A veces estamos en una relación de pareja sin pararnos a pensar si realmente es lo que queremos, si estamos realmente bien.
Cuando una pareja se consolida con el tiempo, a veces toma caminos divergentes: lo que al principio parecía un consenso total ahora se ha vuelto un campo de batalla.
Sin embargo hay personas que pasan años y años dentro de una relación de pareja que no les satisface en ninguno de los aspectos.
Los motivos de continuar esta situación pueden ser muy variados: "por los niños", por el status económico, por el status social, por no dar un disgusto a la familia, porque ya no hay más mundo que el que se ha creado dentro de la pareja...
Hay ocasiones en que uno de los miembros de la pareja decide poner punto y final a este tipo de relación, que "se ha secado" (¿regamos día a día la relación?). Entonces, la otra parte, la persona que siente que la abandonan, entra en un estado de absoluto desconcierto.
Muchas veces la depresión se adueña de la persona que se siente incapaz de remontar esta situación de pérdida, de tristeza, de falta de expectativas.
Ahora bien, a las personas que están pasando por esta situación, hay que enseñarles la realidad, que miren a su alrededor: las personas salen de esta situación, todo el mundo rehace su vida.
El tiempo que tarden en hacerlo, dependerá de su actitud frente al problema. Muchas personas que acaban de sufrir una situación traumática afirman que volverían sin dudarlo con la persona que les ha abandonado.
Tras hacerles reflexionar no se sienten tan seguros de esa afirmación, tan sólo hace falta cambiarles la pregunta a un: "en el supuesto de que tu consiguieras rehacer tu vida, ser feliz, tener amigos, actividades de ocio, tal vez una pareja que te ilusione, ¿renunciarías a todo esto por volver con tu ex?. La respuesta siempre es: no.
Luego, ¿Qué es lo que realmente queremos?. Queremos no sufrir, en el momento presente, sin pensar en un futuro que se asegura incierto y difícil. A veces, ya no queremos a nuestra pareja, pero nos da miedo cambiar.
¿Quién es el más honesto, el que rompe la relación o el que está dispuesto a continuar juntos por comodidad?
Una vez superado el miedo a lo desconocido, tal vez te des cuenta que donde realmente sufrías era dentro de la relación, en esa zona de confort que se había convertido en tu cárcel.
Lo importante es estar bien: con o sin pareja es secundario.