAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE DUELO: acercarse a un grupo de ayuda mutua puede aliviar en gran medida nuestro dolor, al escuchar a otros padres como sobreviven, es una esperanza.
RECONOCER LA PERDIDA: admitir la perdida nos permitirá avanzar en la aceptación.
ESCRIBIR LO QUE SE SIENTE: nos permite esclarecer nuestros propios sentimientos y las emociones.
CULTIVAR EL AFECTO Y EL AMOR MUTUO EN LA FAMILIA: mantener comunicación nuestras personas próximas.
PRESTAR ATENCIÓN Y CONSOLAR A NUESTROS HIJOS: ellos también elaboran su propio duelo, no los olvidemos.
RESPETAR EL DOLOR DE OTROS MIEMBROS DE LA FAMILIA: Se debe evitar la crítica ante el dolor de nuestra pareja.
CONSULTAR A UN PROFESIONAL: Asistir con un Psicólogo para recibir orientación y consejo.
EVITAR TOMAR RESPONSABILIDADES O DECISIONES IMPORTANTES: Aplazar las decisiones importantes como cambiar de casa, vender las cosas o cambiar de trabajo.