Aquí vemos lo que piensa y a continuación hace un paciente con una depresión.
La tendencia entre las personas que quieren ayudar es a intentar elevar el estado de ánimo con frases tipo: "venga, lo tienes todo en la vida, levanta el ánimo"...
ERROR. Esto es uno de los pensamientos típicos de la persona con una depresión, y les hace sentir culpa por no poder disfrutar de lo que tiene o no tener algún problema que se suponga "digno" de una depresión.
Si la persona quiere permanecer en la cama o en casa sin salir, no se la debe forzar mediante el sí o sí, les produce un incremento de la ansiedad. No hay que caer en la pena, dejarles que se aíslen agrava el cuadro depresivo.
Con cariño y firmeza hay que animarles a que se arreglen, un pequeño paseo, charlar sobre cosas diferentes de su estado de ánimo.
El paciente deprimido es monotemático (su problema), perdiendo interés por todo lo que le rodea. Es necesario que se mantengan en el mundo, hablarles de cosas de su entorno que antes le hubieran interesado, no dejarles a solas con sus pensamientos.
La actividad, aproximando las tareas a la normalidad, deben ser una constante: es como si estuvieran en un punto que pueden caer al precipicio o escalar la montaña.
No hay que dejarles caer, pero no se les debe señalar lo alta que es la montaña, sólo el pequeño tramo del día a día, valorando sus esfuerzos y a veces comprendiendo su imposibilidad real.
NO CAER EN LA COMPASIÓN, pero tampoco FORZARLE COMO SI ESTUVIERA BIEN (hay personas que no comprenden la dificultad suprema que les supone las pequeñas cosas y les proporcionan una ayuda que resulta perjudicial, ya que les hace verse aún más incapaces de llegar a un nivel de normalidad respecto a lo que sienten, piensan y hacen.