Los factores de riesgo, personales y ambientales, que predisponen al infarto de miocardio son:
Hiperlipidemia
hipercolesterolemia
hipertensión
tabaquismo
diabetes
obesidad
anomalías en el ECG
la edad (más riesgo a más edad)
el sexo (varón)
la herencia
los antecedentes familiares
el alcohol
la hiperuricemia
la tolerancia anormal a la glucosa
los anticonceptivos orales
la menopausia
el café
la alimentación muy copiosa en grasas saturadas y azúcares refinados
la movilidad geográfica,ç
el estrés
el Patrón Tipo A de conducta.
Entre todos, destacan: el consumo de tabaco, los elevados niveles de colesterol y la hipertensión arterial.
Podemos clasificar todos estos diferentes factores de riesgo en:
A) FACTORES CLÁSICOS DE RIESGO
1.- Factores eminentemente biológicos y genéticos: Sexo, edad e historia familiar de patología cardiovascular.
2.- Hipertensión, hipercolesterolemia/hiperlipemia, diabetes y el consumo de cigarrillos
3.- obesidad, la inactividad física y el consumo de alcohol.
B) FACTORES DE RIESGO RELACIONADOS CON EL ESTRÉS
Estados emocionales negativos tales como ansiedad, irritabilidad o depresión, insatisfacción vital, movilidad socio-ocupacional, PTAC, nivel socioeconómico, desgaste interpersonal, pérdida de trabajo y excesivas demandas ocupacionales. Exceptuando la presencia de los antecedentes familiares de enfermedad coronaria, la edad, el sexo y la diabetes
TODOS LOS DEMÁS FACTORES DE RIESGO, BIEN SON CONDUCTAS (p. ej. Fumar o no realizar ejercicio físico) o BIEN SE RELACIONAN DIRECTAMENTE CON COMPORTAMIENTOS (p.ej. hipercolesterolemia o hipertensión arterial); de ahí la importancia de los aspectos conductuales en la prevención del Infarto de Miocardio.
Si consideramos las variables psicosociales que constituyen factores de riesgo coronario o que se relacionan con su presencia podríamos clasificarlas en:
a) Estímulos ambientales estresantes: insatisfacción laboral, preocupaciones económicas, exceso de trabajo, elevados niveles de responsabilidad, infelicidad familiar, etc. (que aumentan el riesgo de IAM tanto directamente, a través de la activación de los ejes neuroendocrino y endocrino, ya que favorecen conductas tales como el consumo de tabaco o alcohol.
b) Características personales: Centradas sobre todo en el PTAC, patrón de conducta descrito como:
esfuerzo intenso y mantenido hacia el logro de objetivos autoseleccionados y, por lo general, pobremente definidos.
elevada inclinación hacia la competitividad.
deseo persistente de reconocimiento y prestigio
constante implicación en múltiples y diversas actividades que exceden la disponibilidad de tiempo del sujeto.
propensión habitual a la aceleración en la realización de actividades diversas.
extraordinario nivel de alerta física y mental. Centrado, todo ello, en tres grandes factores: COMPETITIVIDAD, IMPACIENCIA y HOSTILIDAD
c) Hábitos comportamentales: Aquí tenemos tanto la realización habitual de determinadas conductas (consumo de cigarrillos y la presencia de determinados hábitos alimenticios) como la falta de determinados hábitos (ausencia de ejercicio físico regular y moderado).
d) Trastornos emocionales: Sobre todo centrados en la Ansiedad y la Depresión (lo cual puede que sea un elemento más de la influencia negativa del estrés sobre el IAM).
Es importante constatar que antes de un IAM, casi el 40% de los sujetos afectados presentan quejas de agotamiento, pérdida de vitalidad, apatía, pérdida de líbido e incremento de la irritabilidad, todo lo cual se aglutina en el Síndrome de Agotamiento Vital.
e) Estilo de vida anterior al infarto de miocardio: Con un peso específico tanto ante un IAM como, sobre todo, después, lo que lo convierte en un importante factor de riesgo de recidivas y recurrencias.
Aquí tenemos tanto la falta de cambios respecto al estilo de vida previo al IAM —si se precisan— cuanto el exceso de cambios postinfarto que se traducen en un deterioro del funcionamiento normal y generan reacciones emocionales adversas.