Cuando un hombre con una actividad sexual satisfactoria sufre un "fracaso en la erección", aparece un terremoto de sensaciones y preocupaciones, tanto en él como en su pareja (aunque lo niegue).
La pérdida de erección se considera un "estigma" para la virilidad, y el hombre, al sufrir este problema de incapacidad de conseguir/mantener una erección, piensa que ha perdido su vigor sexual, que existe un problema.
Por su parte, su pareja actúa habitualmente de una forma comprensiva, restando importancia al hecho, aunque en muchas ocasiones en su fuero interno se cuestiona si el hombre la sigue deseando sexualmente, si está interesado por otra persona...
Ante un fallo en la erección no debe cundir el pánico. Existen muchas causas psicológicas que explican este hecho y no debe ser considerado como un problema que se va a volver a repetir.
El gran problema ante un "gatillazo" es la obsesión: si en ese momento el hombre se empeña en conseguir una erección a toda costa y no lo consigue, se incrementará su malestar y sensación de fracaso.
En muchas ocasiones la obsesión del hombre por el problema puntual que ha tenido hace que tengan miedo a un nuevo contacto sexual por miedo a que se repita la situación, de forma que en la interacción sexual están más preocupados por su erección que por el acto sexual en sí o el intercambio de gratificación sexual.
Obviamente, si alguien está centrado en que algo ocurra (casi como si fuera un mentalista que puede hacer levitar objetos o partir cucharas), no puede estar centrado en dar y obtener placer sexual, con un acusado incremento de las posibilidades que esto suceda.
Ante un problema puntual de fracaso en la erección, la pareja debe normalizar la situación, con la idea clara de que no toda la actividad sexual se reduce a la penetración, incrementando el tiempo dedicado a caricias y juegos preliminares, sin tener como meta la penetración y no "monitorizando" las reacciones corporales.
La ansiedad anticipatoria puede suponer una de las principales causas de repetición de un fracaso en la erección.
Hay problemas como estrés, discusiones en el trabajo, preocupaciones puntuales que pueden causar una falta de erección puntual. Igualmente problemas de relación, cansancio o abuso de alcohol intervienen en el problema.
De esta forma, aunque estadísticamente la falta de erección secundaria, suele producirse en mayor medida por causas psicológicas que orgánicas, cuando se produce una repetición en el fracaso, hay que valorar primero su origen médico y una vez descartado, trabajar sobre el aspecto psicológico del problema.