Las mujeres que sufrimos un cáncer de mama somos consideradas unas valientes y unas luchadoras.
Lo de ser valientes no es en nuestro caso una opción, es lucha por la supervivencia, que llevamos con mayor fortuna dependiendo de muchísimos factores: nuestra fuerza interior, nuestra resiliencia, la convicción que poner de nuestra parte va a hacer más fácil el proceso.
La actitud positiva que siempre resta dramatismo a un hecho cruel pero cierto del que no podemos huir.
Sin embargo, en todo el proceso de un cáncer, el papel de las personas allegadas, las que se involucran en el padecimiento de la mujer, es duro y ante todo es OPCIONAL: quien se mantiene al lado de una enferma de cáncer tiene que hacer un sobre esfuerzo tanto en la asunción de tareas como en el área emocional.
Cuando recibes un diagnóstico demoledor, en el que la mujer sabe que emprende un camino lleno de sufrimiento físico, desgaste mental, dolor e incertidumbre, tu mundo personal y social se muestra nítido, sin trampa ni cartón.
Llegan los posicionamientos claros y las personas que se involucran en tu sufrimiento hasta extremos insospechados.
Creo que la persona que lo padece sufre muchísimo esta situación.
La quimio supone el sufrimiento físico y constante, las pruebas la incertidumbre y la ansiedad, los cambios físicos la necesidad de construir una nueva autoestima alejada de los cánones estéticos, y para muchas, los momentos malos la necesidad de pedir ayuda y de mostrarnos enfermas (para las que somos madres es muy complicado y doloroso este rol).
Nuestra familia o amigos no están enfermos, y sin embargo viven la enfermedad, tal vez de una forma más dura: pudiendo huir del sufrimiento y sin embargo eligiendo estar ahi.
Todas esas personas no tienen un cáncer, pero sufren la parte emocional del cáncer de una forma intensa y dolorosa, y para mi son los valientes, porque son los que eligen estar, los que eligen permanecer día y noche al lado del sufrimiento, los que realmente se secan las lágrimas para dar lo mejor de ellos mismos, a los que tan sólo unos pocos de sus amigos (aquellos que han pasado por situaciones similares) podrán ayudar y comprender.
Creo que la sociedad comprender a los enfermos de cáncer, y nos cuidan y nos protegen, pero considero que debemos ampliar urgentemente ese círculo solidario y asistencial, procurando, ofreciendo apoyo desde la misma red hospitalaria, a todos estos valientes silenciosos.
Para mí el sufrimiento opcional es el mayor de los sacrificios, y para mi, ellos son los héroes de esta triste historia, y los que nos dan fuerza para seguir adelante.