LA RUPTURA DE LA RELACIÓN

La relación de pareja puede ser una fuente de satisfacciones o una apisonadora de la que salimos bastante dañados.

A veces se rompe y se vuelve (el famoso te bloqueo - te desbloqueo), existiendo una dependencia emocional por falta de autoestima, miedos o creencias irracionales.

Otras veces la ruptura produce alteraciones psicológicas de diversa índole que requieren el apoyo de un terapeuta para pasar esta fase, que es similar a un duelo.

Capítulo aparte quedarían las situaciones en las que una persona se ha visto sometida a maltrato psicológico o emocional, desde hacer “luz de gas” a la pareja a insultar, denigrar, manipular, castigar… la recomposición como Persona con una P grande, es un trabajo complicado y a la vez maravilloso. No puede haber nada más gratificante que conocer a una persona alienada y que se vaya como una persona emponderada (sí, a veces nuestro trabajo es muy gratificante).

En cualquier caso hay que aprender a dejar ir, y también hay que aprender a irse. Una ruptura siempre es dolorosa, pero nadie quiere continuar en una relación que está muerta. Eso no es una relación, es una convivencia malsana e interesada (por motivos económicos o prácticos). A la larga estamos perdiendo tiempo, y el tiempo es oro en una vida que tiene fecha de caducidad.