Las personas que necesitan controlar su entorno, tienden a anticipar qué deberían hacer si surge un hipotético problema. Vivir centrándose en lo que puede suceder, sin certeza de que esta situación se haga real, produce ansiedad ante la falta de control
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Muchas personas que viven en pareja llegan a un momento en su vida en las que el tedio, la incomprensión, la soledad se han hecho sus mejores compañeros.
Miran atrás, a los que les llevó a unirse a una persona y no pueden encontrar ninguna de las razones.
La ilusión, el compromiso, las ganas de compartir y disfrutar de las pequeñas cosas se han esfumado y se sienten completamente vacías, y en algunas ocasiones desesperadas.
La presión familiar, los amigos, la presencia de hijos, la motivación económica, hacen difícil replantearse la vida, la persona se encuentra en un cruce de caminos: la felicidad o la estabilidad.
Esta situación es realmente peligrosa. La insatisfacción personal puede llevar a ver todo bajo un prisma negativo, a no estar atento a la parte buena de la relación, minimizando la gratificación que recibe y focalizando la atención en los aspectos negativos, lo que alimenta la sensación de vacío y fracaso.
Ante una situación de este tipo, es necesario que la persona analice sus sentimientos, de una forma global. En algunas ocasiones, la ayuda de un terapeuta que dirija las preguntas que la persona debería formularse, puede ayudar a ese proceso de clarificación.
Dejar a la otra parte de la pareja al margen de esta crisis puede resultar perjudicial y por supuesto, nada leal: el otro tiene que saber su parte de responsabilidad y tener la oportunidad de meditar sobre hacia dónde se dirige su relación, si los lazos son el cariño o el amor verdadero, si existen los motivos que les llevaron a unir sus vidas, y si quiere luchar (de verdad) para buscar nuevas vías para fortalecer su compromiso.
La terapia de pareja puede ayudar mucho a las parejas en crisis, cuando existe realmente una motivación para cambiar aquellas actitudes o formas de ver la relación que les han hecho alejarse.
Desgraciadamente muchas veces en terapia de pareja nos encontramos con una falta de compromiso: una de las partes busca realmente nuevas fórmulas de acercamiento y la otra parte "está cubriendo el expediente" porque no desea abandonar la relación.
Las personas ante una crisis de relación deberían disgregar los aspectos de permanencia o abandono, analizando cada factor por separado. El núcleo de la intervención se basa en la propia felicidad del individuo, y los miedos se tendrán que ir tratando uno a uno.
Es absurdo continuar con una pareja cuando no existe comunicación o las muestras de afecto se reducen a una relación fría y "políticamente correcta", ya que eso es una fuente de insatisfacción no sólo para ambas personas, sino también para las personas que forman el núcleo familiar.
Establecer las verdaderas razones que nos llevan a pensar que la relación está acabada tienen que pasar por un análisis "con el corazón el la mano", ya que a veces factores externos, como enamoramientos por cubrir el vacío afectivo, envidia de la situación de otras personas en situación de libertad, pueden llevar a una obstinación respecto al fin con consecuencias dramáticas.
Si la situación realmente no depende de factores externos, o la necesidad de un cambio ha aparecido de forma independiente o anterior, la persona debe evaluar su momento afectivo de forma intrínseca, buscando lo que realmente desea en la vida.
Debe tener en cuenta el daño que produce, pero no como un factor de paralización de su camino, sino buscando la forma más madura y adaptada de plantear esta nueva situación.
En ocasiones se espera a que los niños sean mayores, para que no sufran (¿alguien cree realmente que el sufrimiento de los hijos es menor a los 20 años que a los 10?, ¿no será la forma y no la edad la que tengan repercusión sobre el afrontamiento de la situación?).
Otras veces es el "disgusto que se va a llevar la familia" lo que paraliza el proceso, o la presencia de problemas económicos que hacen difícil o imposible la existencia de dos núcleos familiares: si la casa pesa más que la felicidad, tal vez la persona deba plantearse que sus objetivos vitales están más próximos a lo material que a lo afectivo y deba quedarse en esa situación.
Dar a la otra persona la posibilidad de ser nuevamente amada, cuando nosotros ya no tenemos nada que ofrecer más que una convención social o un interés económico es a veces un síntoma de salud mental, equilibrio personal y coherencia... además de representar el último gesto de generosidad hacia alguien que tal vez se merezca algo mejor.
EL INSULTO DE LA IGNORANCIA: "VETE A UN PSICÓLOGO"
No hay semana que no oiga a alguien soltar este insulto de ignorantes absolutos. Lo peor: a veces lo llego a escuchar en la Televisión (luego se nos llena la boca con la promoción de la Salud Mental y toleramos esto).
Alguien que insulta a otro diciendo “vete al psicólogo” está intentando decir que dice tonterías o que está como una regadera.
Pues bien, a todos esos que con su prepotencia consideran que pueden mandar a otros “al psicólogo” les aconsejaría una “repensada”.
Ir al psicólogo no significa estar “mal de la cabeza”, simplemente supone dar un paso al frente para reestablecer ese equilibrio mental que en ocasiones se tambalea.
Porque la vida a veces se torna complicada y de la misma manera que no mordemos una bala y nos pegamos un lingotazo de whisky para recolocarnos un hombro dislocado, tampoco es necesario cargar con un sufrimiento psicológico que necesita unas pautas para reconducirlo y volver a una situación de bienestar emocional.
Ir al psicólogo no es “estar mal de la cabeza”, es estar lo suficientemente bien de la cabeza como para ponerse manos a la obra en reconducir situaciones que nos vienen grandes.
Vamos al dentista, al fisioterapeuta, al gimnasio, comemos tofu y brotes de soja, y…. señores del Siglo XXI, ¡Vamos al Psicólogo!, porque no hay que tener sobrepeso para ir al gimnasio ni hacerse limpiezas de boca porque tenemos ocho caries.
Cuidar la Salud Mental es signo de AUTOCUIDADO, de PREVENCIÓN, de INTENTO DE MEJORA, de AFRONTAMIENTO.
No eres débil por ir al Psicólogo, eres una persona que considera su salud mental tan importante como la física.
Pongamos en valor nuestro equilibrio mental, no te sientas débil por necesitar ayuda profesional para no tener que cruzar El Canal de Panamá a nado. Pedir ayudar para aprender a manejar nuestras emociones y nuestras dificultades es sano e inteligente.
Y ya sabes: “si necesitas una mano, yo tengo dos”
Feliz Día
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Está terminando el curso y muchos padres lo esperan como agua de mayo, tras pasar un invierno de pesadilla con falta de tiempo, sobrecarga de actividades, dificultades con los niños, cansancio acumulado, etc.
Tendemos a pensar que el verano va a ser una época de recuperación y tranquilidad, ya no hay deberes y los tiempos son más relajados. Pero claro, ese relax nos hace olvidar todos aquellos días duros de desesperación porque parecía que nada fluía, que pasar el curso escolar era una cuestión de supervivencia.
Este es el momento de mirar atrás y hacer un ejercicio de introspección, ver hasta qué punto las cosas podrían haber sido más fáciles.
En consulta la mayoría de la padre se queja de los siguientes problemas con los niños:
Sobrecarga de deberes
Los niños no atienden las normas de casa
Problemas en el colegio (disputas)
Cansancio porque los niños no paran
Niños que duermen poco
Sobrecarga de deberes
Completamente de acuerdo. Los niños llevan a veces demasiada tarea para casa, y ya, si van a un colegio bilingüe y los padres no saben inglés, puede ser el peor de los horrores.
Lo primero que debemos averiguar es si los niños disponen de tiempo en el colegio para hacer las tareas y son aquellas que no han realizado en clase las que llevan para casa (es bastante frecuente).
En ese caso es necesario que el niño comprenda que el tiempo que le han dado y lo ha dedicado a hacer el payaso o vaguear le quita tiempo de ocio al llegar a casa, que es su responsabilidad.
Es necesario establecer el momento en que van a realizar los deberes, mejor que antes de jugar. Deben hacerlos en un sitio fijo, preferiblemente en su habitación, con una mesa despejada y buena iluminación.
Lo ideal es que los niños saquen todas las tareas para realizar y procuren hacerlos solos, sin distracciones, sin levantarse cuarenta veces, y que sólo sea para dudas o tomarles la lección cuando les pregunten a los padres.
Jamás deben hacer los deberes a sus hijos: no se esforzarán ni el maestro sabrá dónde están las dificultades del alumno.
A este respecto hay que llamar la atención sobre las actividades extraescolares. Tenemos que considerar que los niños no deben tener el día sobrecargado, la práctica de un deporte, una actividad musical o un refuerzo en materias que le resultan complicadas ya de por si pueden ser una sobrecarga total.
Evitemos llenar las tardes de nuestros hijos, de forma que terminen su jornada en muchos casos cerca de las 8 de la tarde, momento en el que se ponen con los deberes. El niño debe tener tiempo para un ocio relajado (y si es posible no con la consola o el móvil).
Los niños no atienden las normas en casa
Cuando decimos: “se lo tengo que repetir cincuenta veces”: alarma. Los niños suelen tener el oído fino, y oír oyen a la primera, responder a veces es sólo al grito.
No nacen así de serie, el número de veces que le tenemos que repetir las cosas guarda consonancia con las veces que les hemos llamado, no han contestado y en ese momento nos hemos levantado he ido a que obedecieran.
Cuando se repiten las cosas se acaba gritando, y ya tenemos el drama diario. El niño no obedece porque le pedimos cosas que les rompen la diversión, y eso a nadie le apetece, pero a veces es necesario saber que si se le dice a la ducha, el pijama, a cenar, es algo que tiene que realizar al momento, con el tiempo justo para recoger con lo que está jugando.
Esto es un pequeño reto porque al principio es cansado para los padres. Establecer esta rutina supone decir algo al niño, esperar el tiempo prudencial, levantarse, quitarle aquello con lo que está jugando y llevarle.
Por supuesto requiere una explicación previa: una explicación previa no es una explicación diaria. En el momento que sepa que “la cosa va en serio” y que se juegan que les apaguen la consola a media partida aprenderán la consecuencia aversiva de no obedecer.
Se necesita constancia y no cambiar nunca una decisión, de esta manera la conducta disruptiva se mantiene porque las consecuencias son aleatorias.
Disputas en el colegio
Nada mas desagradable que una llamada del colegio diciendo que el niño está castigado por pelearse. Lo normal es que el niño diga que él no tuvo la culpa (yo lo hacía, por lo menos).
Una disputa es normal, no es un drama, pero requiere tomárselo en serio. Puede ser que el niño no tenga la culpa y haya sido víctima de un “matoncito”. Habrá que explicarle que si vuelve a ocurrir debe avisar a la profesora, que eso no es ser chivato en absoluto.
En caso de que haya sido una pelea entre iguales, explicarles claramente que no vais a consentir la agresión como forma de solucionar un problema, ofreciéndoles alternativas para solucionar las diferencias con sus compañeros.
Explicarles desde el principio que el colegio es un lugar de aprendizaje, pero tambien de compartir juegos con otros niños, que los enfados puntuales son normales dentro de una convivencia, pero que los pequeños problemas se deben solucionar porque es mejor disfrutar de unas buenas relaciones con los compañeros.
Hablar, y hablar, escucharles, expresar vuestra comprensión y convertiros en sus consejeros para dar soluciones diplomáticas a las pequeñas disputas en el cole.
Cansancio porque los niños no paran
Hay niños más movidos que otros. Pero desde luego, hay adultos que tampoco se paran mucho a buscar soluciones. Los niños movidos necesitan actividad física, actividades deportivas y un ritmo que al llegar a casa vaya bajando de intensidad.
Los niños que se suben a los sillones, que juegan al balón en el salón o que están hasta las 11 dando la lata, no son más movidos que otros niños, simplemente hay niños que sus padres se paran a manejarles, que saben llevarles, que cuando empiezan a subirse a la parra no permiten que el nivel de excitación se dispare y les proponen otra actividad o les entretienen.
Exceptuando los niños hiperactivos (menos de los que nos imaginamos) la mayoría de los problemas de niños “que no paran” se basan en padres que se han rendido y no han hecho valer su condición de adultos.
Ser adulto no es ser un ogro, es tener sentido común, y ante todo, tener la paciencia para dedicar el suficiente tiempo a los niños para ponerles unas pautas de conducta (si has conseguido que tu hijo no meta los dedos en el enchufe, también puedes conseguir que no salte en el sillón).
Cuando el niño aprende a ser lo que viene siendo un niño (no un mueble ni un salvaje), normalmente tiene una actitud más relajada. El conocimiento de las normas les proporciona seguridad y unos patrones de conducta más estables.
Niños que duermen poco
Es cierto que hay niños que ya de bebés duermen poco, pero sinceramente, el problema que tratamos aquí es más el de los niños que parece que se van preparando para ser los reyes del after en cuanto tengan edad. Pululan por la casa a las 11, a las 12, a la 1, a pesar de tener colegio al día siguiente.
Hay técnicas para conseguir que los niños se vayan a la cama a su hora. Se necesita paciencia, establecer las reglas, no ablandarse y aguantar al menos una semana de llantos desgarradores, que es lo que les suele llevar darse por vencidos.
Empezarán poniéndose como locos, pero es más rentable llevar de la mano al niño cuarenta veces a la cama y oír su serenata desgarradora durante cuatro horas por día durante una semana, sabiendo que al final de esta pesadilla vendrán tiempos de recuperar el ser humano adulto que hay dentro de vosotros.
También necesitáis tiempo de intimidad con vuestra pareja, de silencio, de paz leyendo un libro (sé que suena bonito).
En definitiva, ahora que va acabando el curso, pensad que muchos de los problemas a los que os habéis venido enfrentando son subsanables.
Trabajar problemas concretos con técnicas de modificación de conducta puede ser beneficioso para vuestros nervios y para el niño en muchísimos aspectos (reducir su nerviosismo, centrarle, disminuir las situaciones enrarecidas en el ámbito familiar).
Tener un niño es amarle pero también educarle. Lo primero no cuesta trabajo, para lo segundo se necesita firmeza y tener las ideas muy claras. El beneficio a nivel familiar es extraordinario, y es una manera de disfrutar de la infancia del niño y acompañarle de verdad en su camino.
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¿SOSPECHAS QUE TU PAREJA ES NARCISISTA?
Por tu bien: cómprate unas buenas zapatillas para huir deprisa.
Aquí puedes ver los criterios diagnósticos del DSM IV-TR para este trastorno:
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DSM IV-TR TRASTORNO NARCISISTA PERSONALIDAD
A. Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empieza al principio de la edad adulta y que se da en diversos contextos, tal como lo indican cinco (o más de los siguientes ítems):
1. Un sentido grandioso de la propia importancia
2. Preocupación por fantasías de éxito, poder, brillo, belleza o amor ideal ilimitados
3. Cree que es especial y único y que sólo pueden comprenderle o sólo debería relacionarse con otras personas o instituciones especiales o de elevado estatus
4. Exige una admiración excesiva
5. Tiene la sensación de "estar en su derecho" con expectativas poco razonables de recibir un trato de favor especial o la anuencia automática con sus expectativas
6. Tiende a la explotación interpersonal, es decir, saca provecho de los demás para lograr sus propios objetivos
7. Carece de empatía, es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de otras personas
8. A menudo tiene envidia de los demás o cree que los demás le tienen envidia
9. Presenta actitudes o conductas arrogantes o soberbias
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO DEL DOLOR DE CABEZA
Las cefaleas, o dolores de cabeza pueden tener su origen en una tensión muscular por preocupaciones, situaciones de estrés o ansiedad
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Una buena calidad de sueño es condición necesaria para una vida sana y equilibrada. Ante problemas personales, enfermedades o otras circunstancias estresantes, el sueño es una de las primeras variables a ser afectadas, dando lugar a diferentes tipos de trastornos.
La falta de tratamiento o la resolución inadecuada pueden llevar a un problema crónico, aunque la causa inicial asociada haya desaparecido.
De los diversos tipos de trastornos del sueño el de mayor prevalencia es sin duda el insomnio. Actualmente las intervenciones disponibles para el manejo del insomnio son de dos tipos: farmacológicos y no farmacológicos.
El abordaje no farmacológico se constituye de un conjunto de técnicas que, mediante cambios en el ambiente, en los hábitos y en el desarrollo de habilidades específicas del paciente, procuran disminuir los problemas del sueño.
Es una aplicación de la teoría y técnicas psicoterapéuticas de la psicología cognitiva-conductal, que consiste:
Conductas facilitadoras del sueño: Es un proceso de enseñanza de pautas de comportamientos durante la vigilia que posibilitan el descanso y se conoce como higiene del sueño.
Incluyen consejos sobre la alimentación en general y especialmente a la hora de dormir; ambientales cuanto a la preparación de la habitación para dormir evitando luz, temperaturas extremas, ruidos; hábitos de acostarse y despertar en horarios regulares, practicar ejercicios físicos, etc.
Esas reglas tienen como objetivo disminuir la activación somática, emocional y cognitiva en los momentos cercanos al sueño.
Técnica de control de estímulos: Respetar los mismos horarios para dormir y levantarse todos los días, usar el dormitorio y la cama solo para dormir, no dormir durante el día, evitar estímulos y distracciones a la hora de dormir, etc.
Se explica al paciente la forma como el contexto controla el comportamiento y los estados de animo, enseñando estrategias para no permitir que se instalen pensamientos rumiantes y preocupantes a la hora de dormir.
Técnicas cognitivas: En el marco de la terapia cognitiva, varias técnicas de reestructuración cognitiva han sido adaptadas al tratamiento de los trastornos del sueño. Esas técnicas pueden ser empleadas para ayudar al paciente a disminuir pensamientos disruptivos o incompatibles con el sueño.
Las más empleadas son: detención de pensamiento, focalización cognitiva e intención paradójica.
Detención de pensamiento: se entrena el paciente para interrumpir su propio pensamiento a través de una orden "Pare". Una variante es usar distracciones de la atención, incorporando rápidamente un pensamiento agradable en sustitución al pensamiento preocupante.
Focalización cognitiva: consiste en pedir al paciente para pensar en una serie de objetos neutrales y concentrarse en ellos evocándolos detalladamente, otra forma de interrumpir pensamientos que impiden el sueño.
Intención paradójica: como parece ser que una parte importante del problema de sueño es la ansiedad que produce los intentos fracasados de conciliar el sueño, se pide al paciente que haga justo el contrario, es decir, que permanezca despierto durante mayor tiempo posible o que haga algo aburrido.
Técnicas de relajación: hay una gran variedad de esas técnicas y su utilización es muy frecuente, sin embargo no está indicada para todas las personas ni para todos los problemas.
Las más utilizadas para el insomnio por ejemplo son: relajación progresiva de Jacobson, la relajación autógena, la relajación completa y la relajación en imaginación.
SÍNTOMAS CLÍNICOS DE LA VICTIMA DE ACOSO LABORAL (MOBBING)
Los síntomas clínicos que produce el acoso en la víctima, discurren a través de diferentes estadios:
1. Estadio de autoafirmación: La víctima comienza a percibir un conflicto o trato despectivo, pero considera que tiene razón y que se trata de un malentendido.
2. Estadio de desconcierto: La víctima empieza a percibir levemente que está sufriendo acoso moral, aunque le resultaría difícil probarlo.
Cuando la "estigmatización" se va haciendo más generalizada, la víctima se desconcierta, empezando a creer que tal vez sea culpable.
En muchas ocasiones la confusión es tal que no es capaz de reaccionar y sólo intenta comprender y justificar, se siente culpable y sola.
Generalmente los allegados se mantienen al margen y la víctima duda de sus propias percepciones sospechando que tal vez esté exagerando
3. Estadio de indefensión: En esta fase la víctima suele esforzarse por agradar, redoblando sus esfuerzos en el trabajo o asumiendo deberes que no le corresponden, sin obtener ningún beneficio ni mejora en su consideración, lo que le produce un sentimiento de impotencia e indefensión que puede acabar en un estado depresivo.
Cuando el acoso es reciente los síntomas son: cansancio, nerviosismo, problemas de sueño, migrañas, problemas digestivos u otros trastornos psicosomáticos
4. Estadio traumático o de estrés-ansiedad: Si el acoso persiste, la víctima suele presentar un estado de ansiedad generalizada.
En este punto el sujeto se convierte en una persona vulnerable, dándose con frecuencia conductas impulsivas y pérdida de control, lo que hace más probable que cometa errores, pudiendo ser etiquetado como una persona de carácter difícil.
En este momento la víctima puede reaccionar de dos maneras diferentes: adoptando una actitud negligente o rebelarse con la idea de marcharse
5. Estadio de estabilización crónica: Es probable que tanto si acepta la dominación como si se marcha y no encuentra un nuevo empleo, persista el sentimiento de desvalorización y baja autoestima, pudiendo establecerse un estado depresivo mayor.
Aunque para algunas víctimas el alejamiento físico del acosador constituye una liberación, frecuentemente hay secuelas físicas como hipertensión arterial y úlcera gastroduodenal y psíquicas: depresión, ansiedad generalizada, estrés postraumático, trastornos del comportamiento alimentario o dependencia a sustancias.
TERAPIA PSICOLÓGICA ASISTIDA CON ANIMALES
TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES
Está ampliamente demostrado que la utilización de animales para mejorar diferentes aspectos de la salud mental y física de pacientes con diferentes problemas, produce mejoras terapéuticas, en muchos casos superiores a la terapia convencional.
Ya hace años que está plenamente instaurado el uso de caballos y delfines (el primer caso es común en niños con parálisis cerebral, el segundo en graves problemas depresivos), no siendo estos los únicos núcleos de población atendida.
Sin embargo, y ya desde hace algunos años, se está avanzando en la utilización de perros como co-terapeutas en diferentes problemas.
La terapia asistida con animales no se centra exclusivamente en sesiones centradas en la interacción paciente-perro, es un instrumento más, una potente herramienta terapéutica en las que se establece una vinculación propia entre ambos.
Por supuesto, una de las grandes ventajas de utilizar perros en terapia es su tamaño, lo que les hace accesibles a todo tipo de población.
¿QUÉ NOS APORTA EL PERRO COMO CO-TERAPEUTA?
Mucho se habla en las corrientes psicológicas más punteras de la “aceptación y compromiso” con uno mismo, de la necesidad de no juzgarnos, de centrarnos en el momento y vivirlo en toda su implicación de disfrutar el momento.
Pues bien, si un paciente establece una relación con un perro, puede estar seguro que la aceptación es auténtica, la corriente empática que se establece se basa en el afecto y en la conexión emocional, sin juicios, basándose en el beneficio de una corriente de emociones positivas sin ningún tipo de condiciones.
El perro de terapia actúa en diversos ámbitos: infancia, adolescencia, trastornos de ansiedad y depresión, aislamiento social, tercera edad y discapacidades.
¿LA TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES ES UNA MODALIDAD DE TERAPIA?
No exactamente. La terapia psicológica se basa en una metodología científica en la que persiguen unos beneficios psicológicos para la persona, y se vale de los instrumentos que científicamente se han mostrado más eficaces.
Una terapia asistida con un perro es como una terapia en la que se utiliza una relajación: es simplemente un vehículo más para potenciar los efectos de mejora que se persiguen, pero la terapia en sí no está basada en una técnica o herramienta, sino en un conjunto de ellas.
¿CÓMO ES UN PERRO DE ASISTENCIA PSICOLÓGICA?
La raza del perro no es un factor importante, es el carácter y su capacidad de cumplir su objetivo de establecer una conexión con el paciente y ayudarle en el proceso global de recuperación de sus problemas o sus carencias, sin embargo, un perro grande puede ser un “problema” en personas que tienen cierta prevención con los perros, o simplemente por el espacio con el que se trabaja (personalmente considero que los perros Golden Retriever son excelentes en muchísimos niveles).
Hay que buscar un perro que sea cariñoso, alegre sin ser excesivamente movido, de un tamaño pequeño, que disfrute con la compañía humana, y: que sea hipoalergénico, es decir, que su pelo no produzca alergias. En ese sentido, yo opto por el bichón frisé, ya que aúna todas las cualidades en su temperamento, y aspecto como para ser un excelente perro de terapia.
¿ES EL PERRO EL TERAPEUTA?
No, en absoluto, es un ayudante, un co-terapeuta. Nos ayuda en partes del tratamiento en los que queremos dejar aparte partes fundamentales de la terapia, como puede ser la corrección de pensamientos, el aprendizaje de nuevas conductas, el análisis de las actuaciones del paciente, para dejar un espacio de expresión en el que la persona se sienta acogida, relajada, que deje atrás ese rol de paciente para sentir la naturalidad de la acción junto al perro.
Dependiendo de los objetivos, puede significar simplemente que el animal se deje acariciar, consiguiendo bajar los niveles de cortisol y reducir el estado de ansiedad, otras veces la interacción con respuesta del animal (ven, trae la pelota, dame la pata), puede hacer romper barreras a personas muy bloqueadas en su interacción.
En niños con autismo, es mucho más sencillo la conexión con el mundo animal que con el mundo de los humanos, permitiéndose logros importantes en su nivel de interacción.
Los problemas de conducta también tienen un buen campo de actuación, la actitud colaborativa y lúdica que se establece entre un niño y el perro, en el que ve que su autoestima dañana no requiere una actuación disruptiva para sentirse “alguien” (malo pero alguien), sentir la mirada del perro, su deseo de jugar y su alegría al verle aparecer, suele tener efectos muy positivos
¿Y SI ME ENCARIÑO CON MI PERRO DE TERAPIA?
Los perros de terapia están seleccionados por sus cualidades de interacción, por los beneficios emocionales que saben aportar y su docilidad, y están adiestrados para poder aportar todos estos aspectos positivos de equilibrio emocional o mejoras en la relación de los humanos, pero no son perros en venta.
No obstante, en muchas ocasiones la persona decide integrar un perro en su propio núcleo familiar, y en ese sentido se le aconseja sobre las características que debe tener el perro, dejando que establezcan posteriormente su propia relación con su mascota.
¿EN QUÉ CASOS SE HA MOSTRADO EFICAZ EL USO DE PERROS DE ASISTENCIA EN LAS TERAPIAS?
El campo de actuación es amplio, y abarca muchos segmentos de población y diferentes patologías, ya que las posibilidades de actuación están diseñadas expresamente para cada problema.
En los siguientes gráficos expondremos de una forma general, no pormenorizada, los diferentes problemas que pueden ser abordados con una terapia asistida con animales.
ASISTENCIA EN LA TERAPIA CON NIÑOS
ASISTENCIA EN LA TERAPIA CON ADULTOS
TERAPIA PSICOLÓGICA DE ANCIANOS
EL MALTRATO PSICOLÓGICO MINA EL AUTOCONCEPTO DE LA VÍCTIMA
MALTRATO PSICOLÓGICO es aquella situación en la que se producen de forma reiterada insultos, vejaciones, anulación de la persona hasta convertirla en alguien incapaz de dar una respuesta coherente a una situación que justifica desde su propio sentimiento de culpabilidad, y en la que se produce una situación de INDEFENSIÓN APRENDIDA.
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Explicación de los diferentes procesos implicados en la toma de decisiones
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