La terapia online ha supuesto una revolución en el mundo actual en el que impera el teletrabajo y las conexiones online son excelentes.
Sin duda suponen de gran ayuda para aquellas personas que por falta de tiempo, dificultades de desplazamiento o ser unos “envidiados” nómadas digitales, pueden vivir y trabajar en cualquier lugar.
Para los psicólogos también ofrece grandes ventajas: el ahorro en infraestructuras, sin necesidad de contar con una consulta, supone la posibilidad de ofrecer terapia más económica.
En nuestro caso ofrecemos una “terapia híbrida”: realizamos terapia online con la posibilidad de recibir terapia en la consulta física siempre que lo deseen.
De hecho, para aquellas personas que prefieren terapia online, les recomendamos una primera sesión presencial, para establecer un vínculo más real.
No obstante, la terapia online no está aconsejada en todos los casos. No sirve para cualquier cosa.
Personalmente consideramos que la terapia online no es aconsejable en terapia infantil, donde es vital una interacción con los niños a través de diferentes elementos (como puede ser el juego) que en ningún caso queremos virtualizar.
Igualmente personas que han pasado por sucesos traumáticos y padecen TEPT, deberían acudir presencialmente ya que hacer una sesión de desensibilización sistemática online no permite controlar de la misma forma la respiración, relajación, etc. del paciente.
Para casos de fobia social, lo consideramos absolutamente contraindicado, ya que precisamente en ansiedad social y agorafobia, la exposición es la base de la terapia. Hacer la terapia en su zona de confort sería apoyar la evitación, que es la culpable del estancamiento del paciente.
En terapia de pareja, si no es estrictamente necesario, tampoco somos partidarios de esta modalidad de terapia. Si las personas no son capaces de compartir un espacio para iniciar un proceso de comunicación, pero va a ser a través de una pantalla compartida.
En todo lo demás, la terapia online es un recurso maravilloso, en el que no sólo se puede compartir el tiempo de terapia, igualmente se puede compartir recursos en línea para el paciente (enviarle croquis, explicaciones de las distintas herramientas que vamos a desarrollar, tareas para casa, etc).
En conclusión: igual que ChatGpt no puede suplantar las funciones de un psicólogo, la terapia online no va a poder dar cabida a todas las demandas de trastornos psicológicos existentes.
Antes de elegir una opción terapéutica, analizad los pros y los contras, pero que además del peso de la comodidad, analicéis la idoneidad de una terapia en remoto para vuestro problema.
Nuestra recomendación: terapia híbrida, alternando sesiones presenciales con sesiones online.