En esta época del año la televisión se llena de entrevistas a psicólogos hablando de la "depresión postvacacional". Estáis de enhorabuena, yo no voy a hablaros de eso, porque no creo en ese síndrome tal y como se plantea, y os voy a decir por qué:
1. No todo el mundo termina sus vacaciones el 31 de agosto, así que esta famosa "depresión" debería incrementarse en consulta durante todo el verano, según la gente se incorpora al trabajo, y esto no sucede así.
2. Actualmente los períodos vacacionales no son tan largos como antes: una semanita, dos a lo sumo y vamos tirando, con lo cual el "síndrome postvacacional" también se daría en Semana Santa, y otros períodos en los que se encadenen varios días sin trabajar. Tampoco sucede.
3. Muchas personas no tienen vacaciones y sí sufren la famosa "depresión postvacacional" (especialmente los autónomos, un saludo para todos ellos).
¿ENTONCES QUÉ OCURRE CON LOS BAJONES DE SEPTIEMBRE?
1. LA LUZ SOLAR
Es fundamental el hecho de que los días se van haciendo más cortos: la luz solar produce un estado de ánimo positivo. En otoño aparece en muchas ocasiones el TRASTORNO AFECTIVO ESTACIONAL, caracterizado por un incremento de estado de ánimo depresivo según las horas de luz se van reduciendo.
Probablemente esto sucede porque la luz solar actúa sobre dos hormonas claves: la melatonina y la serotonina. Estas hormonas ayudan a regular los ritmos circadianos (alerta-sueño), la energía y el estado de ánimo.
Nuestro cerebro tiene memoria, y la anticipación de esta situación de reducción de las horas de sol nos predispone a iniciar un ciclo de estado de ánimo más negativo
Los días más cortos y las horas de oscuridad más largas en el otoño y el invierno pueden causar un aumento en los niveles de melatonina y una disminución en los niveles de serotonina, que podrían crear condiciones biológicas para la depresión.
2. NUESTRO INICIO DE AÑO NO ES EL 1 DE ENERO, ES COMO UNA ETERNA "VUELTA AL COLE"
Todos los años escolares en los que los cambios en objetivos, los proyectos y propósitos se iniciaban en Septiembre nos ha dejado huella.
Todo el mundo tiene sus objetivos de cambio en este mes, los buenos propósitos, los proyectos, pero...también el final del verano ha supuesto un período de reflexión sobre los fracasos, las situaciones no resueltas, las partes de nuestra vida que no nos gustan o directamente que detestamos.
Los proyectos ilusionan pero dan vértigo, los objetivos no logrados nos dan sensación de fracaso.
CONSEJOS PARA LA DEPRESIÓN POST-VACACIONAL?
Lo primero sería pensar que el momento de disfrute no puede centrarse exclusivamente en el verano. Vale que estar tirado en la playa relaja, pero hay que buscar fórmulas de descanso el resto del año, proyectar fines de semana sorprendentes o relajantes, ocio que nos ilusione y nos ayude a tener una vida en la que se equilibre trabajo y bienestar personal.
No ponernos a hacer planes inalcanzables o intentar dar la vuelta a nuestra vida como un calcetín: el análisis del año anterior nos debería servir para fomentar pequeños cambios de forma progresiva, no agresiva, porque de la ilusión inicial por estos cambios puede revertir rápidamente en una sensación de incapacidad para cambiar algunos aspectos de nuestra vida.
Rememorar las vacaciones recordando nuestra actitud, nuestra predisposición a disfrutar de la vida.
En realidad es precisamente este deseo lo que nos ha proporcionado el relax, tal vez es esa tendencia a ver el vaso medio lleno lo que deberíamos conservar el resto del año: no parece muy normal soportar con una sonrisa una cola de tres horas para comer una paella y ponerte como un poseso a pitar al coche de delante porque ha tardado tres milésimas de segundo en arrancar en un semáforo.
Cambiar progresivamente los hábitos de sueño adecuándolos a la luz solar, buscar actividades en casa que nos proporcionen placer: las casas son hogares para vivirlos, no puede ser que la casa se convierta en una fuente de trabajo, que se salga de trabajar, y se llegue para ponerse a limpiar: si ese es tu problema: tira los muebles: no los disfrutas, te quitan la vida.
En definitiva, y dado que no todo el mundo veranea la última quincena de agosto, vamos a ser un poco sensatos y pensar que es el otoño y la vuelta al cole lo que nos hace "pupa", y que tal vez el único proyecto fructífero sea adoptar una actitud mental de permanente veraneo y no dejar que el vaso de repente esté medio vacío.
UN PEQUEÑO INCISO
Todo lo dicho no se aplica a los maestros, porque entre los meses de vacaciones y la expectativa de encontrarse a treinta niños asilvestrados, yo iba pidiendo cita