Para diagnosticar ansiedad fóbica, los niños deben manifestar miedo persistente o recurrente, evolutivamente en una fase apropiada, pero en un grado anormal y asociado a deterioro funcional significativo que debe estar presente más de cuatro semanas.
Es normal en niños que éstos presenten temores relacionados con el sueño y el ir a dormir. Los niños pueden mostrar oposición a ir a su habitación solos o permanecer en la cama.
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