Las personas que padecen de ansiedad suelen ser personas que necesitan tener una planificación anticipada de su vida, con “todos los hilos atados”, tienen miedo a una situación novedosa a la que no sepan responder, a peligros que les pueden acarrear consecuencias desastrosas en diferentes ámbitos de su vida.
El momento actual se caracteriza por la incertidumbre: todos tenemos miedo (a contagiarnos, a perder el empleo, a que al volver a la normalidad haya nuevos brotes, etc).
Si nos dejamos llevar por el pánico la sensación de ansiedad se hace permanente en nuestro interior, nuestra mente se focaliza exclusivamente en los peligros que nos acechan ante los que nos sentimos incapaces de dar una respuesta, y aparecen los síntomas físicos de la ansiedad (dolor en el pecho, sensación de ahogo, mareo, sensación de que está teniendo un ataque cardíaco, etc) que empeora la situación: sumamos el peligro a algo externo con la sensación interna de un peligro físico real.
Cuando sentimos que tenemos MIEDO (algo común y natural en estos momentos) hay que pensar en la fórmula para volver a tomar el control de nuestra vida. Y la fórmula se llama RESILIENCIA
La resiliencia es la capacidad de afrontar situaciones negativas de nuestra vida intentando buscar soluciones y salir fortalecido de ellas.
Todos tenemos resiliencia en nuestro interior, algunos a raudales, otros se apocan y no sacan esa fuerza interior que todos, absolutamente tenemos y que nos hace poder lidiar con la vida y sus dificultades, levantándonos cada vez que nos caemos, sacudiéndonos el polvo y continuando nuestro camino.
El ser humano resiliente es como un muñeco tententieso: los golpes les hacen caer para un lado pero nunca se quedan en el suelo, cogen impulso para volver a erguirse, y así tenemos que actuar ahora y en los meses que vienen.
Yo no creo que seamos unos valientes por quedarnos en casa, la verdad, lo que pasa es que no somos unos inconscientes. Y además el miedo es libre, solo tenemos que tranquilizarnos y pensar.
Toda tragedia supone una oportunidad (obviamente saco de esta ecuación a los familiares de los fallecidos y los enfermos, de los que hablaremos otro día). Ahora estoy hablando de las personas sanas y confinadas.
Podemos pasarnos el tiempo asustados con miedo al contagio, quejándonos de aburrimiento, discutiendo con nuestra familia por cualquier cosa o lamentándonos continuamente. Y pensando continuamente en el virus, el contagio, la curva, las mascarillas, etc. Esta opción, es mala, y se le sumamos los pensamientos obsesivos peor.
La resiliencia nos ayudaría a ver este periodo de confinamiento para hacer todo aquello que jamás tenemos tiempo de hacer. Desde un puzzle a un postre como dialogar. Pensar que este tiempo es todo el que en las prisas cotidianas le estamos robando a la convivencia.
Acordarnos que cuando decimos que necesitamos desconectar, esto es una forma maravillosa de desconectar, hasta con niños pequeños. Los padres fuimos niños y conseguirmos jugar a cosas insospechadas, cosas que tal vez nunca les hemos enseñado a nuestros hijos (vamos que con una bolita de papel y un folio se monta un partido de futbol, y con una tapa de caja de zapatos se hace un recortable y luego se hacen los trajes), y si no hay niños momento divino para plantearte una rutina que incluya tu aperitivo, tu pedicura casera y sí, lo voy a decir: la limpieza de armarios, esa que llevas años aplazando.
Es el momento de recuperar amistades, limpiar el disco duro del ordenador, soñar, planear, descansar, comer relajado y hacer mil cosas (pero no todas a la vez, que es lo que piensa mi vecina de arriba, que a las ocho de la mañana se pone los tacones y hasta las 10 no se baja, me inquieta tanta hiperactividad).
Haz de la necesidad virtud, porque la otra opción es hundirte en la miseria.
Aprende de una vez que la vida es un ser libre, como el amor, y cuando quieres controlarla se rebela y nos enseña la realidad de que no nos pertenece, no podemos doblegarla, y si aprendemos esta lección la vida será nuestra mejor aliada y nos regalará momentos para disfrutar.
No te preocupes de lo que va a pasar mañana, porque HOY no lo sabemos, no hagas tantas especulaciones, porque probablemente no aciertes, así que no malgastes tu tiempo sumido en la negatividad, quiérete, regálate este tiempo y confía en ti, todo va a salir bien, y hasta que podamos decir esto, haz que tus días merezcan todos y cada uno la pena.
¡Practica la resiliencia!