El problema es que los jóvenes y adolescentes con un locus de control externo no suelen hacer esfuerzos por satisfacción personal, más bien su motivación es ahorrarse un castigo o una bronca.
Suele ser desesperante para los padres pasarse la vida detrás del adolescente para que abra un libro, no venga con un parte de clase, no pierda las cosas, etc. A veces se puede tener la sensación de que en vez de evolucionar sus hijos “involucionan”.
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