No hay semana que no oiga a alguien soltar este insulto de ignorantes absolutos. Lo peor: a veces lo llego a escuchar en la Televisión (luego se nos llena la boca con la promoción de la Salud Mental y toleramos esto).
Alguien que insulta a otro diciendo “vete al psicólogo” está intentando decir que dice tonterías o que está como una regadera.
Pues bien, a todos esos que con su prepotencia consideran que pueden mandar a otros “al psicólogo” les aconsejaría una “repensada”.
Ir al psicólogo no significa estar “mal de la cabeza”, simplemente supone dar un paso al frente para reestablecer ese equilibrio mental que en ocasiones se tambalea.
Porque la vida a veces se torna complicada y de la misma manera que no mordemos una bala y nos pegamos un lingotazo de whisky para recolocarnos un hombro dislocado, tampoco es necesario cargar con un sufrimiento psicológico que necesita unas pautas para reconducirlo y volver a una situación de bienestar emocional.
Ir al psicólogo no es “estar mal de la cabeza”, es estar lo suficientemente bien de la cabeza como para ponerse manos a la obra en reconducir situaciones que nos vienen grandes.
Vamos al dentista, al fisioterapeuta, al gimnasio, comemos tofu y brotes de soja, y…. señores del Siglo XXI, ¡Vamos al Psicólogo!, porque no hay que tener sobrepeso para ir al gimnasio ni hacerse limpiezas de boca porque tenemos ocho caries.
Cuidar la Salud Mental es signo de AUTOCUIDADO, de PREVENCIÓN, de INTENTO DE MEJORA, de AFRONTAMIENTO.
No eres débil por ir al Psicólogo, eres una persona que considera su salud mental tan importante como la física.
Pongamos en valor nuestro equilibrio mental, no te sientas débil por necesitar ayuda profesional para no tener que cruzar El Canal de Panamá a nado. Pedir ayudar para aprender a manejar nuestras emociones y nuestras dificultades es sano e inteligente.
Y ya sabes: “si necesitas una mano, yo tengo dos”
Feliz Día