Existen diversos estilos afectivos que llevan a tener experiencias perturbadoras, en algunas relaciones en pareja.
Uno de estas formas afectivas, se refiere a las pautas de interacción que se establecen, cuando uno de los integrantes de la pareja, posee rasgos marcadamente narcisistas. Las personas con rasgos narcisistas, difícilmente se encuentran comprometidas emocionalmente con la pareja.
Aunque, pareciera todo lo contrario. Son fáciles de amar y de distinguirse, porque son personas extremadamente seductoras, encantadoras y detallistas.
Generalmente son intuitivas, y detectan, lo que les gusta a su pareja, para dejar caer todo el peso de su encanto, logrando que la otra persona sienta una tremenda admiración y enamoramiento, recibiendo “exactamente” lo que siempre deseó recibir en afecto, palabras y atenciones.
Es difícil no experimentar amor por alguien tan “hecho a la medida” Sin embargo, en la medida que la relación avanza la otra parte de la pareja, empieza a sentir insatisfacción, puesto que ya no se siente tan deslumbrada, ante los destellos narcisistas. Por momentos la ciegan y en otros, la anulan constantemente.
Al principio son aduladores, haciendo comentarios de admiración hacia el aspecto de su pareja, y al cabo de un tiempo sólo se preocupan de su propia imagen personal, pidiendo a la otra persona que opine sobre su ropa, corte de pelo, aspecto, etc, esperando recibir constantemente halagos sobre su propia persona.
En el fondo de toda persona con rasgos altamente narcisistas existe una fuerte necesidad de admiración.
Además de comportamientos que se engarzan en su formas de ser. Generalmente se encuentran orientados hacia el exterior, mantienen una urgencia de status social, que sí por alguna razón, no lo han experimentado, sus parejas, serán una buena oportunidad para lograrlo.
Según diversos autores, las parejas de esta índole, son devoradores de energía, de brillo y del otro, para reconfirmar ser alguien en su existencia.
Intentan emparejarse con personas que por sus características personales, sociales o físicas le supongan un incremento de admiración de los otros hacia él, como si fueran poseedores de un trofeo.
Su reflejo en el otro tiene que ser nítido y de acuerdo como él o ella lo necesitan o desean. Por tanto, exigen ser vistos, una y otra vez, en el reflejo de la tan anhelada admiración.
En el fondo de toda persona con rasgos altamente narcisistas existe una fuerte necesidad de admiración.
Además de comportamientos que se engarzan en su formas de ser. Generalmente se encuentran orientados hacia el exterior, mantienen una urgencia de status social, que sí por alguna razón, no lo han experimentado, sus parejas, serán una buena oportunidad para lograrlo.
Dentro de sus características principales con las que su pareja tiene que lidiar, son un sentimiento de grandeza- él es el bueno, ella es la mejor-, un egocentrismo exagerado – mis cosas, mis intereses, no renuncian a nada -, además de una falta total de empatía en sus relaciones. No son capaces de ponerse en el lado del otro.
Encuentran dificultades para poder responder a las demandas afectivas de los otros, por supuesto a los de su pareja menos.
Sí de pronto sientes que tu pareja no te escucha, que no toma en cuenta tus necesidades, que su diálogo es mejor que el tuyo, y que te envuelve con su labia sorprendentemente seductora, además de no poder dar con el punto de tu insatisfacción. Seguramente te estás relacionando con una persona muy narcisista.
Se muestra impenetrable con sus sentimientos y no es capaz de un compromiso afectivo certero. Su terror al compromiso y a la intimidad, lo llevan a echar por la borda los buenos momentos.
Lo que en principio parecía una persona llena de sentimientos, se revela con enormes carencias afectivas y de relación de pareja, cuando se sienten puestos en duda, cuando ven que su reflejo ya no produce la ansiada admiración, caen en el desencanto, la depresión, las dudas sobre sus sentimientos.
El encanto que muestran en sociedad, por momentos se convierte en un desapego aislado en la intimidad. Agreden y separan mediante la pasividad y la hostilidad. Aunque anhelan una pareja, se sienten ahogados en la relación.
Como su nombre lo indica "Narciso", en la famosa fábula se encuentra enamorado de su propio reflejo, por ello, el narcisista se siente muy enamorado de sí mismo, pero en el fondo, se resiste a experimentar su propio vacío interno.
El narcisista representa personajes: el enamorado, el dadivoso, el experto, el más delicado y fino, pero también en lo íntimo, el más destructor y devastador, cuando se lo propone. Frente a cualquier crítica salta porque no se le refleja lo que espera.
Y entonces, arremete con furia ciega frente a la pareja, castigándola en todas las formas posibles, dada su incapacidad para comprender y entender al otro.
Las personas que establecen relaciones de amor narcisista sienten que se lo merecen todo, saben todo, entienden todo, valorizan todo de acuerdo a su escala, no hay entrada para nada, más que para lo suyo.
Y jamás, va a reconocer frente a su pareja sentimientos de sufrimiento, se muestran estoicos, o culpan a su pareja de no saber comprenderle o hacerle sufrir. Hablar sobre la relación en pareja y la manera de resolver los conflictos lo evaden, se muestran molestos, sienten que es una pérdida de tiempo y qué su pareja, debería ajustar sus expectativas.
Conocedores de su gran capacidad de eludir emociones, le dan vuelta y vuelta. La pareja se siente cada vez más desconcertada, confusa y para no variar, culpable por no cumplir con la imagen que esta pareja le devuelve.
Porque, ¡eso, sí!, desean admiración y un reflejo intachable de sus personas; pero lo que ellos devuelven a su compañera o compañero son imágenes distorsionadas. Son insaciables con su admiración.
La pareja acaba por agotarse porque no se ve reconocida ante su mirada, ante sus ojos, ante sus palabras. En el amor narcisista existen diversas constantes que se repiten sin cesar: aparentar, humillar, menospreciar, culpar, escupir cualquier vejación por el otro, pero sobre todo, un gran desprecio por la persona humana.
En las relaciones sexuales se muestran egoístas, prepotentes, dispuestos a satisfacer sus propios deseos sin contar con su pareja, a la que le siguen interrogando sobre sus propias capacidades amatorias, su hombría, su talento sexual, esperando la confirmación de lo que ellos mismos creen.
En realidad lo que desprecian es su propia humanidad, la vulnerabilidad, la susceptibilidad y la experiencia de la afectividad. De ahí, su menosprecio frente a quién se comporta como un ser humano auténtico.
En general, eligen parejas que cuenten con esta contraparte. Mientras la relación dure se alimentan de esa sensibilidad y energía, y una vez agotada, la sueltan dejándola con toda su indefensión.
Generalmente elijen hombres o mujeres que cuentan con amor a la vida, que tienen un sentido de pertenencia, que les agrada el mundo y que son sencillos y refinados, auténticos. Pero el paso del tiempo, acaba siempre siendo devastador para esa alegría de vivir… insensibles de ser frente a ti…
Sí te encuentras viviendo en una relación de esta naturaleza, seguramente has sufrido bastante los avatares de la grandiosidad de tu pareja, y las formas.
Las relaciones en pareja con este tipo de amor en general, llevan a conductas destructivas para alguno de los dos.
El narcisista jamás va a salir perdiendo, la otra parte de la pareja terminará con sentimientos de desconcierto, incomprensión sobre los motivos de desprecio por parte de su pareja, sentimiento de culpa y una importante devaluación de su autoestima.
¿Por qué algunas personas eligen parejas narcisistas? Pareciera que la respuesta a esta pregunta se encuentra en una necesidad importante. Lo más importante para estas personas es dar, y están dispuestas a darlo todo por el amor a su hombre o mujer narcisista.
Cuando ambos se encuentran pareciera que existe una química estupenda. Las sensaciones son placenteras, el enamoramiento se asegura, pero después, deja huellas de incalculable dolor.
Esto no quiere decir, que las personas con marcados rasgos narcisistas no encuentren pareja o que jamás podrán establecer una relación, pero los rasgos de personalidad de un narcisista son difíciles de sobrellevar para una persona equilibrada, sensible y mentalmente sana.
De manera que las formas excesivas de darle a la pareja, y las formas excesivas de recibir de la pareja, se vuelven altamente destructivas. Porque seamos honestos:
Todos necesitamos que nuestra pareja nos reconozca.
Todos necesitamos que nuestra pareja nos devuelva de la misma manera lo que le damos.
Todos necesitamos que nuestra pareja, también sea un buen reflejo para nosotros.
Todos necesitamos ser escuchados afectivamente por nuestra pareja.
De lo contrario, no estaríamos en una relación en pareja, quizá estaríamos en otro lado, pero no ahí… Pero sí deseas, una relación en pareja de calidad, en dónde ambos se sientan plenos y en una relación de equidad, seguramente el amor narcisista no es el camino…
Lo más importante es la experiencia de cada persona. Cada uno sabe en su interior, con quién realmente se está relacionando… y, cuál es el sentimiento que experimenta, de plenitud, de insatisfacción o de impotencia. Esas respuestas sólo las personas en su ser interno pueden responderlas y darles una solución con responsabilidad a sus propias vidas.