TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES
Está ampliamente demostrado que la utilización de animales para mejorar diferentes aspectos de la salud mental y física de pacientes con diferentes problemas, produce mejoras terapéuticas, en muchos casos superiores a la terapia convencional.
Ya hace años que está plenamente instaurado el uso de caballos y delfines (el primer caso es común en niños con parálisis cerebral, el segundo en graves problemas depresivos), no siendo estos los únicos núcleos de población atendida.
Sin embargo, y ya desde hace algunos años, se está avanzando en la utilización de perros como co-terapeutas en diferentes problemas.
La terapia asistida con animales no se centra exclusivamente en sesiones centradas en la interacción paciente-perro, es un instrumento más, una potente herramienta terapéutica en las que se establece una vinculación propia entre ambos.
Por supuesto, una de las grandes ventajas de utilizar perros en terapia es su tamaño, lo que les hace accesibles a todo tipo de población.
¿QUÉ NOS APORTA EL PERRO COMO CO-TERAPEUTA?
Mucho se habla en las corrientes psicológicas más punteras de la “aceptación y compromiso” con uno mismo, de la necesidad de no juzgarnos, de centrarnos en el momento y vivirlo en toda su implicación de disfrutar el momento.
Pues bien, si un paciente establece una relación con un perro, puede estar seguro que la aceptación es auténtica, la corriente empática que se establece se basa en el afecto y en la conexión emocional, sin juicios, basándose en el beneficio de una corriente de emociones positivas sin ningún tipo de condiciones.
El perro de terapia actúa en diversos ámbitos: infancia, adolescencia, trastornos de ansiedad y depresión, aislamiento social, tercera edad y discapacidades.
¿LA TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES ES UNA MODALIDAD DE TERAPIA?
No exactamente. La terapia psicológica se basa en una metodología científica en la que persiguen unos beneficios psicológicos para la persona, y se vale de los instrumentos que científicamente se han mostrado más eficaces.
Una terapia asistida con un perro es como una terapia en la que se utiliza una relajación: es simplemente un vehículo más para potenciar los efectos de mejora que se persiguen, pero la terapia en sí no está basada en una técnica o herramienta, sino en un conjunto de ellas.
¿CÓMO ES UN PERRO DE ASISTENCIA PSICOLÓGICA?
La raza del perro no es un factor importante, es el carácter y su capacidad de cumplir su objetivo de establecer una conexión con el paciente y ayudarle en el proceso global de recuperación de sus problemas o sus carencias, sin embargo, un perro grande puede ser un “problema” en personas que tienen cierta prevención con los perros, o simplemente por el espacio con el que se trabaja (personalmente considero que los perros Golden Retriever son excelentes en muchísimos niveles).
Hay que buscar un perro que sea cariñoso, alegre sin ser excesivamente movido, de un tamaño pequeño, que disfrute con la compañía humana, y: que sea hipoalergénico, es decir, que su pelo no produzca alergias. En ese sentido, yo opto por el bichón frisé, ya que aúna todas las cualidades en su temperamento, y aspecto como para ser un excelente perro de terapia.
¿ES EL PERRO EL TERAPEUTA?
No, en absoluto, es un ayudante, un co-terapeuta. Nos ayuda en partes del tratamiento en los que queremos dejar aparte partes fundamentales de la terapia, como puede ser la corrección de pensamientos, el aprendizaje de nuevas conductas, el análisis de las actuaciones del paciente, para dejar un espacio de expresión en el que la persona se sienta acogida, relajada, que deje atrás ese rol de paciente para sentir la naturalidad de la acción junto al perro.
Dependiendo de los objetivos, puede significar simplemente que el animal se deje acariciar, consiguiendo bajar los niveles de cortisol y reducir el estado de ansiedad, otras veces la interacción con respuesta del animal (ven, trae la pelota, dame la pata), puede hacer romper barreras a personas muy bloqueadas en su interacción.
En niños con autismo, es mucho más sencillo la conexión con el mundo animal que con el mundo de los humanos, permitiéndose logros importantes en su nivel de interacción.
Los problemas de conducta también tienen un buen campo de actuación, la actitud colaborativa y lúdica que se establece entre un niño y el perro, en el que ve que su autoestima dañana no requiere una actuación disruptiva para sentirse “alguien” (malo pero alguien), sentir la mirada del perro, su deseo de jugar y su alegría al verle aparecer, suele tener efectos muy positivos
¿Y SI ME ENCARIÑO CON MI PERRO DE TERAPIA?
Los perros de terapia están seleccionados por sus cualidades de interacción, por los beneficios emocionales que saben aportar y su docilidad, y están adiestrados para poder aportar todos estos aspectos positivos de equilibrio emocional o mejoras en la relación de los humanos, pero no son perros en venta.
No obstante, en muchas ocasiones la persona decide integrar un perro en su propio núcleo familiar, y en ese sentido se le aconseja sobre las características que debe tener el perro, dejando que establezcan posteriormente su propia relación con su mascota.
¿EN QUÉ CASOS SE HA MOSTRADO EFICAZ EL USO DE PERROS DE ASISTENCIA EN LAS TERAPIAS?
El campo de actuación es amplio, y abarca muchos segmentos de población y diferentes patologías, ya que las posibilidades de actuación están diseñadas expresamente para cada problema.
En los siguientes gráficos expondremos de una forma general, no pormenorizada, los diferentes problemas que pueden ser abordados con una terapia asistida con animales.