Las personas con este trastorno tienen dos características principales:
Dejan que otros tomen todas las decisiones porque no confían en sí mismos y sienten que no pueden actuar solos.
Ponen las necesidades de los demás antes que las suyas para no perder su dependencia.
Temen estar solos y necesitan que alguien los cuide. Por eso, son sumisos y muy apegados. Intentan complacer tanto que nadie quiera dejarlos. Si están solos, se sienten vacíos, muy ansiosos y no pueden funcionar por sí mismos.