La ruptura de una relación de pareja es vivido en muchas ocasiones como el fin de todo aquello que suponía nuestra “vida normal”.
Sufrimos porque recordamos a la persona con la que estábamos, pero esto, en serio, es una TRAMPA PSICOLÓGICA.
En nuestro interior lo que nos ocurre es el temor a emprender un nuevo camino en solitario, en muchas ocasiones sin tener actividades de ocio o amigos a los que llamar.
Las rupturas no suceden porque alguien de repente tenga el capricho de dejar atrás una relación.
Normalmente hay señales de alarma que o no vemos o no queremos ver, o simplemente nos sentimos cómodos en la situación y pensamos que será una situación pasajera.
Al principio las personas sí creen ciegamente que la ruptura se ha producido de forma espontánea, y no son capaces de reconocer que tal vez, por su parte, las cosas ya no fluían como antes, y que donde había pasión y compromiso, ahora hay tedio y rutina.
Probablemente el terror que produce enfrentarse en solitario a la vida, hace que consideremos que “más vale malo conocido que bueno por conocer” tenga un sentido positivo.
Muchas personas no saben cómo empezar a construir su nueva vida, porque se han dejado llevar por una situación de comodidad en la que no necesitaban hacer esfuerzos por planear el ocio o ni siquiera se planteaban un sábado en solitario.
Ahora empieza el drama, la paralización, la incapacidad de ver salidas y las ideas irracionales como “qué pensarán” al ver sola en una terraza a una persona tomando algo.
El primer trabajo de reconstrucción de la persona es que aprenda a darse tiempo: no hay que buscar un parche emocional, porque eso sólo produce una cascada de fracasos.
Comienza la nueva era: querernos, aceptarnos, intentar mejorar aquello que no nos gusta de nosotros mismos y aprender algo que de niños sabíamos perfectamente: elegir aquellas actividades o amigos que nos suponían una fuente de satisfacción.
Ese tiempo de querernos y conocernos es clave para establecer una personalidad más sabia, segura y con capacidad de luchar por sus sueños, sin crearse dependencias ni necesidades.
Para avanzar en este camino la primera regla es no juzgarnos a nosotros mismos, dejarnos del “que dirán”, porque más personas de lo que podemos imaginarnos, están pasando por la misma situación , y otras muchas, si tuvieran el suficiente coraje, romperían con relaciones en las que se sientes atrapad@s.
Empieza con la lista de cosas que te dejaste por el camino, o que nunca tuviste tiempo de hacer, busca grupos de actividades (no todo en la vida es buscar pareja).
Piensa que todas las personas que están en esos grupos han pasado por lo mismo que tú, y han optado por salir y disfrutar, dejando atrás sus miedos.
Así que piensa por un momento: AHORA ES TU MOMENTO, no lo dejes escapar!