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UN NIÑO DE PADRES DIVORCIADOS NO ES UN NIÑO HUÉRFANO

abril 13, 2024 CONSULTA PSICOLOGICA VILLAVERDE

Es comprensible que el momento del divorcio esté impregnado por sentimientos negativos hacia la ex pareja. Se cuentan con los dedos de una mano esos divorcios idílicos en los que la pareja rompe, mantiene una relación de cariño y cooperación (lo que viene siendo una pareja civilizada).

En el divorcio hay uno que es “el malo”, el que da el paso de divorciarse, y pasa automáticamente a asumir el rol de destructor de la familia, y luego esta “el bueno”, el que ha sido abandonado, el que hubiera permanecido eternamente dentro de la unión por “el bien de los hijos”.

Esta simplificación máxima, y sin duda carente de veracidad, es sin embargo la esgrimida por las parejas cuando rompen.

Sin duda existen hechos y situaciones que han motivado la ruptura, y que no se basan sólo en el detonante final, sino que suele haber una situación de alejamiento y desgaste que la pareja no ha querido asumir por comodidad, miedo o convenciones sociales.

En cualquier caso, el momento de la ruptura convierte en dos personas que antes formaban un equipo, en rivales más enconados que un Madrid-Barsa.

La situación, en la que hay un daño emocional muy importante, se agudiza con los temas económicos, en los que ambas partes intentan barrer para casa pensando en rehacer la parte material de su futuro.

Las guerras púnicas que se desatan por la tele, la casa, el juego de plata, el perro, la vajilla buena, o los paños de cocina, vistas desde fuera resultan incomprensibles.

Sacamos el video de la boda, les hacemos un video en la mesa de negociación de las condiciones del divorcio y nos encontramos con dos lindos y cursis gatitos convertidos en tigres de Bengala (pero de los que llevan sin comer varias semanas).

Así que hemos ido sumando factores para llegar a la irracionalidad total: los motivos del divorcio, la decisión del divorcio y el reparto de bienes.

Terminados estos puntos nos solemos encontrar con dos personas que miran para si mismas y suelen ser sinceras cuando dicen que “quieren lo mejor para sus hijos”, porque claro, la cara B de la otra persona, la hasta ahora desconocida, no parece que sea una buena carta de presentación como el mejor padre o la mejor madre.

Ahora es cuando toca hacer el análisis profundo de la situación: los hijos nacen dentro de una relación de pareja, se crían dentro de una familia en la que se les inculca el amor y el respeto al padre y a la madre. Los niños crean sus vínculos afectivos con sus progenitores, que les proporcionan amor y seguridad.

Esta situación que hemos ido creando en la época de las “vacas gordas” no podemos revertirla ahora.

No podemos decirle a los niños que esa persona, su padre o madre, en la que confiaban y que nosotros mismos hemos enseñado a que respetaran y quisieran, es malo, no les quiere, no les va a cuidar, tiene otras cosas que le importan ahora más que sus hijos.

Eso no es querer a un hijo: es romperle la infancia, es romper su escala de valores, socavar el suelo en el que pisan seguros dejando un abismo de miedo y desconfianza. Aprenden que los adultos les han mentido, que de aquellos que pensaban que les querían era todo una farsa.

Los niños no se divorcian de sus padres, nosotros, los adultos, somos los que rompemos una pareja, en algunos casos seremos los que tomamos la decisión, en otras experimentaremos el dolor de vernos traicionados. Es un trabajo muy duro mantener el tipo durante el divorcio y disociar la ruptura de lo que no se puede romper: la parentalidad.

Lo ideal es que los padres hablen sobre los dos escenarios en los que se mueven ahora: a nivel pareja el rencor, la desconfianza, el odio africano, el despecho (todo muy humano y afortunadamente pasajero si se consigue avanzar en el terreno personal).

Otra cosa es la crianza y bienestar de los niños: los pactos para que ellos conozcan la nueva situación: papa y mama ya no se divierten juntos, han dejado de ser mejores amigos, pero se respetan y ambos os queremos, y eso es algo que no se puede romper.

La actitud colaboradora, los halagos (a veces hay que ser un poco falso) sobre el otro miembro de la pareja cuando los niños cuentan algo emocionados, el consenso en la toma de decisiones respecto a ellos, la flexibilidad, el diálogo, les dará un nuevo marco de estabilidad y normalidad necesario para su desarrollo.

Lo que hace que los niños se traumaticen con el divorcio no es la ruptura de la unidad familiar en el sentido “casa común”, lo que les duele son las luchas entre los padres que tienen que presenciar, el papel que a veces se le hace tomar de paño de lágrimas de uno de los cónyuges, el oír cosas denigrantes sobre uno de ellos, o que les digan que ya no les quieren o no importan.

Hay veces que uno de los padres no se comporta tras el divorcio como debería: no hace suficiente caso al hijo, deja de asumir sus responsabilidades económicas, se ausenta.

Todo ello debe ser explicado a los niños de una forma que no les haga sentirse culpables (que es lo que les suele ocurrir), ni tampoco utilizar el insulto o decirles que esa persona ya no les quiere.

Hay que dejar al niño tranquilo, contestar a sus preguntas amortiguando un poco las verdades crueles, no es cuestión de que el progenitor responsable quede como un santo abnegado, no es el momento de ponernos medallas. La máxima expresión de amor es no hacer más grandes las heridas de nuestros hijos.

El tiempo pone cada cosa en su sitio, cuando sean mayores, por ellos mismos, sabrán qué lugar ocuparon cada uno de sus padres en sus vidas, qué lugar quieren que ocupen, pero deben ser ellos mismos quienes se den cuenta.

En realidad, aquel progenitor que abandona a sus hijos es un pobre desgraciado, porque se pierde lo más bello de la vida: la infancia de un hijo.

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En DIVORCIO CON NIÑOS Etiquetas divorcio, separación, terapia familiar, duelo separación, hijos y divorcio, terapia infantil, consulta psicologica villaverde terapia infantil, consulta psicologica villaverde terapia familiar, consulta psicologica villaverde superacion divorcio, iciar goujon psicologia infantil
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"QUEDAMOS COMO AMIGOS": ERROR

noviembre 13, 2023 CONSULTA PSICOLOGICA VILLAVERDE
ruptura consulta psicologica villaverde.jpg

Romper una relación es una situación difícil para cualquier persona.

Decir adiós definitivamente a alguien a quien has querido remueve la parte de recuerdos y sentimientos bonitos que pugnan por ganar la batalla a la razón que impone que la relación ya no compensa, que es momento de continuar el camino

En muchas parejas el proceso de ruptura supone un tremendo desgaste: intentan una y otra vez recomponer la situación, que cada vez se va deteriorando más.

Cuando ya no queda salida, es el momento de la separación definitiva, pero un adiós para siempre es un poco “la muerte de algo”, y para eso es muy complicado estar preparados.

La ruptura no queda exenta de una esperanza de cambio, de retorno a la situación de inicio, sin darnos cuenta que aquella persona que pensamos que amamos, ya no es la misma que nos enamoramos. Nos aferramos a los “buenos momentos” ignorando la situación actual.

Normalmente el doloroso proceso de “devolverse los regalos” (algo que es completamente absurdo, ni que fuéramos a reutilizarlos con la siguiente pareja: un regalo es un regalo), sigue la célebre frase “podemos seguir siendo amigos”

Pensemos:

PODERMOS SEGUIR SIENDO AMIGOS

Pero, ¿qué es un amigo?: un amigo es una persona a la que llamamos para contarle nuestras preocupaciones, para hacerle partícipe de alegrías, para charlar de temas intrascendentes, para contarle si alguien nos pone ojitos o se lo ponemos nosotros.

El amigo reconforta, apoya, aconseja de una forma desinteresada: nuestra felicidad es una fuente de satisfacción.

Ahora volvemos al ex o a la ex. El supuesto amigo/a Nos va a quedar una conversación muy bonita si le llamamos para decirle que estamos ilusionadísimos/as conociendo a alguien.

Pongo la mano en el fuego que se va a alegrar un montón de corazón (voy saliendo para la unidad de quemados).

El ser humano no tiene esa capacidad de regeneración de sentimientos. Una cosa es que ya no queramos a esa persona como pareja y otra bien distinta que le sepamos feliz con otra persona y nos alegremos.

Nos alegramos, pero nos fastidia más, nos produce celos nos crea inseguridad.

Toda pareja que rompe piensa que el otro o la otra se han puesto guapísimos. Qué casualidad.

Dos personas que han compartido colchón no pueden ser amigos, porque es muy aburrido esquivar temas personales por no dañar y centrarse en banalidades.

Si tiene que llegar esa amistad será más adelante, cuando ambos hallan conseguido recuperar la felicidad, haber creado un nuevo proyecto de vida y puedan recordar aquella relación con cariño, con ternura.

A veces pasa y entonces sí, existe la amistad, pero es importante saber que ni es lo normal en una ruptura ni suele suceder.

Cuando la pareja rompe la medicina es la distancia, si sigues mirando hacia atrás es complicado caminar hacia el futuro.

Ahórrate el intento. Es una muy mala idea, y lo más probable es que esa buena intención os acabe convirtiendo en enemigos.

El corazón necesita un tiempo para recuperarse de una cirugía cardíaca tan invasiva como una ruptura:: tómate tu tiempo de recuperación, pasa página.

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En RUPTURA PAREJA Etiquetas divorcio, ruptura sentimental, terapia pareja, duelo separación
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