La inconsistencia en los límites que ponemos a nuestros hijos es el caldo de cultivo perfecto para que no adquieran hábitos, al no considerar que lo que dicen los padres es consistente y se puede siempre “estirar un poco más de la cuerda” para que los progenitores terminen cediendo.
Leer másFOMENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES EN LA INFANCIA
“La expresión Habilidades Sociales se refiere a un repertorio de comportamientos verbales y no verbales a través de los cuales los niños incluyen las respuestas de otros individuos (compañeros, padres, hermanos, etc.) en el contexto interpersonal. Este repertorio actúa como un mecanismo a través del cual los niños inciden en su medio ambiente obteniendo, suprimiendo o evitando consecuencias deseadas y no deseadas en la esfera social . En la medida que tienen éxito para obtener las consecuencias deseadas y evitar o escapar de las no deseadas sin causar dolor a los demás, se considera que tienen habilidades sociales”. (Rinn Markle, 1979)
Por lo tanto, habilidades sociales son el repertorio de conductas que emplea la persona para tener una relación adaptada con otras personas. En las habilidades hay un componente innato y otro aprendido, por lo que aquellos niños poco "prosociales" pueden ver mejorar estas aptitudes, consiguiendo sentirse más cómodos en la interacción con los demás.
COMPONENTES DE LAS HABILIDADES SOCIALES
1. Las Habilidades Sociales se adquieren principalmente a través del aprendizaje (mediante observación, imitación, ensayo y también información).
2. Incluyen comportamientos verbales y no verbales, específicos y discretos.
3. Suponen iniciativas y respuestas efectivas y apropiadas.
4. Aumentan el reforzamiento social (por ejemplo, las respuestas positivas del propio medio social).
5.Son recíprocas por naturaleza y suponen una correspondencia efectiva y apropiada.
6. Su práctica está influida por las características del medio. Es decir, factores tales como la edad, sexo y el estatus del receptor afectan la conducta social del sujeto.
7. Los déficits y excesos de la conducta social pueden ser especificados y objetivados a fin de intervenir.
Entre los niños con déficit de habilidades sociales, encontramos a niños tímidos y retraídos, pero también en muchas ocasiones a niños agresivos, en los que no se dan las respuestas socialmente aceptadas, y su falta de recursos para establecer vínculos sociales adecuados, les hace dar respuestas que producen el rechazo de los otros niños.
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA PARA EL APRENDIZAJE DE HABILIDADES SOCIALES
El repertorio de habilidades sociales que tiene un niño es muy variado: algunos son muy prosociales y otros tienen un repertorio muy limitado. Sobre estos niños hay que trabajar para que vayan adquiriendo aquellas habilidades sociales de las que carecen y que les proporcionará un desarrollo afectivo, social y escolar más satisfactorio.
En la intervención con estos niños es necesario evaluar el origen del problema. En ocasiones hay en el origen un modelo de aprendizaje con modelos parentales que carecen ellos mismos de estas habilidades sociales, utilizando la fuerza física como forma de expresión. Otros niños han sufrido carencias afectivas severas lo que les hace retraídos. En otras muchas ocasiones la misma personalidad del niño (timidez, retraimiento) les paralizan ante una interacción social.
Entre las variables a tener en cuenta:
Locus de control
Se refiere a la interpretación de los sucesos que hace la persona: si las considera bajo su control o bajo control externo. Si un niño cree que lo que le sucede es debido a su conducta, puede entender que cambiando puede mejorar su relación con los demás (locus de control interno). Si por el contrario el niño cree que su conducta no tiene nada que ver con sus problemas, que es responsabilidad de los demás o de las circunstancias, se autojustificará y no habrá intento de mejora (locus de control externo)
En niños con problemas de relación, la existencia de un locus de control externo hace necesaria la intervención psicológica para modificar esta variable, ya que en caso contrario el niño es presa de una sensación de indefensión, desesperanza e inmodificabilidad de la situación que le puede llevar a la depresión, y por supuesto a un mayor retraimiento social.
Creencias irracionales
Otra variable que relacionada con la falta de competencia social es el desarrollo de creencias irracionales.
Las creencias irracionales están recíprocamente implicadas en las conductas desadaptadas. Un niño que haya desarrollado un sistema de creencias irracionales se puede comportar de forma no adaptada a la situación, utilizando respuestas pasivas (inhibición) o agresivas. Los niños con más creencias irracionales serán, por tanto, los que dispongan en su repertorio de un menor número de respuestas asertivas y, en consecuencia, presenten mayores dificultades en la relación social
Nivel de inteligencia
A pesar de que la inteligencia y las habilidades sociales deberían estar en consonancia, según la teoría de las inteligencias múltiples, se puede ser muy inteligente y carecer de habilidades sociales. En este punto es más importante el desarrollo de la inteligencia emocional que el C.I. de un niño. Niños con intereses muy diferentes al resto de los niños pueden tener dificultades de adaptación social al no involucrarse en los juegos de los compañeros.
El nivel de asertividad del niño es un indicador más importante de la adaptación social. Un niño socialmente habilidoso es más capaz de adaptarse a las necesidades de sus compañeros y comprender dificultades específicas de otros niños.
PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES
Los programas de entrenamiento en habilidades sociales pretenden enseñar, de forma directa y sistemática, estrategias y habilidades interpersonales con la intención de que los individuos mejores su competencia interpersonal en las diferentes situaciones sociales.
Estos programas están integrados por un conjunto de técnicas que se orientan hacia la adquisición de nuevas habilidades, las cuales han de permitir a las personas mantener interacciones gratificantes.
TÉCNICAS UTILIZADAS
•Las instrucciones, entendidas como aquellas explicaciones breves y claras, centradas en las conductas objetivo
•El modelado, que consiste en la exhibición de los patrones adecuados de comportamiento para ser entrenados
•El ensayo conductual (role playing), en el que los participantes en el programa ponen en práctica los comportamientos descritos en el modelado
•La retroalimentación que consiste en proporcionar información concreta sobre la actuación desarrollada. Esta técnica pretende conseguir de forma progresiva un nivel de ejecución cada vez más próximo al modelo
•El refuerzo, con lo que se pretende proporcionar a los individuos la motivación necesaria para que puedan mejorar su conducta
•Las estrategias de generalización para conseguir exhibir esos comportamientos en condiciones diferentes a as que se dieron en el momento de realizar el aprendizaje inicial
Un programa estructurado de aprendizaje de habilidades sociales puede desglosarse en diferentes sesiones trabajando aspectos concretos, por ejemplo:
-Dar y recibir cumplidos
-Expresar quejas de forma eficaz y adecuada al contexto
-Saber decir “no”
-Pedir un favor
-Preguntar por qué de forma adecuada
-Pedir a compañeros o amigos el cambio de conductas que nos perturban
-Defender nuestros derechos
-Iniciar una conversación con alguien que nos interesa
-Desarrollo de la empatía
-Las habilidades sociales no verbales (gestos, mirada, distancias, vestuario, etc.)
-En adolescentes: Establecer relaciones con el sexo opuesto
-Tomar decisiones de forma racional
-Saber afrontar los conflictos
Es importante que los niños aprendan conceptos básicos, comenzando con el reconocimiento de los estados emocionales del otro y saber actuar ante estas situaciones (enfado, alegría, tristeza, miedo…)
Igualmente es importante que aprendan a jugar respetando turnos, la importancia de compartir, el juego cooperativo, resolver conflictos durante el juego, etc.
TERAPIA INFANTIL: EL PAPEL DE LOS PADRES COMO COTERAPEUTAS
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A menudo hablamos de la igualdad en la que tienen que crecer los niños y las niñas, y sin embargo, si pasamos por un patio escolar es fácil encontrar que el 80% del espacio de juego está dedicado al fútbol. Las niñas juegan al pilla-pilla por los pasillos laterales o hacen corrillos hablando.
La realidad es que ser chico y que no te guste el fútbol puede ser ya un elemento de discriminación, el resto de los niños te consideran "exogrupo", no perteneces a ellos, eso si hay suerte y no te insultan directamente.
Dentro del partido la cosa no mejora mucho, los niños imitan a los mayores y muchas veces en su peor versión: insultos, patadas, descalificaciones, etc, son frecuentes en el futbol. Tenemos "al chupón", "al inútil", "al que no le pasan bola".
Normalmente el que juega bien es "el líder", el pequeño macho alfa al que los demás rinden pleitesía, creciendo en una realidad sobre su propia persona bastante distorsionada (jugar bien al fútbol no te hace mejor persona, y probablemente darse con la cruda realidad de que hay niños que juegan millones de veces mejor no les va a ayudar en ese aterrizaje forzoso).
Existen juegos integradores, que ayudan a socializar a los niños y no diferencian el género. Probablemente la inclusión de los "dinamizadores de patio", que enseñan a los niños juegos tan sencillos como el pañuelo, balón prisionero, la zapatilla rusa, el escondite inglés, a saltar el potro, que incluyen parchís gigante, ajedrez, etc, podrían suponer una mejora en las relaciones entre todos. El dinamizador ayuda a la integración de todos los niños y promueve un juego relacional sin una competitividad excesiva entre niños, y ayuda a los más tímidos a participar.
El fútbol es fantástico, como lo es el judo, la gimnasia rítmica o el baile español, pero los niños pequeños necesitan la guía de los mayores para ajustar las diferencias de capacidad entre niños y las posibles burlas o abusos.
Por otra parte en España, aunque muchas niñas juegan al fútbol, es complicado que se adapten al juego de los chicos (son una minoría), y normalmente, si las niñas quisieran jugar, no se les cedería el espacio. El fútbol femenino no está popularizado en España como lo está en otros países como EEUU o Canadá, donde juegan más las chicas que los chicos.
Necesitamos urgentemente una planificación de las actividades de patio, porque a veces nos preocupamos demasiado de las "semanas culturales" que a fin de cuentas duran una semana, y no nos preocupamos del crecimiento integral de los niños, y en este caso, el fútbol no es bueno para los que lo juegan ni para que no los juegan. Cada cosa en su momento.
SI TU HIJO NO SABE LO QUE ES UNA LUCIÉRNAGA: VAMOS MAL
La sociedad actual arrastra a los niños hacia un ocio tecnológico en el que les queda poco tiempo para “ser niños”, con el peligro que supone para el futuro no haber pasado esta etapa.
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Cuando tenemos hijos normalmente establecemos un "plan de ruta" de cómo debe ser la crianza de los niños: lo que vamos a admitir, lo que no, cómo vamos a responder a sus demandas o a sus rabietas.
En principio el plan es único y...perfecto. Todos queremos ser los mejores padres y criar niños sociables, estudiosos, respetuosos, brillantes...pero la realidad a veces es tozuda: no contamos con el factor de la personalidad de cada niño, y ciertas cosas que atribuimos a nuestro modelo de enseñanza funcionan con unos a la perfección y con otros no hay manera.
Un ejemplo: una madre viene a consulta con unos niveles de ansiedad altísimos: intenta por todos los medios "ser una buena madre", pero al final del día ya ha soltado cuatro gritos y amenazado con castigar a los niños como 12 veces. Cierto es que la madre tiene motivos para estar de los nervios: divorciada y con gemelos monocigóticos (idénticos) de 5 años.
No comprende como pone unas normas y uno las cumple y otro no, por qué uno es más cariñoso y el otro no para de chinchar, cómo es imposible que una simple comida se desarrolle sin altercados.
El problema está en administrar los mismos refuerzos positivos y negativos (premios y castigos) a los niños sin tener en cuenta sus circunstancias de personalidad, sus motivaciones personales o la forma de ir modelando su conducta de forma individual.
Que sean gemelos y fenotípicamente sean iguales no significa que su carácter sea el mismo. Tal vez uno atienda mejor al refuerzo positivo (alabanza) y otro tenga que necesitar técnicas más aversivas como el tiempo fuera para ir adaptándose a las normas de la casa. No son iguales y no hay que actuar de la misma forma con ellos, ni exigirles lo mismo, ni, especialmente, compararles. (La comparación produce envidias entre los hermanos).
En todas las casas en las que hay varios niños nos encontramos con el responsable y estudioso (que suele ser el mayor), y el pequeño: divertido, activo, tramposillo y creativo. Si hay un mediano suele quedar desdibujado por las características más salientes de sus hermanos. Y ahí estamos los padres: dispuestos a lanzar por nuestra boquita inmensa delante de las amistades lo maravilloso que es el mayor y lo trasto que es el pequeño. No nos paramos a pensar que con el mayor sí hemos intentado adaptar nuestra forma de educarle a sus propias necesidades, y que probablemente haya sido un niño mucho más estimulado con canciones, juegos, etc, y con el resto hemos aplicado el mismo patrón y pensamos que no obtener el mismo resultado obedece al niño, cuando en realidad es nuestra falta de flexibidad para atender las necesidades especiales de cada hijo.
Prueba a analizar a cada hijo: el tranquilo, el viciosillo de la tablet, el que berrea para no ducharse e intenta darle a cada uno su tiempo, adáptate a lo que el niño necesita de ti, ya que tú eres su primer patrón de conducta, y de ti va a recibir la base de lo que después aflorará de mayor, ya que los niños aprenden por modelado de sus padres.
Y especialmente, si tienes gemelos no caigas en pensar que tienes un niño "repe" y lo que vale para uno vale para el otro, porque habitualmente lo que demandarán de los padres es un trato más individualizado y acorde con su propia personalidad.
¿EDUCAMOS A NUESTROS HIJOS O ESPERAMOS QUE OTROS LO HAGAN?
Los padres tienen que ocuparse de la educación de los hijos de forma activa. Ni los profesores ni la sociedad son los responsables de sus hijos. No se puede delegar en otros aquello que resulta cansado pero necesario
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Mindfulness o conciencia plena, es una técnica empleada para conseguir que la persona tome conciencia plena de sus emociones y pueda gestionarlos de forma adecuada, aceptando la experiencia sin juzgarla ni rechazarlas, simplemente vivenciándola.
Sus raíces están en la meditación, y actualmente se utiliza ampliamente dentro de la terapia psicológica y también como programa dentro de terapias alternativas de profundización en el propio yo y autoconocimiento de la persona como forma de control y gestión de emociones.
Para los niños es una herramienta fundamental para "parar en este mundo de locos" y saber realizar una introspección para poder gestionar las emociones más allá del enfado, la tristeza o sentimientos de inferioridad que se quedan "flotando" en su interior, sin conseguir identificarlos, y por consiguiente, no poder manejarlos.
Actualmente en España muchos centros han incorporado el mindfulness dentro de su programa escolar con excelentes resultados.
No obstante, hay una parte importante sobre la que deberíamos reflexionar: la ayuda al niño en la práctica de mindfulness no debe limitarse al horario escolar, debería ser habitual dentro del núcleo familiar, ya que si los padres no comprenden la técnica, su finalidad y no guían al niño a través del proceso, es frecuente que el niño no lo incorpore a su día a día, resultando su beneficio más limitado de lo que debería resultar.
Llevamos a nuestros niños a multitud de actividades, les exigimos resultados en varios campos, y somos los que "vamos y venimos", pero es necesario también involucrarnos en algo que puede resultar muy beneficioso para cualquier persona. De hecho, el inicio de la práctica de mindfulness estaba circunscrito a adultos, para posteriormente aplicarlo a niños.
La incorporación de unos minutos de práctica de mindfulness dentro de la vida cotidiana de la familia puede resultar beneficiosa para todos sus miembros, y ayudar a los niños dentro de un proceso de crecimiento con mejor autoestima al conocerse, aceptarse y saber manejar sus emociones sin miedo a la incontrolabilidad.
BENEFICIOS DEL MINDFULNESS EN NIÑOS
1) Control de la impulsividad: Como ya hemos comentado en alguna ocasión, el control de la impulsividad o la ira en niños puede entrenarse desde pequeños, el mindfulness les ayudaría como una técnica potenciadora dentro de un programa que implique otras variables personales (socioafectivas, de personalidad, etc) en el control de esa impulsividad.
2) Mejora de la concentración: Al ayudar al niño en un proceso de práctica de introspección y toma de contacto con sus emociones, iniciándole en la meditación.
3) Sentir y experimentar mayores niveles de bienestar. Sentirse mejor, más sereno y calmado: El hecho de aprender a conocer y gestionar sus emociones como algo propio y no incontrolable, potencia la sensación de satisfacción personal en su relación con otros niños y con el medio.
4) Potencia la memoria: al mejorar la concentración y la focalización en los procesos internos
5) Mejora de la salud: especialmente el sistema inmune, al experimentar menores niveles de ansiedad
6) Mayor autocontrol: al aprender a conocerse uno mejor, conocer sus emociones y las respuestas conductuales a estar emociones.
7) Aprender a relajarse: Si sabemos que el mindfulness mejora la concentración, aumenta el bienestar, potencia el autocontrol y reduce el estrés; en conjunto, todo ello puede desembocar en una buena introducción a la meditación , tanto en niños como en adultos.
8) Mejora de las relaciones con su entorno
LA ACTITUD DE LOS NIÑOS ANTE LOS INSULTOS DE PADRES SEPARADOS
Es lamentable ver la cantidad de padres que muestran una actitud irresponsable criticando a su ex-pareja delante de los hijos (los padres no suelen ser lo peor, hay abuelos que ya se podrían dar un puntito en la boca).
La rabia, el resentimiento hacia la otra parte hace que el niño sea utilizado para intentar desprestigiar a su otro progenitor. En casos extremos se busca que los niños rechacen mantener el contacto con la otra persona, en una maniobra de divorcio total , pretendiendo borrar completamente al otro progenitor.
Esta forma de actuar está muy estudiada, y supone un maltrato psicológico hacia el menor, y un síndrome (SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL) que actualmente se llama VIOLENCIA VICARIA, que pueden dejar graves secuelas en los niños.
Tenemos hijos y les decimos: “respeta a papá, tu mamá es la más buena del mundo”, y llega el divorcio y los mensajes que les damos son exactamente los contrarios. Enseñamos a odiar, cuestionar, desconfiar sobre el padre o la madre. Evidentemente la ración de estrés psicológico para el pequeño está servida, estos mensajes contradictorios, ponerles en un conflicto de lealtades, pensar que uno de sus progenitores es malo, es un buen caldo de cultivo para adultos con relaciones personales insanas, desconfianzas, desapego, descrédito.
Antes incluso de pensar en tener hijos, cuando pensamos en una paternidad/maternidad responsable, deberíamos hacer el ejercicio de evaluar nuestra propia capacidad de querer a nuestros hijos por encima de todo, incluso de nuestro propio rencor.
Obviamente cada estilo educativo será diferente en progenitores divorciados, y uno de ellos se puede quejar de que el otro o la otra les permiten todo, les dan chucherías, se acuestan a las mil, no hacen los deberes…. es algo con lo que tenemos que convivir. Elegimos mal: bad luck, toca tragarse el sapo. Si a cada cosa que no se hace como queremos se monta la gran bronca, las cosas sólo pueden ir a peor. Es mejor hacer la vista gorda, exceptuando en casos que ponen en peligro de alguna manera la integridad física o moral de los pequeños, y para eso, está el Juez, no el ring que montamos día a día.
Cuando vayas a decirle a tu hijo algo malo del otro progenitor, piensa que estás insultando a tu propio hijo, que estás diciéndole que algo suyo es malo, le estás haciendo sufrir, le estás enseñando a callar. Estás haciendo una infancia desgraciada.
Si tu hijo viene insultándote, utiliza una técnica de terapia con niños: REFORZAMIENTO DIFERENCIAL DE CONDUCTAS POSITIVAS: ignora sus insultos, no intentes convencerle de otra cosa, haz como si no le oyeras, y ante cualquier actitud positiva, refuérzala, hazle ver que le quieres, que no le cuestionas. No le des la impresión de que te han dolido sus palabras, porque no son suyas, y tu eres adulto y no un niño. Si el niño ve que no entras en la guerra, se dará cuenta que no puedes ser tan malo/a como te han dicho. Tenderá a no decirte cosas feas, a no prestar atención cuando se las dicen. Actúa como un adulto ante un niño, tu hijo. Es la única actitud que te ayudará a que cese esta actitud (en casos exagerados, la vía no es el niño, es el Juez).
Si quieres ser un progenitor responsable, después del divorcio, guarda en una maleta todo lo que tenga que ver con los motivos del divorcio, y en la otra maleta pon lo que tenga que ver con el niño (a nivel mental), no mezcles una pareja infiel con un buen padre/madre, porque la infidelidad ha sido entre adultos, no con el niño.
Lo ideal es buscar puntos de consenso, trabajar “a favor de obra”, minimizando las críticas del niño o las quejas hacia el otro progenitor, fomentando que quiera a su padre o su madre, porque si lo elegimos para que ocupara ese lugar, ahora tenemos que asumir la realidad.
Jamás insultes, critiques o menosprecies a tu ex-pareja delante de tu hijo, ni permitas que lo hagan tus familiares. Es la mayor muestra de generosidad que puedes tener con tu pequeño.
EDUCACIÓN INFANTIL: EMPIEZA A INTRODUCIR CAMBIOS DE CARA AL VERANO
Está terminando el curso y muchos padres lo esperan como agua de mayo, tras pasar un invierno de pesadilla con falta de tiempo, sobrecarga de actividades, dificultades con los niños, cansancio acumulado, etc.
Tendemos a pensar que el verano va a ser una época de recuperación y tranquilidad, ya no hay deberes y los tiempos son más relajados. Pero claro, ese relax nos hace olvidar todos aquellos días duros de desesperación porque parecía que nada fluía, que pasar el curso escolar era una cuestión de supervivencia.
Este es el momento de mirar atrás y hacer un ejercicio de introspección, ver hasta qué punto las cosas podrían haber sido más fáciles.
En consulta la mayoría de la padre se queja de los siguientes problemas con los niños:
Sobrecarga de deberes
Los niños no atienden las normas de casa
Problemas en el colegio (disputas)
Cansancio porque los niños no paran
Niños que duermen poco
Sobrecarga de deberes
Completamente de acuerdo. Los niños llevan a veces demasiada tarea para casa, y ya, si van a un colegio bilingüe y los padres no saben inglés, puede ser el peor de los horrores.
Lo primero que debemos averiguar es si los niños disponen de tiempo en el colegio para hacer las tareas y son aquellas que no han realizado en clase las que llevan para casa (es bastante frecuente). En ese caso es necesario que el niño comprenda que el tiempo que le han dado y lo ha dedicado a hacer el payaso o vaguear le quita tiempo de ocio al llegar a casa, que es su responsabilidad.
Es necesario establecer el momento en que van a realizar los deberes, mejor que antes de jugar. Deben hacerlos en un sitio fijo, preferiblemente en su habitación, con una mesa despejada y buena iluminación. Lo ideal es que los niños saquen todas las tareas para realizar y procuren hacerlos solos, sin distracciones, sin levantarse cuarenta veces, y que sólo sea para dudas o tomarles la lección cuando les pregunten a los padres.
Jamás deben hacer los deberes a sus hijos: no se esforzarán ni el maestro sabrá dónde están las dificultades del alumno.
A este respecto hay que llamar la atención sobre las actividades extraescolares. Tenemos que considerar que los niños no deben tener el día sobrecargado, la práctica de un deporte, una actividad musical o un refuerzo en materias que le resultan complicadas ya de por si pueden ser una sobrecarga total. Evitemos llenar las tardes de nuestros hijos, de forma que terminen su jornada en muchos casos cerca de las 8 de la tarde, momento en el que se ponen con los deberes. El niño debe tener tiempo para un ocio relajado (y si es posible no con la consola o el móvil).
Los niños no atienden las normas en casa
Cuando decimos: “se lo tengo que repetir cincuenta veces”: alarma. Los niños suelen tener el oído fino, y oír oyen a la primera, responder a veces es sólo al grito. No nacen así de serie, el número de veces que le tenemos que repetir las cosas guarda consonancia con las veces que les hemos llamado, no han contestado y en ese momento nos hemos levantado he ido a que obedecieran.
Cuando se repiten las cosas se acaba gritando, y ya tenemos el drama diario. El niño no obedece porque le pedimos cosas que les rompen la diversión, y eso a nadie le apetece, pero a veces es necesario saber que si se le dice a la ducha, el pijama, a cenar, es algo que tiene que realizar al momento, con el tiempo justo para recoger con lo que está jugando.
Esto es un pequeño reto porque al principio es cansado para los padres. Establecer esta rutina supone decir algo al niño, esperar el tiempo prudencial, levantarse, quitarle aquello con lo que está jugando y llevarle. Por supuesto requiere una explicación previa: una explicación previa no es una explicación diaria. En el momento que sepa que “la cosa va en serio” y que se juegan que les apaguen la consola a media partida aprenderán la consecuencia aversiva de no obedecer.
Se necesita constancia y no cambiar nunca una decisión, de esta manera la conducta disruptiva se mantiene porque las consecuencias son aleatorias.
Disputas en el colegio
Nada mas desagradable que una llamada del colegio diciendo que el niño está castigado por pelearse. Lo normal es que el niño diga que él no tuvo la culpa (yo lo hacía, por lo menos), Una disputa es normal, no es un drama, pero requiere tomárselo en serio. Puede ser que el niño no tenga la culpa y haya sido víctima de un “matoncito”. Habrá que explicarle que si vuelve a ocurrir debe avisar a la profesora, que eso no es ser chivato en absoluto. En caso de que haya sido una pelea entre iguales, explicarles claramente que no vais a consentir la agresión como forma de solucionar un problema, ofreciéndoles alternativas para solucionar las diferencias con sus compañeros.
Explicarles desde el principio que el colegio es un lugar de aprendizaje, pero tambien de compartir juegos con otros niños, que los enfados puntuales son normales dentro de una convivencia, pero que los pequeños problemas se deben solucionar porque es mejor disfrutar de unas buenas relaciones con los compañeros.
Hablar, y hablar, escucharles, expresar vuestra comprensión y convertiros en sus consejeros para dar soluciones diplomáticas a las pequeñas disputas en el cole.
Cansancio porque los niños no paran
Hay niños más movidos que otros. Pero desde luego, hay adultos que tampoco se paran mucho a buscar soluciones. Los niños movidos necesitan actividad física, actividades deportivas y un ritmo que al llegar a casa vaya bajando de intensidad.
Los niños que se suben a los sillones, que juegan al balón en el salón o que están hasta las 11 dando la lata, no son más movidos que otros niños, simplemente hay niños que sus padres se paran a manejarles, que saben llevarles, que cuando empiezan a subirse a la parra no permiten que el nivel de excitación se dispare y les proponen otra actividad o les entretienen.
Exceptuando los niños hiperactivos (menos de los que nos imaginamos) la mayoría de los problemas de niños “que no paran” se basan en padres que se han rendido y no han hecho valer su condición de adultos. Ser adulto no es ser un ogro, es tener sentido común, y ante todo, tener la paciencia para dedicar el suficiente tiempo a los niños para ponerles unas pautas de conducta (si has conseguido que tu hijo no meta los dedos en el enchufe, también puedes conseguir que no salte en el sillón).
Cuando el niño aprende a ser lo que viene siendo un niño (no un mueble ni un salvaje), normalmente tiene una actitud más relajada. El conocimiento de las normas les proporciona seguridad y unos patrones de conducta más estables.
Niños que duermen poco
Es cierto que hay niños que ya de bebés duermen poco, pero sinceramente, el problema que tratamos aquí es más el de los niños que parece que se van preparando para ser los reyes del after en cuanto tengan edad. Pululan por la casa a las 11, a las 12, a la 1, a pesar de tener colegio al día siguiente.
Hay técnicas para conseguir que los niños se vayan a la cama a su hora. Se necesita paciencia, establecer las reglas, no ablandarse y aguantar al menos una semana de llantos desgarradores, que es lo que les suele llevar darse por vencidos. Empezarán poniéndose como locos, pero es más rentable llevar de la mano al niño cuarenta veces a la cama y oír su serenata desgarradora durante cuatro horas por día durante una semana, sabiendo que al final de esta pesadilla vendrán tiempos de recuperar el ser humano adulto que hay dentro de vosotros. También necesitáis tiempo de intimidad con vuestra pareja, de silencio, de paz leyendo un libro (sé que suena bonito).
En definitiva, ahora que va acabando el curso, pensad que muchos de los problemas a los que os habéis venido enfrentando son subsanables. Trabajar problemas concretos con técnicas de modificación de conducta puede ser beneficioso para vuestros nervios y para el niño en muchísimos aspectos (reducir su nerviosismo, centrarle, disminuir las situaciones enrarecidas en el ámbito familiar).
Tener un niño es amarle pero también educarle. Lo primero no cuesta trabajo, para lo segundo se necesita firmeza y tener las ideas muy claras. El beneficio a nivel familiar es extraordinario, y es una manera de disfrutar de la infancia del niño y acompañarle de verdad en su camino.