El trastorno disocial en niños y adolescentes es un problema de gran importancia, por las repercusiones que puede tener en el futuro (conductas delictivas, fracaso escolar, adicciones, conductas de riesgo).
Al estudiar el comportamiento del niño con un trastorno disocial tenemos que tener en consideración que su actitud en ocasiones no corresponde a un deseo de hacer el mal, en ocasiones las dificultades de relación, la interpretación errónea de las interacciones sociales codificándolas como hostiles, producen una respuesta agresiva.
Es importante establecer los motivos de la aparición de un trastorno disocial para establecer un plan terapéutico personalizado, y que englobe al resto de la familia.
A tener en cuenta que el carácter retador de estos chicos produce el rechazo de sus compañeros, por lo que en muchas ocasiones perciben que no son aceptados, buscando la compañía de otros chicos con similares problemas, lo que les conduce directamente a una mayor desadaptación.
Muchos de los chicos que hacen bullying a sus compañeros tienen un trastorno disocial, mostrando incapacidad de mostrar compasión ante el sufrimiento que están produciendo en otros: dar miedo es mejor que sentirse solo, o es una forma de respuesta agresiva a su propio sentimiento de aislamiento y baja autoestima.