Hay personas que tienen la capacidad de crecerse ante las adversidades (resiliencia), pero a veces, las circunstancias nos pueden sobrepasar, no siendo capaces de seguir adelante, como si nos hubiéramos roto y hubiéramos perdido la capacidad de superar el dolor, el cansancio que nos produce la vida.
Puede ser el inicio de una depresión, por causas externas o internas, o un cuadro bipolar en el que se alternan los períodos de manía (gran actividad, excesiva) y fases depresivas.
Yo suelo decirles a mis pacientes en consulta que la depresión es como si te hubieras caído a un pozo con paredes de arcilla húmeda: al principio tenemos vegetación para sujetarnos, pero el cansancio y la desesperanza nos puede hacer caer cada vez más, y en el pozo cada vez hay menos ramas donde agarrarse.
Ahí entramos los psicoterapeutas, en no dejar que el paciente caiga al precipicio de la sensación de incapacidad de afrontar la situación, que sienta indefensión ante sus problemas, y les vamos confrontando con la realidad, ya que suele existir un pensamiento distorsionado que les lleva a ver sólo los aspectos negativos de la vida.
Le marcamos pequeñas tareas para que vayan "subiendo" por las ramas y enseñando trucos para revitalizarse, activarse, que será en cualquier caso el primer y necesario paso para la recuperación.
Es el propio paciente el artífice de su recuperación, los terapeutas sólo les guiamos en el camino, establecemos las pautas que deben seguir, las ramas a las que deben aferrarse.
Pero sólo de ellos depende su completa recuperación, en un trabajo con un inicio lento, durísimo, y una pendiente cada vez menos pronunciada, porque los pequeños avances son la principal motivación para continuar de los pacientes.
DURACIÓN DEL TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
Depende de muchos factores: gravedad, situaciones que han llevado a la persona a la depresión, si es un trastorno de bipolaridad, y, especialmente: la implicación del paciente en la terapia.
Nuestro tratamiento de elección es cognitivo-conductual: tras analizar los motivos que pueden haber producido el desajuste emocional, se trabajan sobre los aspectos de la conducta que perpetúan el problema y sobre los motivos psicológicos: sentimientos, pensamientos, etc, que está experimentando el paciente.
Normalmente una depresión puede tratarse en 3 meses, pero si existen problemas severos, puede ser de mayor duración.
La pauta es de una sesión semanal de 1 hora de duración, excepto casos severos que comienzan con dos sesiones semanales. Conforme el paciente va mejorando, las sesiones se van aplazando a reuniones quincenales.
Es importante que el paciente sea consciente de que el cambio y mejoría terapéutica dependen de la utilización de los instrumentos que se le van dando en las sesiones: de nada sirve acudir a una terapia sin la implicación personal del paciente.
Como último paso de la terapia, una vez estabilizado el ánimo, se trabaja con la detección de situaciones que pueden suponer un riesgo de recaída.
Está comprobado que la mayor tasa de recaídas de una depresión está en el primer año, ya que los esquemas (disfuncionales) de pensamiento que rigen en una situación depresiva, pueden aparecer de forma automática.