Terapia Psicológica para personas con un trastorno de personalidad
Leer másSOLEDAD: UNA DE LAS PRIMERAS CAUSAS PARA IR AL PSICÓLOGO
Efectivamente, uno de los principales motivos de petición de consulta en el psicólogo es "la soledad".
Este sentimiento se distribuye de forma homogénea entre la población, es un mal que no respeta sexo ni edad (nos referimos a la edad adulta).
Muchos casos de los que se presentan obedecen a una ruptura de pareja, pero en muchas ocasiones, las personas que sienten esta emoción tan negativa, son personas jóvenes que se encuentran aisladas, ya que al llegar a una edad en la que sus amigos o amigas se han emparejado, cambian los planes y ellos se encuentran de golpe aislados.
La soledad se siente muchas veces incluso cuando se está rodeado de gente, porque la soledad de la que hablamos, la patológica, la que produce miedo y se ve como irreversible, es una soledad respecto a la posibilidad de compartir intimidad, planes, ideales, proyectos, de sentirse especial para alguien.
La emocionalidad negativa unida al sentimiento de soledad produce pensamientos catastróficos, la persona no encuentra una salida a esta situación, se siente atrapada, sin capacidad de cambiar las cosas.
El mayor error que puede cometer una persona que siente ese tipo de soledad (la del alma), es lanzarse a la búsqueda de una persona que mitigue esa sensación.
Puede encontrarla, puede cerrar esa sensación en falso, pero la realidad es que es una manera rápida de alivio que simplemente supone no enfrentarse a la realidad de no saber disfrutar el momento vital.
No querer reconocer que no ha llegado a la madurez personal que supone no necesitar una pareja (lo que a veces desemboca conformarse, engañarse a uno mismo o priorizar la compañía a la auténtica felicidad que supone la plenitud de una relación).
Cuando una persona siente esa soledad, debería realizar un trabajo personal previo, analizar sus pensamientos catastrofistas, su necesidad de alivio a cualquier precio, la obsesión por encontrar fuera lo que debería encontrar dentro de su persona.
Hay muchas maneras de ser feliz, y no todas pasan por estar en pareja (de hecho hay personas que se aferran a estar en pareja a pesar de su profunda insatisfacción, pero el miedo a esa soledad les impide avanzar, ser valientes para intentar aprender a disfrutar de la vida).
La persona que sufre de "soledad" primero debe quererse (normalmente la autoestima está dañada), profundizar sobre las cosas que le hacen disfrutar o que desea realizar, y priorizarlas.
Muchas puede empezar a hacerlas sola, evitando la rumiación del "todos en pareja menos yo", y cambiándolo por "tengo la suficiente autonomía para saber qué cosas me gustan y hacerlas, no dejar pasar la oportunidad".
El trabajo en uno mismo, aprender a caminar sólo por la vida sin obsesiones por encontrar a alguien o esos pensamientos negativos sobre la imposibilidad de tener una pareja, hace que poco a poco (y tengo que recalcar el poco a poco), la persona se centre en sí misma y en sus necesidades, se siente orgullosa de sus pequeños y grandes logros y pierda el miedo a la soledad.
Cuando la persona deja de obsesionarse con buscar a alguien, pierde ese halo de negatividad y de cierto grado de desesperación, que actúa como un auténtico repelente para las otras personas.
Nada más agradable que la serenidad y seguridad en si misma que emana de alguien que disfruta por si mismo de lo que hace, que se siente libre de decidir y hacer: que elige.
Las personas que aprenden a vivir en soledad, disfrutar de lo que hace, abrirse a nuevas experiencias, propiciar nuevas amistades, nuevas formas de ocio, que saben lidiar con la frustración de los días grises (que se tienen en soledad y sin ella), se muestran serenas, satisfechas, abiertas a nuevas experiencias, recuperan su autoestima y, esto es fundamental: eligen.
Si estás en un período en el que te encuentras solo debes recordar algunas cosas:
- Cuanto más desesperadamente busques a alguien, más posibilidades de elegir mal
- Sentirse solo es una oportunidad de conocerse a uno mismo y aprender a valorarse y disfrutar por uno mismo de las cosas
- Tu soledad durará tanto tiempo como el que tu te dediques a sentir autocompasión de ti mismo.
Mírate al espejo y decide si a esa persona que te devuelve el reflejo la quieres hacer un ser triste o prefieres sacudirte el polvo del camino y empezar de cero, paso a paso, hacia la seguridad en ti mismo
- Aprovecha este momento para enriquecerte como persona
- Deja de huir de ti mismo: al final sólo te tienes a ti
- La gente no te mira como un bicho raro por ir solo a los sitios: comer en un restaurante, ir solo al cine o al teatro puede ser desagradable si estás más pendiente de lo que piensan los demás que si te centras en el disfrute, en un par de veces te importará bien poco lo que opine la gente
- Tras ese proceso duro de soledad, saldrás reforzado como persona, y probablemente los demás te encontrarán una persona enriquecedora e interesante
Acuérdate que la vida tiene momentos malos. De ti depende en convertir un mal momento en una oportunidad para aprender a ser feliz.
Y...jamás te conformes por evitar este momento de dolor. No siempre vas a estar solo, pero de cómo gestiones esta experiencia puede depender encontrar la persona adecuada o encontrar la persona que te hace sentir que tienes pareja, pero que con el corazón en la mano piensas "estaba mejor sola que mal acompañada".
La soledad no es eterna. El camino para superar esa sensación es duro. Los frutos son dulces.
BUEN VIAJE, MI QUERIDO AMIGO
In Memoriam de Ricardo. Una persona buena
Leer másDIA MUNDIAL DEL CÁNCER DE MAMA: LOS HÉROES SON LOS QUE NOS CUIDAN
Las mujeres que sufrimos un cáncer de mama somos consideradas unas valientes y unas luchadoras.
Lo de ser valientes no es en nuestro caso una opción, es lucha por la supervivencia, que llevamos con mayor fortuna dependiendo de muchísimos factores: nuestra fuerza interior, nuestra resiliencia, la convicción que poner de nuestra parte va a hacer más fácil el proceso.
La actitud positiva que siempre resta dramatismo a un hecho cruel pero cierto del que no podemos huir.
Sin embargo, en todo el proceso de un cáncer, el papel de las personas allegadas, las que se involucran en el padecimiento de la mujer, es duro y ante todo es OPCIONAL: quien se mantiene al lado de una enferma de cáncer tiene que hacer un sobre esfuerzo tanto en la asunción de tareas como en el área emocional.
Cuando recibes un diagnóstico demoledor, en el que la mujer sabe que emprende un camino lleno de sufrimiento físico, desgaste mental, dolor e incertidumbre, tu mundo personal y social se muestra nítido, sin trampa ni cartón.
Llegan los posicionamientos claros y las personas que se involucran en tu sufrimiento hasta extremos insospechados.
Creo que la persona que lo padece sufre muchísimo esta situación.
La quimio supone el sufrimiento físico y constante, las pruebas la incertidumbre y la ansiedad, los cambios físicos la necesidad de construir una nueva autoestima alejada de los cánones estéticos, y para muchas, los momentos malos la necesidad de pedir ayuda y de mostrarnos enfermas (para las que somos madres es muy complicado y doloroso este rol).
Nuestra familia o amigos no están enfermos, y sin embargo viven la enfermedad, tal vez de una forma más dura: pudiendo huir del sufrimiento y sin embargo eligiendo estar ahi.
Todas esas personas no tienen un cáncer, pero sufren la parte emocional del cáncer de una forma intensa y dolorosa, y para mi son los valientes, porque son los que eligen estar, los que eligen permanecer día y noche al lado del sufrimiento, los que realmente se secan las lágrimas para dar lo mejor de ellos mismos, a los que tan sólo unos pocos de sus amigos (aquellos que han pasado por situaciones similares) podrán ayudar y comprender.
Creo que la sociedad comprender a los enfermos de cáncer, y nos cuidan y nos protegen, pero considero que debemos ampliar urgentemente ese círculo solidario y asistencial, procurando, ofreciendo apoyo desde la misma red hospitalaria, a todos estos valientes silenciosos.
Para mí el sufrimiento opcional es el mayor de los sacrificios, y para mi, ellos son los héroes de esta triste historia, y los que nos dan fuerza para seguir adelante.
BENEFICIOS PSICOLÓGICOS DE LAS MASCOTAS
Centraré esta reflexión sobre los perros, no más importantes que gatos, conejos, cobayas, pero con unas características especiales por la necesidad de atención e interacción que requieren.
Los perros no son "cosas", ni tampoco son humanos, tienen unas características propias que les convierten en lo que son: perros. Hay muchísimas personas que aman a los animales (un 40% de los hogares españoles tienen mascota).
El concepto de cosificación de los animales induce a rebajar sus derechos, y ser considerados por algunas personas como sucios, portadores de infecciones, molestos...
Existen muchísimas personas que se han negado rotundamente a tener un perro y tras ceder por presiones familiares, se han hecho sus primeros cuidadores: es el problema del desconocimiento.
Entre el perro y el amo se establece un vínculo de apego, en el que la relación tiene sus propias características.
El amo (que forma más espantosa de denominarlo), le provee de los cuidados, le saca a pasear, le cura si está enfermo y procura y se preocupa de que esté sano y feliz.
El perro ofrece a su dueño cualidades próximas a la más absoluta inocencia: amor incondicional, capacidad empática, sinceridad, lealtad.
Un perro es bueno para los niños porque ellos aprenden a respetar a otro ser y establecer otras vias de comunicación alternativas.
El niño tiene un compañero de juegos, un ser viviente que actúa de forma autónoma y al que tiene que aprender a comprender sus necesidades.
Especialmente en este tiempo de juguetes electrónicos, la posibilidad de esa comunicación es muy positiva para los niños.
Los perros poseen una capacidad empática muy desarrollada: son seres intuitivos que saben detectar el estado de ánimo de sus dueños y actuar en consonancia con su situación emocional.
Normalmente cuando una persona se encuentra física o anímicamente mal, el perro no se separará de su lado, cuidándole.
A las personas mayores o que se encuentran solas por multitud de motivos, el perro es su compañero, la respiración que habita la casa, el ser con el que se termina hablando y pasando tiempo juntos.
Un perro ayuda a disminuir la depresión y los sentimientos de soledad que tienen muchas personas.
Por otra parte la sociedad actual está estructurada de forma que se fomenta la inactividad: las personas trabajan y se tiran al sofá. Pasear con el perro oxigena, es bueno para la salud, la forma física y fomenta las relaciones personales.
Es cierto que hay personas que "humanizan" a sus perros, hasta extremos que pueden resultar excéntricos: les disfrazan, tienen cunas, les hablan como si fueran humanos... esta actitud es a veces muy criticada, aduciendo el hambre en el mundo, que un perro es solo un perro.
Tal vez nos guste criticarlo todo sin entender los motivos. Tal vez las personas que actúan de esta manera han convertido a su perro en el centro de sus mimos y cuidados porque necesitan dar cariño, necesitan estar volcados en su pequeño animal.
Supongo que esta actitud podría ser tan discutible como el que se compra un coche por encima de sus probabilidades y lo cuida de forma obsesiva, o cualquier otra actitud que pueda ser una tendencia exagerada: mejor no juzgar, detrás siempre habrá unos motivos.
Se necesita una campaña de concienciación que probablemente debería partir de un examen de idoneidad antes de ser dados en adopción o comprados, para evitar motivos absurdos como el capricho pasajero o el desconocimiento de las responsabilidades inherentes a su cuidado.
Por otra parte, la aplicación del 21% en los servicios veterinarios, considerando a los animales de compañía como un artículo de lujo es una barbaridad, producto de esa consideración que tienen en la sociedad: vacunar a un perro, operarle si tiene una enfermedad tiene un IVA superior a ir a un concierto.
No se tiene en cuenta por otra parte, que muchas de las personas que tienen un animal de compañía son personas mayores con pocos recursos económicos, y sin embargo, muy probablemente, son capaces de quitarse de cualquier cosa antes de dejar de acudir al veterinario en caso de necesidad.
Como conclusión considero que el amor por los animales nos enriquece como personas, nos hace conectar con sus emociones, y sacar de nosotros mismos nuestra parte más sensible y afectuosa.
Estoy a favor de que los perros visiten a sus dueños hospitalizados, que se doten zonas dignas para el esparcimiento de los perros, que se regule su adopción por criterios de idoneidad, que se de más visibilidad social al mundo de las personas con perros.
Igualmente que se les enseñe a los niños desde pequeños el amor por los animales, que dejen de ser considerados cosas o artículos de lujo para que tengan su propio lugar en una sociedad, en la que acompaña al ser humano,
El perro lleva siendo animal de compañía 10.000 años. Tal vez sea el momento de reflexionar sobre esos lazos emocionales y empezar a darles su lugar en nuestra sociedad, como el mejor amigo del hombre
IDEAS OBSESIVAS: CUANDO SE ENTRA EN BUCLE
Al hablar de ideas obsesivas no nos estamos refiriendo en este caso a un TOC, es algo más sencillo: se nos mete algo entre ceja y ceja y no podemos parar de darle vueltas.
Pueden ser situaciones personales o laborales, relaciones afectivas o dificultades con algún miembro de la familia política.
Leer másY EL CORAZÓN ME ARDE
Hoy iba a bajar la basura. En la entrada estaban mis dos perretes durmiendo y me han mirado con adoración (o ganas de que les saque, quiero pensar lo primero) y de golpe he sentido que el corazón me ardía.
He pasado (o estoy en ello) pasando una experiencia vital dura, de esas que te enfrentan a toda tu vida y te hacen pensar, pero yo reconozco que tengo el extraño vicio de transformar toda emoción o cosa que me sucede en cómo ayudar a mis pacientes, como extrapolar cada experiencia.
Que te arda el corazón es la experiencia más bella que he experimentado, quitando tema nacimiento de niños y poquito más.
El corazón arde cuando la emoción te embarga, y eso no depende de nadie, depende de ti.
El corazón no arde por alguien, el corazón arde de las propias emociones, de la propia plenitud de percibir un momento con toda su magnitud: los ojos de tus perros diciéndote tanto sin decirte nada, la sonrisa de una persona cuando le sujetas una puerta, arde con un café escuchando una canción, arde con unas sábanas limpias…
Esperamos que la felicidad y la plenitud nos venga de fuera, y no pensamos que tal vez, hay muchas formas de permitir que nuestro corazón, nuestros sentidos, vibren ante cosas a las que no prestamos atención.
Deja que tu corazón arda de amor de la mañana a la noche, por todo, por todos, por cosas grandes y pequeñas, por sonidos, sensaciones, pequeños momentos, pequeños mimos, ante grandes amores o simplemente mirándote al espejo y sonriéndote a ti mismo.
El corazón te debe arder siempre, y cuando no lo haga, ven, “si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos”, vamos a encender esa llama para que vuelvas a sentir llamas dentro de ti.
SOY TERAPEUTA, Y TENGO CÁNCER
Siempre me ha gustado escribir sobre las cosas que les preocupan a mis pacientes.
Las circunstancias han cambiado, y ahora mismo toca escribir sobre otras cosas, no sobre casos clínicos o trastornos de otros pacientes, sobre algo tan personal como es el momento inicial en el que te dicen "tienes un cáncer".
No sé si con lo que os voy a contar puedo ayudar a otras personas que estén pasando ahora por lo mismo, pero intentaré explicar cómo una persona de repente ve su vida vuelta del revés y se enfrenta a la situación más dura entre todas las decisiones: cómo afrontar una enfermedad.
Hace apenas un mes me noté un bulto en el pecho (aquello no necesitó una autoexploración, era un bulto muy grande).
Esa misma tarde fui al médico de cabecera, que me conoce de toda la vida y sabe que suelo ir "con algo colgando" y casi no me siento porque voy con prisas y simplemente con una palpación me dijo: esto tiene muy mala pinta.
En una semana ya me habían llamado para hacerme una mamografía, a los dos días una biopsia, y en pocos días más tenía al médico sacando la bolita negra: cáncer de pecho.
He oído a muchísima gente que ha tenido muy mala suerte en el tiempo de diagnóstico, yo personalmente sólo puedo agradecer al Departamento de Cáncer de Mama de la Fundación Jiménez Diaz la eficacia, cariño y profesionalidad con la que me atendieron. Me traté con la Seguridad Social, dato importante.
Los peores días fueron los de las pruebas. Yo no era muy consciente de la situación y realmente me fastidiaba tener que ir a hacerme tanta prueba y cambiar a mis pacientes las fechas y trastocar mi mundo.
En realidad supe que era cáncer antes de ir a ver al cirujano (la sanidad pública a veces funciona, y en la aplicación del hospital podía ver los resultados de las pruebas y los informes casi de un día para otro).
En mi familia no hay antecedentes de cáncer, y lo primero que sentí fue culpa, pensando que a partir de ahora a la famosa pregunta de los médicos: ¿antecedentes de cáncer? mi hija, mis sobrinas dirían: sí. No sé por que fue el primer sentimiento: la culpa.
Después pensé en mi familia, en mi madre ya muy mayor y en mis dos hijos (y sí, en mis perros, el pequeño un cachorro de 3 meses) y volvió la culpa por fallarles, por preocuparles, por disgustarles.
Una vez que supe exactamente lo que tenía: cáncer de pecho localizado y sin metástasis, me pasé tres días sin querer hablar con nadie, sólo podía trabajar con normalidad y luego dormir para no afrontar el problema.
No quería pensar en las consecuencias y no quería hablar de ello. Llegué a pedir a la gente que lo supo por cercanía que no me nombraran el tema.
Cuando fui a ver al cirujano y me explicó con claridad lo que tenía y los pasos a seguir me sentí profundamente liberada de una carga: ellos se iban a ocupar de mi, esta vez yo no tenía que buscar las soluciones, y simplemente escuché los pasos:
quimioterapia /mastectomía radical/ radioterapia
Perfecto, había un plan de ruta y sólo me quedaba seguirlo.
En esa misma entrevista con el cirujano estuve bromeando sobre perder un pecho o perder el pelo, porque personalmente no lo considero cosas importantes. No son vitales, y además, decidí que ellos cuidarían mi cuerpo y yo cuidaría mi mente.
EL AFRONTAMIENTO DEL DIAGNÓSTICO DE CÁNCER
Tener miedo es normal: lo desconocido da miedo, el dolor da miedo, pero el miedo si no se reestructura te vence y se convierte en pánico, y hay situaciones en la vida en las que nadie te va a poder ayudar más que tu actitud.
He decidido establecer una hoja de ruta en 3 pasos:
1. quimio
2. operación
3. radioterapia
Estoy en el primer paso, y sinceramente los otros dos no me preocupan, ni siquiera nadie me puede garantizar que mañana no me caiga un tiesto en la cabeza y no haya valido la pena planificar a medio ni largo plazo.
Me he informado (lo justo, para no caer en hipocondrias) sobre los efectos secundarios. Ya sé, el pelo, que se cae. Pero soy bastante tozuda y he decidido que antes de que esto suceda me lo corto y voy acostumbrándome a mi nuevo aspecto.
No pienso usar pelucas, que deben picar un montón, prefiero un pañuelo y andando, yo no tengo nada que ocultar. Además como tengo el pelo muy largo voy a tener la oportunidad de donarlo, y eso hace que me parece que de lo malo sale algo bueno.
Llegó la quimio y con ella mis primeras lecciones. Una sala llena de personas que con enorme naturalidad reciben su tratamiento y siguen con su vida, sin dramas, sin compasiones, sin mirar al otro con pena, sino más bien como compañeros de viaje.
La quimio en sí es algo muy personal: a algunos les sienta fatal y a otros no tan mal. En mi caso no sabría definirlo, son molestias que curan y hay que pasarlas, no merece la pena pensar mucho en ello.
Cuando te encuentras peor piensas en alguna gripe rastrera que has pasado en la vida y dices: "aquella vez si que estaba hecha polvo, no me vale excusarme en la quimio para regodearme en los efectos".
Y los efectos de la quimio son como los niños caprichosos, dan un poco la lata, y si no les haces mucho caso siguen ahí, pero no te molestan tanto.
No merece la pena regodearse en la jugada de unas llagas o de una náuseas. Es simplemente como tener un montón de cosas que has tenido en la vida a la vez, pero que sabes que los efectos pasarán (los efectos secundarios no, pero es un peaje que pagar).
Yo todavía no estoy perdiendo el poco pelo que me dejé después de raparme y estoy a la expectativa de si al pelo de la cabeza se va a acompañar perder el pelo de las piernas, porque en caso contrario me sentiré algo estafada, la verdad.
Ahora siento rabia, porque no puedo pasear a los perros o hacer algunas cosas por el catéter ese que te implantan en el esternón para meter la medicación y que hasta que no pase un poco de tiempo me tiene limitado hacer esfuerzos o deportes, pero son unos días y luego pasará a ser parte de mi y ni me acordaré.
Estoy en una fase muy inicial del tratamiento, en la que el mayor estrés ha sido intentar llevar una alimentación más sana.
Soy fumadora y lo voy a dejar en el segundo ciclo de quimio. Es así como me lo he programado: el primer ciclo es más estresante por todo lo nuevo que no conoces, y no quería meter factores añadidos que pudieran desestabilizarme. Prefiero prepararme para cada paso que doy y pisar segura.
LA FAMILIA Y LA NOTICIA DE UN CÁNCER
Es un momento duro cuando tienes que dar un disgusto así a la familia. En mi caso me preocupa muchísimo mi madre, que es mayor (87 años y sigue siendo guapa la muy de ella).
Yo no puedo ayudarla, y de hecho, no ayudo mucho porque está empeñada en que "es imposible que siempre esté de buen humor", piensa que miento o que intento protegerla.
Así que hablé con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y visitará a un psicólogo de la Asociación para que desdramatice la situación y acepte que este es un momento para venirse arriba y no abajo.
Mis hijos no han sido ningún problema. Están sin agobiarme, preferimos compartir el tiempo riéndonos (tenemos un pequeño problema con el humor negro) y disfrutando de situaciones agradables. En este sentido la moral de las tropas está muy alta.
Y los amigos, de aquellos que se dice que en momentos malos "conoces a tus verdaderos amigos", debí hacer una criba tan salvaje en el pasado, que ni uno sólo ha dejado de estar ahí, que para mi estar no es agobiar, es simplemente estar.
Por lo demás, me siento arropada pero no agobiada, sigo haciendo mi vida y sonriendo, como siempre hago. Estoy satisfecha conmigo misma porque he conseguido dar con la clave para tener una actitud muy positiva respecto a esta enfermedad.
En aquellos tres días en los que me encerré en mi misma conseguí vencer todos mis fantasmas, mis demonios, mis miedos.
¿Y QUÉ PASARÁ?
Recuerdo una viñeta preciosa de Charly y Snoopy abrazados de espaldas en la que Charly decía: "Snoopy, algún día nos moriremos", y Snoopy contestaba: "Sí, algún día pero hoy no".
El corto plazo es fundamental para vencer el miedo. La ansiedad (y aquí me pongo un poco psicóloga) tiene su raíz en la falta de control. Y ante cualquier enfermedad no podemos estar completamente seguros de lo que va a ocurrir.
Los pensamientos catastrofistas no ayudan en absoluto (y encima ninguno tenemos certezas de nada, nunca).
Así que lo mejor es vivir el día a día, "que cada día tenga su afán", intentar que merezca la pena, disfrutar de pequeñas cosas o simplemente descansar, el siguiente escalón no ha llegado, no podemos preocuparnos de cómo será.
Sólo justo antes de su inicio es el momento de pensar en él y planificar cómo lo acometemos: en el pasado está la depresión, en el futuro la ansiedad. Focaliza en el presente.
¿Y QUÉ ACTITUD TOMAR?
Preguntad lo que os inquiete: la incertidumbre suele conducir a malos pensamientos
No penséis en futuro a largo plazo (no porque sea un cáncer, es que si montáis en coche va a ser un poco más de lo mismo)
Pensar que el pronóstico en este tipo de enfermedades es muchísimo más benigno en personas que tienen un afrontamiento positivo de la enfermedad, pero aquí quiero hacer un inciso: hay personas que han afrontado la enfermedad de una manera espectacular, pero la dolencia era demasiado grave para superarla.
Anima a los tuyos: tu estás en tu piel, pero tu gente puede estar muy preocupada. No dejes de decirles los buenos momentos que tengas, las cosas que has hecho durante el día, las ganas que tienes de dar un paseo .... tus ganas de vivir son lo que más les puede ayudar.
Y normaliza, por favor, normaliza: hoy en día tener un cáncer es una putada, admitido, pero excepto en casos muy agresivos, cada vez es más alto el porcentaje de curaciones.
La calidad de vida es muy buena y los servicios sanitarios suelen tener en este tipo de especialidades una calidad humana excepcional.
Haz que la vitalidad salga de ti a raudales, regala una sonrisa a aquel que se muestra preocupado, no hagas de esta enfermedad una burbuja en la que introducirte y lleva con naturalidad un proceso que suele ser largo.
Si toca llorar pues se llora (a ver si sólo lloramos por un cáncer y no por 700 cosas como un mal día, un desengaño, un incremento de peso o un disgusto familiar).
Evita el estrés, es el momento en el que tienes que mostrarte inflexible en este punto: lo que no suma, fuera. No puedes permitirte situaciones de estrés, ni aceptes la compañia de personas que te bajen la moral.
No aceptes la pena, porque eres una persona fuerte, valiente, digna, y vas a luchar en cada momento con las fuerzas que te queden.
No te regodees en las molestias físicas: se agudizarán si estás pendiente de ellas.
Que cada día bueno se convierta en una fiesta, y cada día malo en un alto para coger fuerzas
Relativiza todo eso: antes disfrutar de todo y de todos.
Vive el día a día, confia en las muchísimas personas que velan por ti, y, hasta en los peores momentos, que te acompañe una sonrisa, porque esa sonrisa unida a otras sonrisas son las que en el futuro conseguirán que la gente no se sienta aterrada ante un diagnóstico que hoy en dia resulta aterrador.
No sé si mi experiencia os puede resultar de ayuda. Tan sólo intento mostrar cómo he aplicado lo que llevo trabajando muchos años: el afrontamiento positivo y los beneficios sobre el estado de salud percibido. A mi me sirve, espero que a alguien también.
No son horas de escribir, creo. He conseguido que mi pequeño cachorrito saque otra vez todos los peluches al salón, como si ya fuera de día, así que: momento de recoger juguetes y pensar que al fin, después de meses sin escribir en mi página, he vuelto a tomar un hábito que tenia perdido en mi mundo de prioridades raras.
Prometo no tocar mucho más este tema. Tan sòlo cuando vaya pasando las etapas y tenga alguna noticia tranquilizadora o simplemente vayan sucediéndo cosas que necesiten una reorganización mental.
Por el momento mi próximo objetivo es darme el mimo de comprarme algún pañuelo bonito.
Y que a un día le suceda el siguiente, y como cada día, tenga algo que haga ese día bueno y especial. Espero de corazón, haberos dado un rayo de esperanza.